Se ha comprobado que una sustancia identificada recientemente y producida, en respuesta al ejercicio, por un tipo de tejido muscular conocido como músculo esquelético, incrementa la masa ósea, según los resultados de una nueva investigación.
Aunque el ejercicio físico es un estímulo bien conocido para la formación de nuevo hueso, y a pesar de la gran proximidad entre hueso y músculo esquelético, no había estado claro cómo el músculo le comunica al hueso que debe reforzarse.
En los experimentos de la investigación completada recientemente por el equipo internacional del Dr. Mone Zaidi, de la Escuela Icahn de Medicina, dependiente del Centro Médico Monte Sinaí en la ciudad estadounidense de Nueva York, se inyectó irisina a unos ratones machos jóvenes, elegidos porque los investigadores podrían ver mejor a esta edad el crecimiento óseo. En los ratones a quienes se les inyectó la sustancia, los investigadores vieron aumentos notables en la masa y la robustez óseas.
Se trata de un prometedor hallazgo, tal como señala el Dr. Zaidi. Establece por primera vez que una sustancia liberada desde el músculo durante el ejercicio puede actuar directamente sobre huesos largos del cuerpo para incrementar su fortaleza.
Según los autores del estudio, la identificación de la irisina como una sustancia responsable de la conectividad músculo-hueso durante el ejercicio físico podría llevar al desarrollo de futuras terapias para la sarcopenia, la pérdida gradual de masa muscular que se aprecia a medida que envejecemos, y la osteoporosis, una enfermedad en la que los huesos se debilitan y se vuelven frágiles, aumentando las probabilidades de que se rompan.
Fuente NCYT
Aunque el ejercicio físico es un estímulo bien conocido para la formación de nuevo hueso, y a pesar de la gran proximidad entre hueso y músculo esquelético, no había estado claro cómo el músculo le comunica al hueso que debe reforzarse.
En los experimentos de la investigación completada recientemente por el equipo internacional del Dr. Mone Zaidi, de la Escuela Icahn de Medicina, dependiente del Centro Médico Monte Sinaí en la ciudad estadounidense de Nueva York, se inyectó irisina a unos ratones machos jóvenes, elegidos porque los investigadores podrían ver mejor a esta edad el crecimiento óseo. En los ratones a quienes se les inyectó la sustancia, los investigadores vieron aumentos notables en la masa y la robustez óseas.
Se trata de un prometedor hallazgo, tal como señala el Dr. Zaidi. Establece por primera vez que una sustancia liberada desde el músculo durante el ejercicio puede actuar directamente sobre huesos largos del cuerpo para incrementar su fortaleza.
Según los autores del estudio, la identificación de la irisina como una sustancia responsable de la conectividad músculo-hueso durante el ejercicio físico podría llevar al desarrollo de futuras terapias para la sarcopenia, la pérdida gradual de masa muscular que se aprecia a medida que envejecemos, y la osteoporosis, una enfermedad en la que los huesos se debilitan y se vuelven frágiles, aumentando las probabilidades de que se rompan.
Fuente NCYT