La nueva y misteriosa partícula que puede cambiar lo que sabemos del Universo


Es poco frecuente evidenciar emoción en una tradicionalmente cautelosa comunidad de físicos teóricos, pero dos "golpecitos" detectados en el Gran Colisionador de Hadrones (GCH) tiene a muchos expertos hiperventilando.

Estos golpes en los datos que resultan de la aceleración de protones pueden ser una nueva y desconocida partícula seis veces más grande que el bosón de Higgs; lo que para el físico teórico Gian Giudice significaría "una puerta hacia un mundo desconocido e inexplorado".

"No se trata de la confirmación de una teoría ya establecida", le aclaró el experto de la de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) a la revista New Scientist.

Esta emoción empezó cuando, en diciembre pasado, los dos laboratorios que trabajan en el GCH de forma independiente y en competencia registraron los mismos datos tras poner a funcionar el colisionador a prácticamente su máxima capacidad (el doble de energía que se necesitó para detectar el bosón de Higgs).

Datos que no se podían explicar con lo que se sabe hasta ahora de las leyes de física.

Tras el anuncio se han publicado unos 280 ensayos que intentan explicar lo que puede ser esta señal y ninguno ha podido descartar la teoría de que se trata de una nueva partícula.

Algunos científicos sugieren que la partícula puede ser un primo pesado del bosón de Higgs, descubierto en 2012 y que explica por qué la materia tiene masa.

Otros tienen la hipótesis de que el bosón de Higgs está hecho de partículas más pequeñas.

Mientras que hay quienes piensan que estos golpes pueden ser un gravitón, la partícula encargada de transmitir la fuerza de gravedad.

De ser así, se trata de un hito, pues hasta ahora no se ha podido conciliar la gravedad con el modelo estándar de la física de partículas.

Guarden la champaña

Para los expertos, el hecho de que nadie haya podido refutar lo que los físicos detectaron, es una señal de que podemos estar cerca de descubrir algo extraordinario.

"Si todo termina siendo real, sería un 10 en la escala de Richer de los físicos de partículas", le explicó al diario británico The Guardian el experto John Ellis, del King's College de Londres y exjefe del departamento de teoría de la Organización Europea para la Investigación Nuclear.

Sin embargo, los científicos no quieren descorchar la champaña antes de conseguir pruebas irrefutables.

Cuando primero se hizo el anuncio, hubo quienes pensaron que todo no era más que una terrible coincidencia debido a la forma en que el GCH funciona.

Dos máquinas de rayos de protones son aceleradas a casi velocidad de la luz, que van en direcciones distintas y se chocan en cuatro puntos creando diferentes patrones en los datos.

Estas diferencias, golpes o perturbaciones en la estadística es lo que permite demostrar la presencia de partículas.

Pero estamos hablando de billones de perturbaciones que se registran con cada experimento, con lo cual un error estadístico es probable.

Sin embargo, el hecho de que los dos laboratorios hayan detectado el mismo golpe es lo que hace que los científicos le presten particular atención.

Suspenso

Además, recientemente los científicos de los laboratorios CMC y ATLAS presentaron nuevas evidencias después de refinar y recalibrar sus resultados.

Ninguno de los equipos pudo atribuir la anomalía a un error estadístico.

Estas son buenas noticias para los expertos que creen que este descubrimiento es el inicio de algo muy grande.

Lo malo es que ninguno de los laboratorios ha podido explicar lo que es esta misteriosa partícula, por lo que se requieren de más experimentos para calificar el evento de "descubrimiento".

Lo bueno es que no hay que esperar mucho para ver el desenlace.

Esta semana el GCH sale de su período de hibernación para volver a disparar protones en distintas direcciones.

En los próximos meses el colisionador ofrecerá el doble de información de lo que expertos tienen hasta ahora.

Y se estiman que para agosto podrán saber qué es esta nueva y prometedora partícula que tiene hablando a los científicos.

Fuente BBC MUNDO



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