Los agujeros negros son uno de los fenómenos más temidos y misteriosos del universo. Hay poca información sobre ellos, y la sola idea de un agujero que pueda exterminar todo a su paso es aterradora. ¿Quieres saber qué pasaría si hubiera uno cerca de nuestro Sistema Solar? Vamos a verlo.
¿Cómo se forma un agujero negro?
Cuando la fuerza gravitatoria que intenta que una estrella colapse es la ganadora, entonces ese fenómeno da paso a la creación de un agujero negro. Esto se da cuando la energía de la estrella se gasta, y es cuando la gravedad comienza su proceso. Los astrónomos todavía no entienden del todo los agujeros negros, aunque está claro que el poder de la gravedad que poseen influye en el espacio y el tiempo a su alrededor.
Cuando la fuerza gravitatoria que intenta que una estrella colapse es la ganadora, entonces ese fenómeno da paso a la creación de un agujero negro. Esto se da cuando la energía de la estrella se gasta, y es cuando la gravedad comienza su proceso. Los astrónomos todavía no entienden del todo los agujeros negros, aunque está claro que el poder de la gravedad que poseen influye en el espacio y el tiempo a su alrededor.
¿Es posible que un agujero negro llegue al Sistema Solar?
Una de las informaciones a tener en cuenta es que el Sol nunca podría volverse un agujero negro, debido a que precisaría de 10 a 15 veces más masa para producirse un colapso gravitacional. Tampoco podrían hacerlo las estrellas alrededor, porque solo tienen un 8% de la masa del sol.
Teniendo en cuenta esto, la opción es que el agujero negro se forme espontáneamente, o que alguno pase cerca del Sistema Solar. Con los nuevos estudios en la materia, ahora podemos saber que lo primero es imposible, por lo que la segunda opción es la única.
Si bien la existencia de agujeros negros vagando por el espacio ha sido confirmada por los astrónomos y astrofísicos, la posibilidad es mínima. El universo es lo suficientemente grande como para que sea probable que algo así ocurriera.
Una de las informaciones a tener en cuenta es que el Sol nunca podría volverse un agujero negro, debido a que precisaría de 10 a 15 veces más masa para producirse un colapso gravitacional. Tampoco podrían hacerlo las estrellas alrededor, porque solo tienen un 8% de la masa del sol.
Teniendo en cuenta esto, la opción es que el agujero negro se forme espontáneamente, o que alguno pase cerca del Sistema Solar. Con los nuevos estudios en la materia, ahora podemos saber que lo primero es imposible, por lo que la segunda opción es la única.
Si bien la existencia de agujeros negros vagando por el espacio ha sido confirmada por los astrónomos y astrofísicos, la posibilidad es mínima. El universo es lo suficientemente grande como para que sea probable que algo así ocurriera.
Los efectos en el tiempo y el espacio
Los agujeros negros siguen las leyes de la relatividad, por lo que sabemos que influyen en el tiempo y el espacio, aplicando una fuerza gravitacional extrema y mucho más fuerte. Cuanto más nos acercamos a un agujero negro, las órbitas se vuelven irregulares.
Luego quedaremos atrapados en el horizonte del agujero negro, un lugar del cual no escapa ni la luz. A continuación, pasaremos a la singularidad, de donde no se puede salir y el espacio-tiempo es distorsionado, al punto de que el tiempo parece detenido.
Los agujeros negros siguen las leyes de la relatividad, por lo que sabemos que influyen en el tiempo y el espacio, aplicando una fuerza gravitacional extrema y mucho más fuerte. Cuanto más nos acercamos a un agujero negro, las órbitas se vuelven irregulares.
Luego quedaremos atrapados en el horizonte del agujero negro, un lugar del cual no escapa ni la luz. A continuación, pasaremos a la singularidad, de donde no se puede salir y el espacio-tiempo es distorsionado, al punto de que el tiempo parece detenido.
¿Qué pasaría si se acerca al Sistema Solar?
Para empezar, la materia destruida por un agujero negro emite radiación, por lo que puede verse el espacio a su alrededor brillar. En segundo lugar, la distorsión del espacio puede ser detectada desde la Tierra, en caso de que pasara. Además podría detectarse a través de la interacción con estrellas, cometas, planetas, etc.
Cuanto más cerca pase del Sistema Solar, mayor el daño. Las órbitas de los planetas resultarán distorsionadas, y en caso de que el daño fuera a la Tierra, podrían cambiar las estaciones y las características climáticas.
En el peor de los casos, la Tierra sería lanzada hacia el Sol o hacia algún lugar del espacio donde se congelaría matando la vida en el planeta.
En un agujero de gran tamaño, como el que se encuentra en el centro de nuestra galaxia, el tiempo entre que llegamos al horizonte y pasamos a la singularidad será mayor. En uno menor, la destrucción será más rápida.
Las características de los agujeros negros son complicadas y sorprendentes. Si bien las posibilidades de que un agujero negro se acerque al Sistema Solar es muy pequeña, en caso de que pasara las consecuencias serían catastróficas.
Para empezar, la materia destruida por un agujero negro emite radiación, por lo que puede verse el espacio a su alrededor brillar. En segundo lugar, la distorsión del espacio puede ser detectada desde la Tierra, en caso de que pasara. Además podría detectarse a través de la interacción con estrellas, cometas, planetas, etc.
Cuanto más cerca pase del Sistema Solar, mayor el daño. Las órbitas de los planetas resultarán distorsionadas, y en caso de que el daño fuera a la Tierra, podrían cambiar las estaciones y las características climáticas.
En el peor de los casos, la Tierra sería lanzada hacia el Sol o hacia algún lugar del espacio donde se congelaría matando la vida en el planeta.
En un agujero de gran tamaño, como el que se encuentra en el centro de nuestra galaxia, el tiempo entre que llegamos al horizonte y pasamos a la singularidad será mayor. En uno menor, la destrucción será más rápida.
Las características de los agujeros negros son complicadas y sorprendentes. Si bien las posibilidades de que un agujero negro se acerque al Sistema Solar es muy pequeña, en caso de que pasara las consecuencias serían catastróficas.
Fuente BATANGA