Ha sido gracias a una técnica que combina resonancia magnética y EEG, probada por primera vez en personas ingresadas en UCI con lesiones cerebrales agudas
Una combinación de las técnicas de resonancia magnética funcional (IRMf) y electroencefalografía (EEG) ha permitido a científicos de EEUU detectar consciencia en pacientes con lesiones cerebrales graves por traumatismo, directamente en la UCI. Los métodos estándar no habían logrado detectar dicha consciencia en esos mismos pacientes. Este sistema podría ayudar a tomar decisiones críticas sobre el tratamiento y los cuidados a seguir con estas personas, e impulsar su recuperación. Por Yaiza Martínez.
Una combinación de las técnicas de resonancia magnética funcional (IRMf) y electroencefalografía (EEG) ha permitido a científicos de EEUU detectar consciencia en pacientes con lesiones cerebrales graves por traumatismo, directamente en la UCI. Los métodos estándar no habían logrado detectar dicha consciencia en esos mismos pacientes. Este sistema podría ayudar a tomar decisiones críticas sobre el tratamiento y los cuidados a seguir con estas personas, e impulsar su recuperación. Por Yaiza Martínez.
La investigación, publicada en julio en la revista Brain, es la primera en probar este método en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Estudios anteriores ya habían combinado la IRMf y EEG para el mismo fin, pero solo en pacientes inconscientes ya en rehabilitación o en planta.
Es el caso de una investigación realizada en 2014 con pacientes que llevaban un tiempo en estado vegetativo. Realizada por científicos de la Universidad de Cambridge y del MRC Cognition and Brain Sciences Unit de Cambridge, halló en los cerebros de dichos pacientes evidencias de que sus redes neuronales aún sustentaban y propiciaban la consciencia, incluso cuando ellos parecían inconscientes y no reaccionaban a ningún estímulo.
Buscando señales en la corteza de orden superior
El estudio del MGH incluyó a un total de 16 pacientes atendidos en la UCI de ese mismo hospital por lesiones cerebrales traumáticas graves.
Antes se había constatado que ocho de ellos presentaban algún tipo de respuesta cuando se les hablaba, tres habían sido clasificados como mínimamente conscientes, sin respuesta al lenguaje; tres como en estado vegetativo y otros dos habían sido clasificados como en coma.
El análisis con IRMf de todos ellos se hizo en cuanto los pacientes estuvieron lo suficientemente estables para el procedimiento, el de EEG un poco después. Se trató de hacer la prueba siempre dentro de las primeras 24 horas tras el ingreso.
Para probar un posible desajuste entre la capacidad de los pacientes de imaginar que hacían una tarea y su capacidad de llevarla a cabo físicamente -lo que se denomina disociación motora cognitiva- se les pidió que se imaginaran apretando y soltando su mano derecha mientras estaban en el escáner de IRMf y durante el EEG.
Este tipo de prueba resulta extraña porque, ¿cómo puede imaginar una persona inconsciente lo que otro le ordena que imagine? Sin embargo, es posible.
Por ejemplo, en 2010, en un estudio realizado también por científicos del Medical Research Council Cognitive and Brain Sciences comprobó que un paciente de 22 años, en estado vegetativo desde hacía un lustro, era capaz de visualizar escenas específicas que los médicos le pidieron que imaginara. Las visualizaciones del joven provocaron una actividad cerebral distinta en cada caso, algo que pudo detectarse con un escáner cerebral.
Volviendo a los pacientes del MGH, estos también fueron expuestos, durante la IRMf y el electro, a grabaciones breves de lenguaje hablado y de música, pues se sabe que ciertas áreas del cerebro pueden responder a los sonidos, incluso cuando un individuo está dormido o bajo sedación.
Los tres tests fueron diseñados para detectar actividad en áreas de la corteza cerebral de orden superior, que es aquella que interpreta las señales que llegan de la corteza primaria. Por ejemplo, si la corteza primaria detecta los sonidos que oímos, la corteza cerebral de orden superior reconoce lo que son esos sonidos.
Prever la posible recuperación
Los resultados obtenidos fueron los siguientes: de los ocho pacientes clasificados en el examen estándar previo como “incapaces de responder al lenguaje”, cuatro presentaron evidencias de consciencia encubierta en las pruebas de disociación motora cognitiva. Tres de ellos habían sido calificados previamente, además, como en estado vegetativo. En otros dos pacientes se observó actividad en áreas de la corteza de orden superior, en respuesta al lenguaje o a la música.
Brain Edlow, uno de los autores del estudio, explica que, aunque la actividad cortical de orden superior no prueba que un paciente esté realmente consciente, estas respuestas sí podrían tener implicaciones en su futura recuperación.
En sentido contrario, puede no ocurrir lo mismo, pues uno de los pacientes en coma que no respondió a las pruebas de lenguaje, de la música ni de la imaginación motora, seis meses después había tenido una recuperación excelente.
Aplicaciones y avances esperanzadores
Aunque aún queda por determinar la relación entre las primeras respuestas cerebrales registradas con los análisis con IRMf y EEG y la recuperación o no de pacientes a largo plazo, esta nueva forma de detección precoz de la consciencia en pacientes con lesiones cerebrales graves por trauma podría tener importantes aplicaciones en el futuro.
El nuevo método podría ayudar a tomar decisiones críticas sobre el tratamiento y los cuidados a seguir con estas personas, por ejemplo, si conviene o no que reciban rehabilitación nada más ser dados de alta en la UCI.
Los resultados se suman a otros estudios y avances recientes también esperanzadores, que han señalado que los escáneres cerebrales pueden servir para predecir si un paciente en coma recuperará la consciencia en meses subsiguientes; o que la aplicación de ultrasonidos en el tálamo cerebral y la estimulación con luz de un circuito cerebral recién descubierto podrían ayudar a pacientes en coma a recuperar la consciencia.
Fuente TENDENCIAS 21