Factores genéticos pueden determinar la gravedad de la infección por hantavirus

El síndrome pulmonar y cardiovascular por hantavirus (SPCVH), caracterizado por una neumonía grave y de rápida evolución, es una enfermedad viral transmitida fundamentalmente por roedores silvestres.

Si bien el índice de letalidad del SPCVH supera el 40%, no todas las personas que entran en contacto con el patógeno que lo causa desarrollan los síntomas. De acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo en la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP), de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, la explicación de esto puede relacionarse con factores genéticos.

Este tema fue abordado por el profesor Luiz Tadeu Moraes Figueiredo durante la FAPESP Week Nebraska-Texas. El grupo de la FMRP-USP comparó datos genéticos de 27 personas que desarrollaron SPCVH con los de 90 individuos que nunca padecieron manifestaciones de la enfermedad, aunque sus resultados habían sido positivos en los test serológicos de hantavirosis (es decir que tenían anticuerpos contra el virus en la sangre).

En los casos fatales, los investigadores observaron que era más frecuente la presencia de una determinada variación en el gen que codifica la proteína TNF-α (factor de necrosis tumoral alfa, por sus siglas en inglés). Este polimorfismo, conocido como TNF-α-308, ha sido asociado en estudios de otros grupos a enfermedades autoinmunes.

En tanto, en los pacientes asintomáticos, el grupo notó una mayor expresión del gen TGB-β (factor de crecimiento transformante beta), que codifica una citocina capaz de inhibir la respuesta inflamatoria.

“Estudiamos algunos casos fatales y observamos que el virus se aloja en el miocardio y también hay muchas moléculas inflamatorias en ese lugar –lo que puede explicar la concreción del shock [cuando el corazón pierde la capacidad de bombear sangre adecuadamente]. Parece producirse una tormenta de citocinas que deriva en una inflamación muy intensa y la regulación de esa respuesta inmunitaria se encuentra inhibida”, explicó Moraes Figueiredo.

En su presentación, el investigador informó que el hantavirus es originario de Asia y que habría llegado al continente americano hace alrededor de 500 años. Los principales reservorios del patógeno en Brasil son los pequeños mamíferos terrestres, particularmente los roedores silvestres. No obstante, el equipo de Figueiredo ha logrado aislar el virus también en murciélagos.

“Pero no sabemos si los murciélagos son capaces de transmitirles la enfermedad a los humanos”, dijo. Tal como explicó el investigador, la contaminación ocurre a través de la respiración de polvo contaminado por la orina, la saliva o excrementos de animales infectados. También se puede contraer la enfermedad por la mordedura de ratas, el consumo de agua y alimentos contaminados o el manipuleo de roedores infectados en laboratorio.

En Brasil, los principales afectados son los trabajadores rurales. El Ministerio de Salud posee en el país el registro de casi 2.000 casos de SPCVH, y de poco más de 700 muertes por la enfermedad. Las regiones con mayor cantidad de casos son el sur del país –fundamentalmente los estados de Santa Catarina, Paraná y Rio Grande do Sul–, el nordeste de São Paulo, la zona de Minas Gerais conocida como Triângulo Mineiro y la meseta central.

Existen pocos centros en Brasil que posean una estructura conveniente como para estudiar un microorganismo tan virulento. Entre ellos se encuentra el Centro de Investigaciones en Virología de la FMRP-USP, que construyó un laboratorio de nivel 3 de bioseguridad (el segundo en la escala de seguridad) con aportes de la FAPESP.

En 2006, los investigadores depositaron una solicitud de patente de una proteína antigénica de hantavirus –que activa la formación de anticuerpos específicos cuando se la introduce en el organismo–, elaborada en ese centro. Actualmente, dicha proteína se utiliza para efectuar el diagnóstico de la enfermedad. Pero la idea es crear una vacuna con base en ella. (Fuente: AGENCIA FAPESP/DICYT)

Fuente NCYT 



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