Usando nanopartículas, investigadores estadunidenses desarrollaron un sistema de suministro de fármacos que podría reducir las complicaciones en los trasplantes de órganos al hacer que el tejido donado quede oculto ante el sistema inmunitario del receptor y evite así ser atacado.
Los trasplantes de órganos son capaces de salvar muchas vidas cada año. Sin embargo, a pesar de los notables avances en este campo, el rechazo a corto y largo plazo sigue siendo un riesgo (las tasas varían dependiendo del tipo de órgano). El riesgo es incluso más alto cuando el donante ha fallecido, debido a daños en el órgano.
Los investigadores pueden silenciar las proteínas con pequeños ARNs de interferencia (siRNA), un tipo de ARN de doble cadena que impide la expresión de los genes elegidos. Sin embargo, cuando son suministrados de forma convencional, los efectos de los siRNA duran solo unos pocos días. Un órgano trasplantado de un donante fallecido necesita normalmente semanas para “curarse” y reducir el riesgo de rechazo. Los siRNA pueden también causar efectos secundarios en las células endoteliales de otros órganos, que no necesitan tratamiento, al ser administrados a todo el cuerpo.
Para que los siRNA puedan permanecer más tiempo en el organismo, el equipo de Mark Saltzman, de la Universidad Yale en New Haven, Connecticut, Estados Unidos, desarrolló un sistema de suministro de fármacos en el que son nanopartículas basadas en polímeros las que transportan los siRNA hasta el lugar del injerto, liberando allí lentamente el fármaco.
También han creado métodos para introducir las nanopartículas en el órgano del donante antes de ser trasplantado, de manera que solo se trata a este, no a todo el cuerpo.
Fuente GALAR SCIENCE