Los cuervos son capaces de imaginar que son observados visualmente por rivales a los que no ven


En nuestra vida cotidiana, constantemente hacemos inferencias sobre qué pasa por la mente de otras personas, a menudo sin ni siquiera comprender del todo lo que están haciendo. A los principios y técnicas que los humanos desplegamos con el fin de comprender, predecir y manipular el comportamiento de otros humanos, se les describe colectivamente en el ámbito de la psicología como la "teoría de la mente". Hasta muy recientemente, se asumía que esta capacidad cognitiva superior era exclusiva del Ser Humano. Ahora ya no está claro.

En varios estudios recientes, se intentó demostrar una teoría de la mente básica en animales no humanos, como chimpancés, monos y córvidos. Sin embargo, los resultados de esos estudios siguen siendo controvertidos porque comparten un punto de confusión habitual: la orientación de la cabeza del otro, o su línea de mirada, que podría servir como señal asociativa al observador.

Un nuevo estudio, realizado por el equipo de Thomas Bugnyar, del Departamento de Biología Cognitiva en la Universidad de Viena, en Austria, es el primero que logra descartar este punto de confusión.

Estos científicos experimentaron con cuervos sobre su comprensión del hecho de “ver” como estado mental, usando la predisposición de los pájaros a competir por comida oculta. En un primer paso, los cuervos mostraron comportamientos de protección de escondrijos cuando los rivales eran visibles pero no cuando eran apenas audibles en una sala adyacente. En el siguiente paso, se presentó a los cuervos una pequeña mirilla, que les permitía observar el interior de la sala adyacente. Con la mirilla abierta, los cuervos protegieron instantáneamente sus escondrijos para evitar su descubrimiento si podían oír a los pájaros rivales en esa habitación. La presencia de estos últimos era simulada a través de una reproducción artificial de sonidos. Por tanto, no había señales de comportamiento a través de las cuales los cuervos pudieran orientarse. A pesar de eso, se comportaron como si alguien pudiera verlos. Fueron capaces de imaginarse la presencia de otro cuervo y atribuirle intenciones específicas.

Los resultados indican que los cuervos integraron mentalmente información sobre la presencia audible de otros y su propia experiencia visual de ver a través de la mirilla, lo cual encaja con una de las hipótesis recientes de cómo podría funcionar la teoría de la mente.

Fuente NCYT


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