Kepler-452b, una supertierra habitable alrededor de una estrella de tipo solar


El equipo del telescopio espacial Kepler ha anunciado hoy el descubrimiento de un nuevo planeta potencialmente habitable denominado Kepler-452b. A pesar de lo que han comentado algunos medios, no, no se trata una exotierra o una Tierra 2.0. Kepler-452b es una supertierra habitable, que no es lo mismo. Es decir, es un descubrimiento importante, pero que dista de ser revolucionario.

Pero quizá conviene que refresquemos conceptos antes de seguir adelante. Primero, aclaremos qué entendemos por una exotierra. Con este nombre se denominan a aquellos planetas que tienen el mismo tamaño que la Tierra y que están situados en la zona habitable de su estrella, es decir, en el rango de distancias apropiado para que, dadas las condiciones idóneas, puede existir agua líquida en su superficie de forma estable. Evidentemente, el que un exoplaneta se halle en la zona habitable no significa que exista vida en él, ni mucho menos. En cualquier caso, el término exotierra se suele usar en un sentido más estricto para aquellos planetas rocosos habitables que, además, giran alrededor de una estrella como el Sol, o sea, de tipo espectral G. Pero en este último punto no existe un consenso, ya que, por ejemplo, nada impide que imaginemos un planeta gemelo de la Tierra alrededor de una estrella de tipo K (con una órbita distinta, claro está).

Entonces, ¿es Kepler-452b una exotierra? Pues claramente, no. El planeta orbita una estrella de tipo solar, sí, pero es un 60% más grande que la Tierra (!). Es decir, como mínimo es una supertierra. Pero en realidad Kepler-452b es tan grande que nada garantiza que tenga una superficie rocosa y bien podría tratarse de un minineptuno, o sea, un planeta gaseoso. En realidad, con el tamaño de Kepler-452b hay un 50% de probabilidades de que un planeta sea un minineptuno, así que yo me lo pensaría antes de empezar a hacer las maletas. Podríamos estar más seguros de la verdadera naturaleza de Kepler-452b si conociésemos su masa, pero el telescopio Kepler descubre planetas por el método del tránsito, así que en condiciones normales solamente podemos saber su tamaño (si se descubriese otro planeta en el sistema quizá seríamos capaces de calcular su masa).

Por lo tanto, Kepler-452b es una supertierra habitable, nada más… y nada menos. El telescopio Kepler ya ha descubierto con anterioridad otros exoplanetas habitables con un tamaño menor y, por lo tanto, con mayor seguridad de que sean rocosos, como es el caso de Kepler-186f, aunque todos ellos giran alrededor de estrellas más pequeñas que el Sol. Y, naturalmente, tampoco es la primera vez que Kepler detecta supertierras habitables. Ahí tenemos, por ejemplo, a Kepler-22b (casi con toda seguridad un minineptuno), Kepler-62e o Kepler-62f.

Por lo demás, la estrella de Kepler-452b es de tipo G2, como el Sol, por lo que su temperatura es similar. Eso sí, es un 10% más grande que nuestra estrella y un 20% más brillante porque es un poco más vieja. Para compensar parcialmente este hecho, el planeta está situado un 5% más lejos de la estrella que la Tierra del Sol, así que su año es de 385 días. En cuanto a la edad, se estima en seis mil millones de años, pero hay que tener en cuenta que el cálculo de edades estelares suele estar rodeado de un margen de error más que considerable. Por último, el sistema se encuentra a unos 1400 años luz del nuestro, una gran distancia comparable en orden de magnitud a la del resto de exoplanetas detectados por Kepler. La existencia de Kepler-452b ha sido confirmada de forma independiente por el telescopio Harlan J. Smith Telescope del McDonald Observatory. Gracias a estas observaciones se ha calculado que el radio del planeta es de entre 1,4 y 1,8 veces el de la Tierra.

En definitiva, Kepler-452b no es un gemelo de la Tierra, sino otro primo más. Que no es poco.

Fuente EUREKA


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