Aquí en el hemisferio sur está comenzando la primavera, la temporada en que las plantas florecen y la gente que no hizo nada en todo el invierno se da cuenta de que es hora de moverse si quieren llegar al verano en buena forma.
Si te encuentras en ese grupo, sabes muy bien que, lamentablemente, la inactividad del invierno se paga. Mientras te ejercitas, puede que te canses un poco, pero seguro te sientes bien por finalmente haberte propuesto ponerte en forma y perder esos pocos kilos de más. Pero unas horas después de terminar… Allí comienza el arrepentimiento. Tu cuerpo empieza a pasarte factura y te duelen los músculos. Para peor, el tiempo solo hace que el dolor aumente.
Un nombre adornado para algo muy común
Cuando esto sucede, estás experimentando algo que los expertos llaman DOMPAT: dolor muscular posesfuerzo de aparición tardía. Es una consecuencia muy común del ejercicio, en especial si has perdido la costumbre de entrenarte.
La teoría más aceptada sugiere que el DOMPAT se produce cuando realizamos contracciones musculares «excéntricas» que hacen que nuestros músculos se alarguen. Esto sucede, por ejemplo, cuando bajamos escaleras y los cuádriceps se estiran para soportar nuestro peso.
Ver también: «¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando corremos?»
Por otro lado, cuando realizamos contracciones «concéntricas» como, por ejemplo, subir escaleras, nuestros músculos no hacen el mismo tipo de esfuerzo y, por lo tanto, el DOMPAT no se produce.
Las contracciones excéntricas provocan este fenómeno cuando causan pequeñas roturas microscópicas en el músculo afectado las cuales a su vez provocan su inflamación y esta es, al fin y al cabo, la verdadera causa del dolor. Se cree, incluso, que la demora entre el ejercicio y la aparición del dolor puede deberse, justamente, al tiempo en que demora en producirse la inflamación.
¿Qué puedo hacer para evitar el dolor?
Desafortunadamente, no se ha encontrado una cura definitiva para este dolor, incluso hay quienes cuestionan la eficacia de los calmantes y antiinflamatorios comunes en el tratamiento de este problema.
La solución más simple parece ser, sencillamente, dejar que los músculos descansen. Con el tiempo, los músculos se van aclimatando a esta clase de ejercicios y el DOMPAT se reduce, así que lo mejor parecería ser tomarse las cosas con calma e ir aumentando la carga de ejercicio de a poco. De hecho, ni siquiera se ha podido probar aquello de que «no hay ganancia sin dolor»; no se encontró ninguna correlación entre el dolor y la efectividad del ejercicio.
También puedes probar con antiinflamatorios naturales, como el jengibre, alternar con hielo y calor en la zona afectada o calmar el dolor con unos masajes. Si el dolor persiste demasiado tiempo, nunca está mal consultar a un médico.
Cualquiera sea el caso, ¡no dejes que el dolor te amedrente! A ver si esta vez no pagamos la matrícula del gimnasio en vano.
Fuente BATANGA