Es muy común ver en televisión y películas a los caballeros de la Edad Mediaque apenas se pueden mover por culpa de sus armaduras, además de que, a pesar de cargar con tanta defensa, terminan siendo asesinados por un arco u otra espada. Pero en realidad, las armaduras no eran tan pesadas, y eran extremadamente difíciles de atravesar.
Ver también: ¿Cómo vivían los hombres de la Edad Media?
Movimiento con armaduras
Las armaduras más pesadas tenían un peso de 23 kilogramos en promedio, casi el mismo peso que todo el equipo que un soldado de la era moderna carga, y quienes fabricaban armaduras se aseguraban de que estas permitieran una gran movilidad a su usuario.
En tiempos modernos se han hecho pruebas con personas no entrenadas para ser caballeros usando estas armaduras, mostrando que el usuario puede rodar y moverse casi con completa libertad. Ahora imagina a alguien que toda su vida ha entrenado usando estas armaduras, estaría más que acostumbrado a moverse con ellas:
¿Qué tan vulnerables eran?
Las armaduras eran totalmente capaces de repeler un golpe de una espada, y combinando la ropa de piel que se usaba debajo de la armadura, hacían casi imposible matar a alguien con una espada. La única de forma de causar una herida mortal era apuntando la espada hacia la cara, con la esperanza de atravesar el hoyo del casco y encajarla en el ojo.
Aunque en las películas también vemos a los caballeros caer cuando una flecha los atraviesa. Pero en realidad para derrotar a un caballero con un arco se necesitaba de muchas flechas. Existen muchos escritos de caballeros regresando de la batalla tan llenos de flechas que los escritores los describían como puercoespines, sin estar tan siquiera heridos.
Ver también: Descubrimientos de la Edad Media
Claro que esto no los hacía invencibles. Aunque se abrían paso por el campo de batalla golpeando todo enemigo que se les pusiera enfrente, sabían que su enemigo también poseía una buena armadura, por lo que el último recurso después de haber fallado con el mazo o con la espada era una buena daga directo al ojo o a la axila, siendo lugares vulnerables de las armaduras.
Pero para el siglo XVI, las armaduras eran tan protectivas, a la vez que móviles y flexibles que incluso la NASA se basó en las armaduras vistas en los museos británicos para diseñar los trajes de la misión Apolo.
Así que las armaduras se habían perfeccionado mucho después de siglos y siglos de guerra de metal, llegando a tal punto que todo quien quisiera llamarse un imperio debía tener en sus ejércitos. Las armaduras no eran tan pesadas como ahora las representan, si así fueran, se hubieran dejado de usar mucho antes del final de la Edad Media.
Movimiento con armaduras
Las armaduras más pesadas tenían un peso de 23 kilogramos en promedio, casi el mismo peso que todo el equipo que un soldado de la era moderna carga, y quienes fabricaban armaduras se aseguraban de que estas permitieran una gran movilidad a su usuario.
En tiempos modernos se han hecho pruebas con personas no entrenadas para ser caballeros usando estas armaduras, mostrando que el usuario puede rodar y moverse casi con completa libertad. Ahora imagina a alguien que toda su vida ha entrenado usando estas armaduras, estaría más que acostumbrado a moverse con ellas:
¿Qué tan vulnerables eran?
Las armaduras eran totalmente capaces de repeler un golpe de una espada, y combinando la ropa de piel que se usaba debajo de la armadura, hacían casi imposible matar a alguien con una espada. La única de forma de causar una herida mortal era apuntando la espada hacia la cara, con la esperanza de atravesar el hoyo del casco y encajarla en el ojo.
Aunque en las películas también vemos a los caballeros caer cuando una flecha los atraviesa. Pero en realidad para derrotar a un caballero con un arco se necesitaba de muchas flechas. Existen muchos escritos de caballeros regresando de la batalla tan llenos de flechas que los escritores los describían como puercoespines, sin estar tan siquiera heridos.
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Claro que esto no los hacía invencibles. Aunque se abrían paso por el campo de batalla golpeando todo enemigo que se les pusiera enfrente, sabían que su enemigo también poseía una buena armadura, por lo que el último recurso después de haber fallado con el mazo o con la espada era una buena daga directo al ojo o a la axila, siendo lugares vulnerables de las armaduras.
Pero para el siglo XVI, las armaduras eran tan protectivas, a la vez que móviles y flexibles que incluso la NASA se basó en las armaduras vistas en los museos británicos para diseñar los trajes de la misión Apolo.
Así que las armaduras se habían perfeccionado mucho después de siglos y siglos de guerra de metal, llegando a tal punto que todo quien quisiera llamarse un imperio debía tener en sus ejércitos. Las armaduras no eran tan pesadas como ahora las representan, si así fueran, se hubieran dejado de usar mucho antes del final de la Edad Media.
Fuente BATANGA
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Edad media