Tienen problemas para detectar y responder de manera automática las amenazas, revela un estudio
Durante mucho tiempo, se ha pensado que los individuos psicópatas no sienten miedo, y por eso tienen conductas de riesgo. Un novedoso modelo ha revelado ahora que eso no es exactamente lo que sucede a estas personas: sí pueden sentir miedo, pero tienen problemas para detectar las amenazas.
Investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam y la Universidad Radboud Nijmegen (Países Bajos) han encontrado pruebas de que los individuos psicópatas pueden sentir miedo, pero tienen problemas para detectar y responder de manera automática las amenazas.
Durante muchas décadas, el miedo ha sido propuesto como un rasgo distintivo de la psicopatía. Las deficiencias en la capacidad de sentir esta emoción se consideraban como causa de conductas de riesgo.
Los científicos de ambas universidades han revisado datos teóricos y empíricos sobre el cerebro y el comportamiento, relacionados con el miedo y la psicopatía, y hallaron sin embargo que los individuos psicopáticos tienen, en efecto, dificultades para detectar las amenazas.
Sin embargo, existen escasas evidencias de que su experiencia consciente del miedo esté afectada, lo que indica que la experiencia del miedo no puede verse afectada por completo en la psicopatía.
Este es el primer estudio que proporciona evidencias empíricas de que los procesos automáticos y conscientes pueden verse afectados de forma independiente dentro de un trastorno psiquiátrico, explica un comunicado de la Universidad Libre de Ámsterdam.
Miedo basado en bases neurobiológicas
En su revisión sistemática y en su metaanálisis, los investigadores revisaron más concretamente las evidencias disponibles sobre la relación entre miedo y psicopatía en individuos adultos.
Es importante destacar que la definición de miedo utilizada estaba basada en el conocimiento actual de las bases neurobiológicas y cognitivas de esta emoción. A partir de esa información, los científicos generaron un modelo que separa los mecanismos cerebrales implicados en la detección automática y la respuesta a amenazas de aquellos mecanismos cerebrales que participan en la experiencia consciente del miedo como emoción.
Utilizando este modelo como referencia, realizaron entonces en primer lugar un análisis conceptual de los trabajos teóricos sobre el tema llevados a cabo desde 1806. Encontraron que sólo un teórico había incorporado el constructo del miedo en un modelo etiológico de la psicopatía.
Resultados obtenidos
Este análisis reveló, por ejemplo, que la evidencia de alteraciones en aquellas áreas del cerebro implicadas en la experiencia del miedo en los individuos psicopáticos es menos consistente de lo que se pensaba. Este hecho indicaría que, por tanto, la experiencia del miedo puede no verse afectada por completo en la psicopatía.
Asimismo, los investigadores demostraron de manera concluyente que los individuos psicopáticos tienen problemas en la detección automática y la capacidad de respuesta a la amenaza, pero aún así sí pueden sentir miedo. Este hallazgo proporcionaría apoyo empírico directo a la afirmación de que la experiencia consciente del miedo no puede verse afectada en estos individuos.
Un metaanálisis adicional, con el que se examinaron otras cinco emociones básicas, encontró que la psicopatía también puede ocasionar o suponer alteraciones en la experiencia de la felicidad y la ira; pero la falta de consistencia en la literatura actual a este respecto impide sacar conclusiones definitivas.
Implicaciones
Según los autores del estudio, esta investigación es la primera en proporcionar evidencia empírica de que los procesos automáticos y conscientes se pueden separar.
Además, el modelo propuesto no sólo es aplicable a la psicopatía, sino que también se puede utilizar para aumentar aún más la precisión conceptual y generar nuevas hipótesis sobre otros trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad.
Sobre la escasa importancia que dan a los peligros los psicópatas, hace unos años, otro estudio señaló que cierta área del cerebro relacionada con la sensación de recompensa o de placer (el llamado núcleo accumbens) es más activa en el caso de los individuos psicópatas, lo que puede estar en la base de esta actitud.
Del mismo modo, esa activación cerebral anómala podría ocasionar otro de los rasgos psicopáticos distintivos: la incapacidad para empatizar, que lleva a estos individuos a buscar siempre su propio beneficio sin importarles los efectos de sus actos sobre otras personas.
Los científicos de ambas universidades han revisado datos teóricos y empíricos sobre el cerebro y el comportamiento, relacionados con el miedo y la psicopatía, y hallaron sin embargo que los individuos psicopáticos tienen, en efecto, dificultades para detectar las amenazas.
Sin embargo, existen escasas evidencias de que su experiencia consciente del miedo esté afectada, lo que indica que la experiencia del miedo no puede verse afectada por completo en la psicopatía.
Este es el primer estudio que proporciona evidencias empíricas de que los procesos automáticos y conscientes pueden verse afectados de forma independiente dentro de un trastorno psiquiátrico, explica un comunicado de la Universidad Libre de Ámsterdam.
Miedo basado en bases neurobiológicas
En su revisión sistemática y en su metaanálisis, los investigadores revisaron más concretamente las evidencias disponibles sobre la relación entre miedo y psicopatía en individuos adultos.
Es importante destacar que la definición de miedo utilizada estaba basada en el conocimiento actual de las bases neurobiológicas y cognitivas de esta emoción. A partir de esa información, los científicos generaron un modelo que separa los mecanismos cerebrales implicados en la detección automática y la respuesta a amenazas de aquellos mecanismos cerebrales que participan en la experiencia consciente del miedo como emoción.
Utilizando este modelo como referencia, realizaron entonces en primer lugar un análisis conceptual de los trabajos teóricos sobre el tema llevados a cabo desde 1806. Encontraron que sólo un teórico había incorporado el constructo del miedo en un modelo etiológico de la psicopatía.
Resultados obtenidos
Este análisis reveló, por ejemplo, que la evidencia de alteraciones en aquellas áreas del cerebro implicadas en la experiencia del miedo en los individuos psicopáticos es menos consistente de lo que se pensaba. Este hecho indicaría que, por tanto, la experiencia del miedo puede no verse afectada por completo en la psicopatía.
Asimismo, los investigadores demostraron de manera concluyente que los individuos psicopáticos tienen problemas en la detección automática y la capacidad de respuesta a la amenaza, pero aún así sí pueden sentir miedo. Este hallazgo proporcionaría apoyo empírico directo a la afirmación de que la experiencia consciente del miedo no puede verse afectada en estos individuos.
Un metaanálisis adicional, con el que se examinaron otras cinco emociones básicas, encontró que la psicopatía también puede ocasionar o suponer alteraciones en la experiencia de la felicidad y la ira; pero la falta de consistencia en la literatura actual a este respecto impide sacar conclusiones definitivas.
Implicaciones
Según los autores del estudio, esta investigación es la primera en proporcionar evidencia empírica de que los procesos automáticos y conscientes se pueden separar.
Además, el modelo propuesto no sólo es aplicable a la psicopatía, sino que también se puede utilizar para aumentar aún más la precisión conceptual y generar nuevas hipótesis sobre otros trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad.
Sobre la escasa importancia que dan a los peligros los psicópatas, hace unos años, otro estudio señaló que cierta área del cerebro relacionada con la sensación de recompensa o de placer (el llamado núcleo accumbens) es más activa en el caso de los individuos psicópatas, lo que puede estar en la base de esta actitud.
Del mismo modo, esa activación cerebral anómala podría ocasionar otro de los rasgos psicopáticos distintivos: la incapacidad para empatizar, que lleva a estos individuos a buscar siempre su propio beneficio sin importarles los efectos de sus actos sobre otras personas.
Fuente TENDENCIAS 21