Sensor magnético para piel humana que podría dotarnos de un “sexto sentido”


Unos científicos de Alemania y Japón han desarrollado un nuevo sensor magnético, que es lo bastante delgado, robusto y flexible para poder ser adaptado con sencillez a la piel humana, incluso en la parte más flexible de la palma de la mano.


Este sería el primer paso hacia un objetivo que hasta no hace mucho parecía anclado a perpetuidad en la ciencia-ficción y que ahora ya no se ve tan inalcanzable: Dotar al Ser Humano de un sexto sentido, en este caso magnético. En la fase inicial de desarrollo tecnológico, el sensor se limitará a indicar mediante luces LED la presencia de un campo magnético; es decir, transmitirá de manera indirecta las señales del sexto sentido al sentido de la vista. Para una persona cuyo trabajo requiera detectar campos magnéticos, llevar el sensor adherido a la mano será una forma mucho más ágil de detectarlos que tener que sostener en la mano un aparato. Más a largo plazo, se podría pasar a algún tipo adicional y más directo de señalización sensorial, por ejemplo táctil. El usuario no necesitaría estar mirando su mano para detectar un campo magnético. Por ejemplo, una vibración en la piel podría delatarle la presencia de uno de ellos, tanto más fuerte como intensa fuese la vibración.

El sentido magnético permite a algunas especies de bacterias, insectos e incluso vertebrados como pájaros y tiburones detectar campos magnéticos y poder guiarse por ellos a fin de orientarse y desplazarse a gran distancia. Los humanos, sin embargo, somos incapaces de percibir campos magnéticos de manera natural.

El sistema desarrollado por el equipo de expertos del Instituto Leibniz para la Investigación del Estado Sólido y los Materiales en la ciudad alemana de Dresde, la Universidad Tecnológica de Chemnitz en Alemania, y las universidades de Tokio y Osaka en Japón, se puede describir como una “piel electrónica” con un sistema magnetosensorial que equipa al usuario con un “sexto sentido” capaz de percibir la presencia de campos magnéticos estáticos o dinámicos.

Los sensores de este tipo tienen un grosor inferior a los dos micrómetros y un peso de solo tres gramos por metro cuadrado; pueden incluso flotar en una pompa de jabón. Los nuevos sensores magnéticos pueden soportar ser doblados e incluso estrujados como cuando arrugamos una hoja de papel hasta convertirla en una bola, sin que ello merme su rendimiento.

El sistema creado por el equipo de Denys Makarov y Michael Melzer no solo puede servir para dotar de un sentido magnético a los usuarios humanos sino también para hacer más sofisticada y útil la piel de robots blandos.

Fuente NCYT




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