Sergio Pastor, científico del Instituto de Física Corpuscular, explica en la Universidad de Salamanca los avances en el conocimiento de las partículas más esquivas
Los neutrinos son partículas muy especiales. Capaces de atravesar cualquier materia conocida, con una masa diminuta, sin carga eléctrica y casi indetectables, son conocidas como “las partículas fantasma”. Sergio Pastor, investigador del Instituto de Física Corpuscular (IFIC, centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia) ha ofrecido hoy una conferencia en la Universidad de Salamanca para explicar un campo de la ciencia que sigue siendo un gran reto para los investigadores.
Los neutrinos son partículas muy especiales. Capaces de atravesar cualquier materia conocida, con una masa diminuta, sin carga eléctrica y casi indetectables, son conocidas como “las partículas fantasma”. Sergio Pastor, investigador del Instituto de Física Corpuscular (IFIC, centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia) ha ofrecido hoy una conferencia en la Universidad de Salamanca para explicar un campo de la ciencia que sigue siendo un gran reto para los investigadores.
Hace más de 80 años el físico austríaco Wolfgang Pauli predijo su existencia, pero expresó sus dudas de que fuera posible detectar estas partículas experimentalmente. Sin embargo, desde hace 60 años los científicos están consiguiendo registrar su huella y conocer sus propiedades gracias a la construcción de grandes detectores que miden los neutrinos procedentes del Sol, de rayos cósmicos o de reactores nucleares.
Estos detectores se ubican en el fondo del mar o en laboratorios subterráneos. Así, “el material que tenemos entre el detector y la atmósfera actúa de pantalla y filtra todas las partículas menos los neutrinos”, que son capaces de “pasar a través de la Tierra, del plomo o de nosotros mismos”, comenta Sergio Pastor en declaraciones a DiCYT.
“Aunque hay muchísimos, podemos detectar muy poquitos”, asegura. Por eso, sigue siendo un reto para la ciencia medir los neutrinos que tienen más energía y los que tienen menos. “Pensamos que tienen que estar ahí pero hasta ahora solo hemos hallado los intermedios”, apunta el investigador del IFIC.
Los neutrinos saltaron a las primeras páginas de los periódicos cuando en 2011 un experimento del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) reveló que estas partículas viajaban supuestamente 20 nanosegundos más rápido que la luz en el vacío, lo cual era contrario a la Teoría de la Relatividad de Einstein, pero más tarde se ha comprobado en varias ocasiones que todo fue un error. “Varios experimentos han confirmado que viajan a la misma velocidad que la luz, así que fue un problema a la hora de medir el tiempo que pasaba desde que se lanzaban hasta que eran detectados”, explica el físico.
Las aportaciones españolas
Aunque con cierto retraso, España se ha incorporado a este campo de la investigación, en la actualidad participa en muchos experimentos y hay físicos teóricos que contribuyen a estudiar su naturaleza. Sergio Pastor y su equipo buscan “efectos de los neutrinos en distintas situaciones o cómo darles masa”, mientras que otros expertos españoles están directamente involucrados en los experimentos de detección.
El científico del IFIC está en Salamanca con motivo de la reunión del proyecto Multimessenger Approach for Dark Matter Detection o Método de Multimensajeros para la Detección de la Materia Oscura, conocido como Multidark. “La materia oscura es mucho más extraña, aún no la hemos detectado, pero es posible que los neutrinos que proceden de lugares como el centro del Sol o el centro de nuestra galaxia sean una señal de su existencia, así que hay cierta relación entre las dos cosas”, comenta.
Aunque es difícil pensar en las aplicaciones que puede tener el conocimiento de estas escurridizas partículas, los detectores de neutrinos pueden servir para monitorizar la actividad de los reactores nucleares y controlar su uso pacífico. “Un reactor nuclear es una fuente muy potente de neutrinos, así que si colocamos un detector en el exterior podríamos ver cómo funciona y obtener información importante, por ejemplo, si se ha extraído plutonio para armas nucleares en el caso de los países sospechosos de hacerlo”, apunta Sergio Pastor.
Estos detectores se ubican en el fondo del mar o en laboratorios subterráneos. Así, “el material que tenemos entre el detector y la atmósfera actúa de pantalla y filtra todas las partículas menos los neutrinos”, que son capaces de “pasar a través de la Tierra, del plomo o de nosotros mismos”, comenta Sergio Pastor en declaraciones a DiCYT.
“Aunque hay muchísimos, podemos detectar muy poquitos”, asegura. Por eso, sigue siendo un reto para la ciencia medir los neutrinos que tienen más energía y los que tienen menos. “Pensamos que tienen que estar ahí pero hasta ahora solo hemos hallado los intermedios”, apunta el investigador del IFIC.
Los neutrinos saltaron a las primeras páginas de los periódicos cuando en 2011 un experimento del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) reveló que estas partículas viajaban supuestamente 20 nanosegundos más rápido que la luz en el vacío, lo cual era contrario a la Teoría de la Relatividad de Einstein, pero más tarde se ha comprobado en varias ocasiones que todo fue un error. “Varios experimentos han confirmado que viajan a la misma velocidad que la luz, así que fue un problema a la hora de medir el tiempo que pasaba desde que se lanzaban hasta que eran detectados”, explica el físico.
Las aportaciones españolas
Aunque con cierto retraso, España se ha incorporado a este campo de la investigación, en la actualidad participa en muchos experimentos y hay físicos teóricos que contribuyen a estudiar su naturaleza. Sergio Pastor y su equipo buscan “efectos de los neutrinos en distintas situaciones o cómo darles masa”, mientras que otros expertos españoles están directamente involucrados en los experimentos de detección.
El científico del IFIC está en Salamanca con motivo de la reunión del proyecto Multimessenger Approach for Dark Matter Detection o Método de Multimensajeros para la Detección de la Materia Oscura, conocido como Multidark. “La materia oscura es mucho más extraña, aún no la hemos detectado, pero es posible que los neutrinos que proceden de lugares como el centro del Sol o el centro de nuestra galaxia sean una señal de su existencia, así que hay cierta relación entre las dos cosas”, comenta.
Aunque es difícil pensar en las aplicaciones que puede tener el conocimiento de estas escurridizas partículas, los detectores de neutrinos pueden servir para monitorizar la actividad de los reactores nucleares y controlar su uso pacífico. “Un reactor nuclear es una fuente muy potente de neutrinos, así que si colocamos un detector en el exterior podríamos ver cómo funciona y obtener información importante, por ejemplo, si se ha extraído plutonio para armas nucleares en el caso de los países sospechosos de hacerlo”, apunta Sergio Pastor.
Fuente SALAMANCA 24 HORAS