Cuando el huracán Patricia se estrelló contra la costa oeste de México en octubre del 2015, fue el huracán más fuerte del Pacífico que se haya registrado, pero algo más dentro del vórtice también ayudó a que la violenta tormenta hiciera historia.
Desde el interior del ciclón tropical más intenso registrado en el hemisferio occidental, por primera vez los científicos observaron un haz descendente de positrones a medida que se desataba durante un destello de rayos gamma terrestres.
Desde el interior del ciclón tropical más intenso registrado en el hemisferio occidental, por primera vez los científicos observaron un haz descendente de positrones a medida que se desataba durante un destello de rayos gamma terrestres.
Ahora, gracias a una valiente tripulación de vuelo que pilotó el avión Hurricane Hunter de la NOAA directamente a través de la imponente pared del ojo del huracán Patricia, en realidad hemos podido observar directamente este intenso fenómeno.
“Esta es la primera confirmación de esa predicción teórica, y muestra que los TGF están perforando la atmósfera de arriba a abajo con radiación de alta energía”, dice uno de los investigadores, el físico David Smith de UC Santa Cruz.
“Este evento pudo haber sido detectado desde el espacio, como casi todos los otros TGF reportados, como un haz ascendente causado por una avalancha de electrones. Lo vimos desde abajo debido a un rayo de antimateria (positrones) enviado en la dirección opuesta”.
Según los investigadores, sus hallazgos deberían ahora facilitar la detección de los TGF en el futuro, sin recurrir a los huracanes ni al espacio, utilizando instrumentos terrestres a gran altura.
“Lo detectamos a una altitud de 2.5 kilómetros, y calculé que nuestros detectores podrían haberlo reducido a 1.5 kilómetros”, dice Smith.
“Esa es la altitud de Denver, por lo que hay muchos lugares donde, en teoría, podrías verlos si tuvieras un instrumento en el lugar correcto en el momento correcto durante una tormenta eléctrica”.
Los investigadores hicieron su descubrimiento utilizando un dispositivo llamado Airborne Detector for Energetic Lightning Emissions (ADELE) mk II, que detecta los rayos X y los rayos gamma producidos por los positrones que se mueven hacia abajo.
Más recientemente, los científicos en Japón han observado algunos de los mismos fenómenos, detectando antimateria generada por una feroz tormenta eléctrica en la costa de Japón el año pasado, y la NASA con frecuencia registra los TGF de los satélites.
A pesar de este tipo de observaciones, los investigadores dicen que todavía hay mucho trabajo por hacer para comprender completamente los mecanismos que impulsan los TGF y las condiciones específicasrequeridas para impulsar una ‘avalancha’ de electrones hacia arriba a casi la velocidad de la luz, mientras sus equivalentes de antimateria se canalizan hacia la superficie de la Tierra.
El dispositivo ADELE podría ayudar aún más en ese sentido, permitiendo que los TGF se detecten de cerca cuando ocurran, aunque los investigadores advierten que nadie querría acercarse demasiado al evento: la dosis de rayos gamma sería insignificante a aproximadamente un kilómetro de distancia, pero más cerca podría no ser aconsejable.
“Es hipotéticamente un riesgo, pero las probabilidades son bastante pequeñas”, dice Smith.
“No les pido a los pilotos que vuelen en tormentas eléctricas, pero si van a ir de todos modos, pondré un instrumento a bordo”.
Los resultados son reportados en el Journal of Geophysical Research: Atmospheres.