Las placas tectónicas masivas encajan como piezas de un rompecabezas en las profundidades de la tierra. Cuando una placa se desplaza a lo largo de una de las líneas de falla que las unen, un levantamiento violento tiene lugar en la superficie del planeta, experimentado por nosotros como un terremoto.
Países tan lejanos como Irán, Chile, Japón y Nueva Zelanda son particularmente vulnerables a esta actividad sísmica.
En el mapa elaborado por el Centro de Datos de la NASA, incluye todos los terremotos de 6,0 o mayor en la escala de Richter en los últimos 40 años, con la siguiente clasificación:
En verde suave: bajo
En verde intenso: moderados
En rosado: fuerte
En rojo: muy fuerte
Anillo de fuego
Las costas que rodean el Pacífico, dibujan una línea en forma de herradura, que comienza en Chile, acompaña a la Cordillera de los Andes hasta Colombia, y continúa hasta los Estados Unidos y parte de Canadá, pasando por Centro América. A la altura de las islas Aleutianas dobla y empieza su descenso, por las costas de Rusia, Japón, Taiwan, Filipinas, Indonesia, Nueva Guinea y Nueva Zelanda.
Sobre esta línea de 40,000 kilómetros se extiende la zona donde se han registrado mayor actividad sísmica y volcánica del mundo.
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