Los resultados de un nuevo e inquietante estudio respecto a la relación entre las pesadillas y los comportamientos suicidas muestra que los pensamientos de este tipo y los planes de intentarlo estaban presentes en el 62 por ciento de los sujetos investigados que experimentaron pesadillas y solo en el 20 por ciento de aquellos que no las tuvieron.
Los múltiples análisis realizados por el equipo de Donna L. Littlewood, de la Facultad de Ciencias Médicas y Humanas en la Universidad de Manchester, Reino Unido, sugieren que las pesadillas podrían actuar como un factor estresante en personas con trastorno por estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés).
Las pesadillas pueden desencadenar tipos específicos de pensamientos cognitivos negativos, como los de sentirse derrotado, y los de desesperanza, los cuales refuerzan los pensamientos y comportamientos suicidas. Las conexiones entre las pesadillas y los comportamientos suicidas parecen operar independientemente del insomnio y la depresión.
El trastorno por estrés postraumático incrementa el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas, y el nuevo estudio muestra que las pesadillas, un síntoma distintivo del trastorno por estrés postraumático, podrían ser una importante diana contra la que dirigir terapias y así reducir el riesgo del suicidio, en palabras de Littlewood. “Este estudio resalta la importancia de evaluar y tener en cuenta específicamente las pesadillas en esas personas que experimentan trastorno por estrés postraumático”.
Las pesadillas, como los sueños vívidos, realistas y perturbadores que son, suelen implicar en sus argumentos amenazas a la supervivencia o la seguridad, lo cual a menudo evoca emociones de ansiedad, miedo o terror. Las pesadillas pueden comenzar a minar la salud mental cuando son muy intensas y se vuelven frecuentes, hasta el punto de hacer sufrir a la persona cuando está despierta, y/o deteriorar su rendimiento laboral y su vida social.
Las pesadillas pueden desencadenar tipos específicos de pensamientos cognitivos negativos, como los de sentirse derrotado, y los de desesperanza, los cuales refuerzan los pensamientos y comportamientos suicidas. Las conexiones entre las pesadillas y los comportamientos suicidas parecen operar independientemente del insomnio y la depresión.
El trastorno por estrés postraumático incrementa el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas, y el nuevo estudio muestra que las pesadillas, un síntoma distintivo del trastorno por estrés postraumático, podrían ser una importante diana contra la que dirigir terapias y así reducir el riesgo del suicidio, en palabras de Littlewood. “Este estudio resalta la importancia de evaluar y tener en cuenta específicamente las pesadillas en esas personas que experimentan trastorno por estrés postraumático”.
Las pesadillas, como los sueños vívidos, realistas y perturbadores que son, suelen implicar en sus argumentos amenazas a la supervivencia o la seguridad, lo cual a menudo evoca emociones de ansiedad, miedo o terror. Las pesadillas pueden comenzar a minar la salud mental cuando son muy intensas y se vuelven frecuentes, hasta el punto de hacer sufrir a la persona cuando está despierta, y/o deteriorar su rendimiento laboral y su vida social.
Fuente NCYT