Un "órgano humano en un chip"?


La técnica, que también tendrá repercusiones a corto plazo para el crecimiento de tejidos semejantes a órganos en plataformas catalogables como chips, ha sido desarrollada por el equipo de Ron Weiss, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos.

Hacer crecer órganos bajo demanda, usando células madre derivadas de los propios pacientes, podría eliminar la larguísima espera que las personas que necesitan un trasplante se ven a menudo obligadas a soportar antes de que uno se encuentre disponible.

Podría asimismo reducir el riesgo de que el sistema inmunitario del paciente rechace el trasplante, ya que el tejido crecería a partir de las propias células del individuo.

Imaginemos que hay un paciente con problemas de hígado. Sería factible tomar células de la piel de esa persona y después convertirlas en células madre, para programarlas genéticamente con posterioridad a fin de transformarlas en tejido hepático, culminando ello con el trasplante al paciente.

Si bien es probable que pase algún tiempo antes de que la técnica pueda utilizarse para generar órganos destinados a trasplantes, podría ser empleada casi inmediatamente para hacer crecer diferentes tejidos humanos en los cuales probar nuevos fármacos.

Usar tejidos de órganos derivados de células madre para probar nuevos tratamientos podría ser mucho más fiable que hacerlo en animales, dado que especies distintas pueden reaccionar de manera diferente a un fármaco.

La imagen, tomada en el día nueve del estudio, muestra los patrones de tejido que aparecen a partir de células madre pluripotentes humanas programadas genéticamente. (Foto: Cortesía de los investigadores)

La técnica podría también permitir a los médicos llevar a cabo pruebas de fármacos específicas para cada paciente. Si no existe la seguridad de que el paciente no sufrirá problemas por tomar un medicamento en particular, se podrá probar este en un chip conteniendo tejido de los órganos del paciente que más riesgos afronten.

De manera semejante, podría usarse el órgano en un chip para monitorizar la interacción entre diferentes fármacos que la persona podría estar tomando.

A medida que las personas envejecen, algunas llegan a tomar de manera diaria muchos medicamentos distintos, y es imposible para las compañías farmacéuticas probar de antemano y con la debida certeza todas esas combinaciones para cada tipo de persona. Pero con el chip albergando el órgano u órganos virtuales de interés de la persona concreta sí sería posible probarlo, pudiendo así prever qué clase de efectos nocivos pueden presentarse a largo plazo y cómo prevenirlos.

Además de estas aplicaciones terapéuticas, la técnica podría permitir a los investigadores adquirir conocimientos más precisos sobre el desarrollo de diferentes tipos de tejido corporal.

Fuente NCYT



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