Elaborado con información de satélites y una nueva técnica de modelización, tiene una precisión de hasta 250 km
La ESA ha creado el primer mapa del campo magnético de la Tierra elaborado desde el espacio con la más alta resolución jamás conseguida. Muestra las características del campo magnético con una precisión de hasta 250 km y las variaciones en el campo magnético con una precisión en los detalles superior a la de las reconstrucciones basadas en satélites realizadas hasta ahora, a partir de estructuras geológicas en la corteza terrestre.
Un nuevo mapa del campo magnético de la Tierra ha sido elaborado combinando las mediciones de los satélites Swarm de la ESA con datos históricos del satélite alemán CHAMP, y usando asimismo una nueva técnica de modelización, informa la ESA en un comunicado.
La ESA ha creado el primer mapa del campo magnético de la Tierra elaborado desde el espacio con la más alta resolución jamás conseguida. Muestra las características del campo magnético con una precisión de hasta 250 km y las variaciones en el campo magnético con una precisión en los detalles superior a la de las reconstrucciones basadas en satélites realizadas hasta ahora, a partir de estructuras geológicas en la corteza terrestre.
Un nuevo mapa del campo magnético de la Tierra ha sido elaborado combinando las mediciones de los satélites Swarm de la ESA con datos históricos del satélite alemán CHAMP, y usando asimismo una nueva técnica de modelización, informa la ESA en un comunicado.
El mapa muestra las variaciones en el campo magnético con una precisión en los detalles superior a la de las reconstrucciones basadas en satélites realizadas hasta ahora, a partir de estructuras geológicas en la corteza terrestre.
El campo magnético terrestre es como una enorme envoltura que protege al planeta de la radiación cósmica y las partículas cargadas que bombardean nuestro planeta con el viento solar. Sin él no existiría la vida tal y como la conocemos.
La mayoría del campo se genera a más de 3.000 km de profundidad, por el movimiento del hierro fundido del núcleo externo. El 6% restante se debe, por una parte, a las corrientes eléctricas existentes en el espacio que rodea nuestro planeta y, por otra, a las rocas magnetizadas en la litosfera superior, la porción rígida más exterior de la Tierra, formada por la corteza y el manto superior.
“Al combinar las mediciones de Swarm con datos históricos del satélite alemán CHAMP, y usando una nueva técnica de modelización, hemos podido extraer señales mínimas de magnetización cortical”, explica Nils Olsen, de la Universidad Técnica de Dinamarca, uno de los científicos responsables del nuevo mapa.
Rune Floberghagen, responsable de la misión Swarm de la ESA, añade: “Comprender la corteza de nuestro planeta no es sencillo. No basta con perforar para medir su estructura, composición e historia. Las mediciones desde el espacio tienen un gran valor, ya que ofrecen una precisa visión global de la estructura magnética de la corteza exterior”, añade.
Anomalía africana
El mapa detecta una anomalía magnética en la República Centroafricana, alrededor de la ciudad de Bangui, donde el campo magnético es significativamente más agudo y más fuerte. Aún se desconoce la causa de esta anomalía, pero algunos científicos sospechan que podría deberse al impacto de un meteorito hace más de 540 millones de años.
El campo magnético se encuentra en un estado permanente de flujo. El norte magnético vaga y, cada pocos cientos de miles de años, la polaridad se invierte, por lo que las brújulas apuntarían al sur en lugar de hacia el norte.
Cuando se genera nueva corteza debido a la actividad volcánica, principalmente a lo largo del fondo oceánico, los minerales ricos en hierro del magma que se va solidificando se orientan hacia el norte magnético, capturando una ‘instantánea’ del campo magnético en el momento concreto en que esas rocas se enfriaron.
Como los polos magnéticos se invierten cíclicamente, los minerales solidificados forman ‘franjas’ en el lecho marino, dejando un registro de la historia magnética de la Tierra.
“Estas franjas magnéticas demuestran la inversión de los polos y el análisis de las huellas magnéticas en el suelo oceánico nos permitirá reconstruir los cambios en el campo del núcleo. También nos ayudarán a investigar los movimientos de las placas tectónicas”, señala Dhananjay Ravat, de la Universidad de Kentucky, Estados Unidos.
Fuente TENDENCIAS 21