Descubren una asombrosa variabilidad en la forma de los cinturones de Van Allen


La forma de los dos enjambres de electrones, situados a entre 1.000 y más de 40.000 km de la superficie de la Tierra, conocidos como Cinturones de Van Allen, podría ser bastante diferente respecto a lo que se ha creído durante décadas, según un nuevo estudio. Conocer detalladamente la forma y tamaño de los cinturones, que se encogen y se hinchan en respuesta a las tormentas magnéticas procedentes del Sol, es crucial para proteger a nuestra tecnología en el espacio.

El equipo de Geoff Reeves, del Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, Estados Unidos, ha constatado que la forma de los cinturones es en realidad bastante distinta dependiendo del tipo de electrón que consideremos. Los electrones con diferentes niveles de energía se hallan distribuidos de manera distinta en estas regiones.

Reeves y sus colaboradores encontraron que el cinturón interior, el más pequeño en la imagen clásica de los cinturones, es mucho más grande que el exterior cuando se observan los electrones con energías bajas, mientras que este último es mayor cuando se observan los electrones de energías altas. A las energías más altas, la estructura del cinturón interno es completamente inexistente. Así, dependiendo de en qué nos fijemos, los cinturones de radiación tienen una forma u otras.

La idea tradicional de los cinturones de radiación, reflejada en la figura 1, incluye un cinturón exterior más grande y dinámico y uno interior más pequeño y estable, con una región o franja vacía separando a ambos. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que las tres regiones (el cinturón interior, la región vacía y el cinturón exterior) pueden tener una apariencia diferente dependiendo de la energía de los electrones considerados y de las condiciones generales en la magnetosfera. Las figuras 2, 3 y 4 muestran estas configuraciones alternativas. (Imagen: Los Alamos National Laboratory)

Estas formas son además alteradas por las tormentas geomagnéticas. Cuando los chorros de viento solar de alta velocidad o las eyecciones de masa coronal (material magnético de movimiento rápido procedente del Sol) colisionan con el campo magnético de la Tierra, lo hacen oscilar, creando una tormenta geomagnética. Estas pueden incrementar o reducir el número de electrones energéticos en los cinturones de radiación durante un periodo de entre días y meses, si bien acaban regresando a la configuración normal después de ese plazo.

Fuente NCYT



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