El satélite XMM-Newton de la ESA, ha encontrado un viento de gas de alta velocidad que fluye del centro de una galaxia espiral brillante similar a la nuestra y que podría estar reduciendo su capacidad de producir nuevas estrellas.
No es raro encontrar vientos cálidos procedentes de los discos turbulentos de material situados alrededor de los agujeros negros supermasivos en el centro de galaxias activas.
Si son lo suficientemente fuertes, estos vientos pueden afectar a su entorno de varias maneras: Su efecto principal es arrasar las reservas de gas que, en caso de no ser eliminados, formarían estrellas; pero también es posible que puedan provocar el colapso de algunas nubes y formen estrellas.
Se estima que ambos procesos representan un papel fundamental en las galaxias y los agujeros negros en el transcurso de los 13.800 millones de años del universo.
Sin embargo, solo afectan a los objetos de mayor volumen, como las galaxias elípticas formadas mediante la brusca colisión y fusión de dos o más galaxias, un proceso que a veces provoca unos vientos lo suficientemente fuertes para determinar la formación de estrellas.
Ahora, por primera vez, se han detectado estos vientos en un tipo de galaxia activa más normal conocido como Seyfert, que, presumiblemente, no ha experimentado ningún tipo de fusión.
Cuando se observan en luz visible, casi todas las galaxias tienen una forma espiral similar a nuestra Vía Láctea. Sin embargo, al contrario que la Vía Láctea, las galaxias Seyfert poseen núcleos muy brillantes que emiten luz en todo su espectro electromagnético, una señal de que los agujeros negros supermasivos en su centro no están inactivos, sino que devoran sus alrededores.
El agujero negro supermasivo situado en el corazón de este Seyfert concreto, conocido como IRAS17020+4544 y ubicado a 800 millones de años luz de la tierra, tiene una masa de cerca seis millones de soles y atrae todo el gas de su alrededor, haciéndolo brillar moderadamente.
XMM-Newton ha descubierto que los vientos que se forman alrededor del agujero negro se mueven a una velocidad de entre 23.000 y 33.000 km/s (en torno al 10% de la velocidad de la luz).
Se estima que ambos procesos representan un papel fundamental en las galaxias y los agujeros negros en el transcurso de los 13.800 millones de años del universo.
Sin embargo, solo afectan a los objetos de mayor volumen, como las galaxias elípticas formadas mediante la brusca colisión y fusión de dos o más galaxias, un proceso que a veces provoca unos vientos lo suficientemente fuertes para determinar la formación de estrellas.
Ahora, por primera vez, se han detectado estos vientos en un tipo de galaxia activa más normal conocido como Seyfert, que, presumiblemente, no ha experimentado ningún tipo de fusión.
Cuando se observan en luz visible, casi todas las galaxias tienen una forma espiral similar a nuestra Vía Láctea. Sin embargo, al contrario que la Vía Láctea, las galaxias Seyfert poseen núcleos muy brillantes que emiten luz en todo su espectro electromagnético, una señal de que los agujeros negros supermasivos en su centro no están inactivos, sino que devoran sus alrededores.
El agujero negro supermasivo situado en el corazón de este Seyfert concreto, conocido como IRAS17020+4544 y ubicado a 800 millones de años luz de la tierra, tiene una masa de cerca seis millones de soles y atrae todo el gas de su alrededor, haciéndolo brillar moderadamente.
XMM-Newton ha descubierto que los vientos que se forman alrededor del agujero negro se mueven a una velocidad de entre 23.000 y 33.000 km/s (en torno al 10% de la velocidad de la luz).
Un descubrimiento importante es que el viento del centro es lo suficientemente energético para calentar el gas de la galaxia y reprimir la formación de estrellas. Es la primera vez que se observa este fenómeno en una galaxia espiral relativamente normal.
"Es el primer caso sólido en el que se observa un flujo de rayos X ultrarrápidos en una galaxia Seyfert 'normal'" —señala Anna Lia Longinotti del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica de Puebla (México), autora principal del artículo que describe los resultados en Astrophysical Journal Letters—.
La galaxia tiene otra sorpresa: la emisión de rayos X procedentes de los vientos rápidos de núcleos galácticos suele estar dominada por átomos de hierro que han cedido muchos de sus electrones. En cambio, los vientos hallados en la galaxia resultan ser bastante inusuales, pues contaban con elementos más ligeros, como el oxígeno, y en ellos no se detectó hierro.
"A decir verdad, me quedé muy sorprendida al descubrir que este viento estaba compuesto principalmente de oxígeno, porque nunca se había detectado ninguna galaxia así" — declara Anna Lia—.
Puesto que la galaxia es bastante similar a la nuestra, este hecho plantea incógnitas sobre la historia de la Vía Láctea y el papel que puede haber desempeñado nuestro agujero negro central.
"Gracias a los resultados obtenidos por XMM-Newton recientemente, también sabemos que el agujero negro de cuatro millones de masas solares de nuestra galaxia ha experimentado fases de actividad más intensas, incluso hace solo cientos de años" —indica el coautor Matteo Guainazzi, astrónomo de la ESA que actualmente trabaja en el Instituto de Ciencia Espacial y Astronáutica de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial—.
"Evidentemente, no podemos estar seguros, pero nuestro hallazgo sugiere que este tipo de flujos rápidos encontrado en IRAS17020+4544 pudieron haber afectado a nuestra galaxia durante una de esas fases de actividad en el pasado.
Esta posibilidad no se había contemplado hasta ahora, porque este feedback de vientos de rayos X solo se había detectado en galaxias muy diferentes a la Vía Láctea".
"XMM-Newton continúa descubriendo nuevos hallazgos que pueden llegar a cuestionar nuestra manera de entender cómo coevolucionan a lo largo de la historia del universo las estrellas de una galaxia y el agujero negro supermasivo ubicado en su núcleo" —afirma Norbert Schartel, project scientist de XMM-Newton de la ESA—. (Fuente: ESA)
"Es el primer caso sólido en el que se observa un flujo de rayos X ultrarrápidos en una galaxia Seyfert 'normal'" —señala Anna Lia Longinotti del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica de Puebla (México), autora principal del artículo que describe los resultados en Astrophysical Journal Letters—.
La galaxia tiene otra sorpresa: la emisión de rayos X procedentes de los vientos rápidos de núcleos galácticos suele estar dominada por átomos de hierro que han cedido muchos de sus electrones. En cambio, los vientos hallados en la galaxia resultan ser bastante inusuales, pues contaban con elementos más ligeros, como el oxígeno, y en ellos no se detectó hierro.
"A decir verdad, me quedé muy sorprendida al descubrir que este viento estaba compuesto principalmente de oxígeno, porque nunca se había detectado ninguna galaxia así" — declara Anna Lia—.
Puesto que la galaxia es bastante similar a la nuestra, este hecho plantea incógnitas sobre la historia de la Vía Láctea y el papel que puede haber desempeñado nuestro agujero negro central.
"Gracias a los resultados obtenidos por XMM-Newton recientemente, también sabemos que el agujero negro de cuatro millones de masas solares de nuestra galaxia ha experimentado fases de actividad más intensas, incluso hace solo cientos de años" —indica el coautor Matteo Guainazzi, astrónomo de la ESA que actualmente trabaja en el Instituto de Ciencia Espacial y Astronáutica de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial—.
"Evidentemente, no podemos estar seguros, pero nuestro hallazgo sugiere que este tipo de flujos rápidos encontrado en IRAS17020+4544 pudieron haber afectado a nuestra galaxia durante una de esas fases de actividad en el pasado.
Esta posibilidad no se había contemplado hasta ahora, porque este feedback de vientos de rayos X solo se había detectado en galaxias muy diferentes a la Vía Láctea".
"XMM-Newton continúa descubriendo nuevos hallazgos que pueden llegar a cuestionar nuestra manera de entender cómo coevolucionan a lo largo de la historia del universo las estrellas de una galaxia y el agujero negro supermasivo ubicado en su núcleo" —afirma Norbert Schartel, project scientist de XMM-Newton de la ESA—. (Fuente: ESA)
Fuente NCYT