Egipto: encuentran un sarcófago de 30 toneladas y creen que podría ser de Alejandro Magno

A principios de julio, en la ciudad portuaria de Alejandría, norte de Egipto , un grupo de arqueólogos dio con un hallazgo que podría convertirse en el mayor descubrimiento de todos los tiempos. ¿De qué se trata? De un gran sarcófago de granito negro que podría ser la tumba de Alejandro III, más conocido como Alejandro Magno, rey de Macedonia desde 336 a.C. hasta su muerte en 323 a.C.

Con casi dos metros de altura y tres metros de longitud, es el más grande de su tipo y se descubrió intacto, junto a una gran cabeza de alabastro que se creía representaba al habitante de la tumba, de acuerdo con lo publicado por el diario The Guardian.

El sarcófago, que fue encontrado durante las obras de una construcción, es hoy fuente de excitación para los investigadores porque una capa de mortero entre el cuerpo y la tapa indica que su contenido no fue alterado desde el momento del entierro, que se cree ocurrió durante el período Ptolemaico temprano, que comenzó justo después de la muerte de Alejandro Magno.

"Esperamos que pueda pertenecer a uno de los altos dignatarios del período", dijo Ayman Ashmawy, jefe de artefactos del Ministerio de antigüedades de Egipto. "La cabeza de alabastro es probablemente la de un noble de Alejandría. Al abrirlo, esperamos encontrar objetos dentro intactos, lo que nos ayudará a identificar a esta persona y su posición".

Sin embargo, no será fácil cumplir con el objetivo: "Es arriesgado abrirlo directamente, tenemos que prepararnos", dijo Ashmawy respecto de los cuidados que deberán tomar para no alterar el objeto. "Es difícil moverlo intacto y abrirlo en un museo", indicó y explicó así que será abierto en el mismo lugar en que fue hallado. "Está a cinco metros bajo tierra y pesa más de 30 toneladas. Sólo la tapa son 15 toneladas", agregó.

Las próximas semanas serán las claves: un equipo de ingenieros visitará el lugar para proporcionar equipos de levantamiento pesado y soportes estructurales que permitan a los arqueólogos quitar la tapa.

Una vez dentro, los especialistas en momificación y restauración estarán a su disposición para garantizar que se conserven los contenidos, que serán en ese momento expuestos por primera vez en milenios.

Fuente LA NACION 



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