¿Por qué ningún país volvió a enviar a una persona a la Luna desde 1972?

La llegada del hombre a la Luna en 1969 marcó un antes y un después en la exploración del espacio exterior. La hazaña tuvo lugar en el marco del proyecto estadounidense Apolo, cuyos viajes continuaron hasta 1972. A partir de ese año, ninguna otra nave tripulada viajó al satélite natural de la Tierra.

Tras el anuncio de Donald Trump sobre el envío de una nueva misión humana a la Luna, queda preguntarse por qué ninguna persona ha vuelto a la Luna en los últimos 45 años.

¿Por qué no continuaron las misiones tripuladas a la Luna?

En los años 70 se vivía a pleno la Guerra Fría y tanto Estados Unidos como la Unión Soviética competían por ser la primera potencial mundial. Esto incluía, por supuesto, el liderazgo en la exploración espacial. La Unión Soviética dominaba claramente el espacio tras el éxito en 1961 de la misión de Yuri Gagarin, el primer hombre en viajar fuera de nuestro planeta. Llegar a la Luna se convirtió en una obsesión para Estados Unidos.

Tras varios intentos, el 20 de julio de 1969 los astronautas a bordo del Apolo 11 hicieron historia al ser los primeros humanos en pisar la superficie lunar. Si bien le siguieron otros viajes, en 1972 se le dio fin al proyecto y desde ese entonces ningún otro humano viajó a la Luna.

¿Por qué los programas espaciales dejaron de interesarse en viajar a la Luna? Un viaje tripulado al espacio que aterrice en un cuerpo celeste no es nada económico y la llegada del hombre al único satélite natural de nuestro planeta fue más bien un hecho simbólico dentro de la carrera espacial estadounidense que tenía como fin específico demostrarles a los rusos quién mandaba en el espacio. Tras «conquistar la Luna», no tenía sentido gastar dinero en repetir una y otra vez la hazaña, ya que luego el interés y los fondos estaban destinados a explorar el resto del sistema solar. Muestra de ello es la Estación Espacial Internacional.

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Estados Unidos y otros países profundizaron sus conocimientos sobre el espacio exterior y los planetas que lo formaban gracias a otros hitos, como el envío del robot Curiosity a Marte. Ante tanto terreno por descubrir, enviar gente a la Luna no era prioridad y los únicos proyectos al respecto eran de inversores privados, con el objeto de dar inicio al turismo y la minería espacial, una hazaña que aún no se hace realidad.

En definitiva, un viaje tripulado a la Luna es caro y las misiones con robots hacen un mejor trabajo con una fracción del costo, al tiempo que permiten que los fondos se inviertan en proyectos que amplíen nuestro conocimiento sobre otros aspectos interesantes de nuestro Sistema Solar.

Fuente VIX 



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