Los últimos días de Cassini

Parece mentira, pero después de trece años la sonda Cassini tiene los días contados. Literalmente. En apenas dos días y medio la sonda más compleja y grande de la NASA (*) terminará su larga y fructífera historia destruyéndose en la atmósfera de Saturno. Ya no hay vuelta atrás. Ayer día 11 de septiembre la sonda realizó su último sobrevuelo lejano de Titán (a una distancia de 119.000 kilómetros). La gravedad de la mayor luna de Saturno modificó la trayectoria de Cassini ligeramente, pero lo suficiente para que el punto más cercano de su órbita esté ahora situado dentro del planeta. El gran día será el viernes 15 de septiembre a las 10:32 hora universal de Saturno, aunque debido a la velocidad de la luz la última señal de la nave no se recibirá en la Tierra hasta las 11:55 UTC, es decir, 13:55 hora peninsular española (el momento final ha variado con respecto a las predicciones iniciales debido a que en las últimas cinco órbitas realizadas desde agosto el rozamiento con las capas altas de la atmósfera ha modificado ligeramente la órbita de Cassini).

La fase final de la vida de Cassini dará comienzo tres horas y media antes de la entrada en la atmósfera. A partir de ese momento la sonda emitirá los datos de ocho de sus doce instrumentos a la Tierra en tiempo real a una velocidad de 3,4 kB por segundo a través de la antena de alta ganancia sin grabarlos previamente. Lamentablemente no podrá transmitir imágenes —tardarían demasiado en ser enviadas a la Tierra—, pero sí será capaz de analizar la atmósfera de Saturno gracias al espectrómetro de masas INMS. Precisamente, a las 8:37 UTC Cassini comenzará un giro de cinco minutos para situar el instrumento INMS en el sentido de avance de la sonda.

La entrada en la atmósfera dará comienzo a las 10:31 UTC tiempo de la nave, pero nos enteraremos en la Tierra a las 11:54 UTC. En ese momento los propulsores de la nave comenzarán a encenderse al 10% de su empuje con el fin de mantener la antena orientada hacia nuestro planeta mientras contrarrestan el rozamiento de la atmósfera, cada vez más intenso. Un minuto después el rozamiento será demasiado intenso y la nave no podrá mantener la antena apuntando hacia nuestro planeta incluso con los propulsores funcionando a máxima potencia. Entonces se perderá la señal para siempre. Cassini se desintegrará poco después sobre el lado diurno del planeta (a unos 10º sobre el ecuador) como un brillante meteoro.

Sus restos caerán hacia el interior del planeta hasta alcanzar la zona en el que el hidrógeno y helio de la atmósfera se convierte en líquido. No sabemos cómo es Saturno por dentro —de hecho se espera que estas últimas órbitas de Cassini aclaren luz sobre este misterio—, pero seguramente estos restos terminarán por fundirse y se distribuirán por casi todo el planeta gracias a las corrientes de convección. Cassini habrá pasado a formar parte de Saturno, literalmente, convirtiéndose en el segundo artefacto humano que se destruye en un gigante gaseoso después de que en 2003 la sonda Galileo hiciera lo propio en Júpiter.

Y así diremos adiós a una fascinante misión que ha costado 3.900 millones de dólares y ha realizado 294 órbitas alrededor del gigante anillado. En estos trece años alrededor de Saturno Cassini nos ha mostrado los secretos de Saturno, sus anillos y sus lunas, especialmente de Encélado y Titán, que han resultado ser dos de los mundos más impresionantes del sistema solar. Ahora solo toca disfrutar de estos últimos días antes de que nuestra sonda favorita desaparezca para siempre.

(*): Cassini es la sonda planetaria más pesada y grande de la NASA, pero no de la historia. Otras sondas soviéticas, como las Fobos 1 y 2 lanzadas en los años 80, superaron las 5,7 toneladas de Cassini.

Fuente EUREKA



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