Las personas, lugares y objetos pueden estar cargados de energía que también puede afectarte. Aprende cómo mantenerla alejada de ti.
La empatía es la capacidad de reconocer y sentir las emociones de la gente. Muchas veces ser una persona “empática” significa absorber gran parte del sufrimiento y dolor que hay en nuestro entorno, lo que puede sacrificar nuestra capacidad de funcionar de manera saludable.
Dejar de absorber las energías negativas de otras personas es una gran habilidad que debemos aprender a desarrollar, para poder entender al resto pero sin deprimirnos o desanimarnos…
1. Dejar de complacer a las personas.
Si alguien está quejándose de ti, chismeando o está hablando mal de ti, no lo tomes como algo personal o te empeñes en tratar de hacerlos como tú. Esto sólo te lleva más profundamente en su campo de negatividad y te hace dependiente energéticamente y emocionalmente de su opinión.
Se compasivo contigo mismo y date cuenta de que no a todo el mundo le vas a gustar, y eso está bien!
Todo el mundo tiene diferentes personalidades, gustos y disgustos y estos crearán una experiencia de vida diferente para cada persona. Muéstrate a ti mismo amor primero y esto actuará como un campo de fuerza alrededor de ti, que mantendrá las opiniones de otras personas sin debilitarte.
2. Saber cuándo decir “no”.
Si tienes un invitado en tu casa, ¿le permitirías entrar desde el porche y dejar una pista de barro en toda tu alfombra?, o ¿le pedirías limpiar sus zapatos antes de entrar en tu espacio personal?
¿Qué pasa si lo invitas a cenar una vez y se invita a sí mismo por el resto del mes? ¿Y que si insiste en dormir en tu sofá para ahorrarse el viaje mañana? ¿Todo ello sin tu invitación?
Ser generoso puede ser una cosa genial, pero hay una línea muy fina para estar al tanto de asegurarte de que tú y tu generosidad no son aprovechadas.
No aceptes gorrones pesimistas, o vampiros emocionales del pasado con los que te sientes cómodo. Establece límites y hazlos cumplir!
Esta es tu vida. Tu cuerpo, el espacio y el tiempo personal son tus templos sagrados, así que piensa cuidadosamente sobre a qué tipo de personas les permites el acceso a ellos.
No hay nada de malo en decir “no” con la frecuencia que sientes que necesitas. Establece normas claras sobre lo que esperas de los demás antes de darles un lugar en tu vida.
3. Deja de alimentar a la bestia.
Antes que nada, desecha el término “vampiro emocional”. Estas son las personalidades parasitarias que, literalmente, se alimentan de tu atención y afecto y chupan completamente todos tus esfuerzos.
Emocionalmente invertir en estas personas puede hacerte sentir que vale la pena en un primer momento, pero en última instancia, te encontrarás sin energía y sus muchos problemas aún sin resolver. Su sed de tu amor nunca puede ser satisfecha si están decididos a permanecer sintiéndose como una víctima.
Puedes ofrecer tu apoyo a aquellos que lo necesiten, dar un oído atento a un amigo que lucha o a un desconocido, pero ten en cuenta cuando tus esfuerzos comienzan a ser redundantes, o cuando sus llamadas de ayuda comienzan a sentirse más como llamadas para obtener atención. Cuanto más atención das a sus problemas, menos resolución existirá.
No es tu responsabilidad solucionar los problemas de otras personas, especialmente cuando las personas realmente no quieren que sus problemas se resuelvan. Ellos quieren ser dignos de lástima.
Es saludable saber cuándo retirarte! Cuando sientas que tus recursos se agotan, ofrece tus simpatías y sal de la situación. No hay nada malo en negarse a participar en el drama de otra persona.
4. Dedícate a ti concentrándote en tu respiración.
Hacer esto te permitirá conectarte con tu esencia y durante varios minutos exhala la negatividad e inhala calma.
Esto te ayudará a conectarte con la tierra y a purificar el miedo u otras emociones negativas. Visualiza la negatividad como una gris que se va levantando de tu cuerpo, con la esperanza de que ingrese una luz dorada. Así deberías poder conseguir resultados rápidos.
5. Hazte responsable en un 100% de tus pensamientos y emociones
Tú eres 100% responsable de cómo te sientes. La percepción que tenemos de nosotros mismos es mayor que la percepción que otros tienen de nosotros. No eres una víctima, nadie tiene poder sobre ti.
Considera cómo tus pensamientos o expectativas pueden haber manifestado la situación que te está molestando. Cuando te haces responsable de la forma en que respondes a algo, te conectas contigo mismo a un nivel más profundo. Cuando estas conectado contigo mismo a un nivel más profundo, nadie logrará sacarte de tu centro.
6. Protégete a ti mismo.
Una buena manera de protegerse que las personas utilizan, implica visualizar una cobertura de luz blanca (o cualquier color que sientas que imparte poder) alrededor de todo tu cuerpo. Piensa en esa luz como un escudo que impide ingresar a la negatividad o molestias físicas que no te dejan estar positivo.
Lo principal es protegerse contra las energías negativas, para aprender a amarse a uno mismo. Recuerda que tú eres digno de felicidad y paz. Está bien decir que no cuando las situaciones te hacen mal, tú eres el autor de tu estado energético.
7. Maneja la sobrecarga emocional.
No tienes que estar en deuda con tu capacidad para absorber las emociones de los demás; ocupa bien esa carga implementando algunas de estas estrategias:
- Aprende a reconocer a las personas que te pueden bajar la energía. Esta clase de personas suelen ser aquellas a las que les gustan criticar, hacerse las víctimas, controlar o son narcisistas. Cuando puedas detectar estos comportamientos podrás protegerte de ellos.
- Asegúrate de no tener que depender de otras personas para solucionar situaciones difíciles.
- Ten tu espacio privado en una casa compartida con otros. Pide que los demás respeten ese espacio cuando estés descansando para recuperarte.
- Practica la meditación y la atención.
8. Busca personas y situaciones positivas.
Llama a un amigo que ve lo bueno en los demás, pasa tiempo con un colega que reconoce las cosas buenas o escucha a gente que tiene esperanzas. Escucha la fe que se tienen a sí mismos y a los demás. La esperanza es contagiosa y sirve para levantar tu estado de ánimo.
Cultiva emociones positivas que aumenten tu paz interior. Si te rodeas de paz y amor, podrás florecer tan fuerte como las emociones se marchitan. Respetar tus necesidades mediante el amor propio aumentará tu capacidad de respeto hacia los demás.
Aprende a utilizar la compasión como un modo de defenderte ante emociones abrumadoras. Con la compasión no tienes que sentirte culpable de buscar un respiro ante tantas cosas que te abruman.
9. Aprende a reconocer qué sentimientos te pertenecen y cuáles vienen desde afuera.
Cuando sepas reconocerlos, puedes comenzar a tratar de separarlos, imaginando que aquellos pensamientos, emociones o energías que no quieres contigo rebotan cuando llegan hacia ti.
Si algunos sentimientos negativos vienen de las personas que te rodean, eso no significa necesariamente que tengas que alejarte de ellas, pero sí que es bueno que generes tus propios espacios en los que puedas estar solo, y que tomes estos hábitos que te permitan, por ejemplo, ayudar a tus seres queridos que están atravesando una etapa de tristeza, pero sin que el dolor se transmita a ti.
La empatía es la capacidad de reconocer y sentir las emociones de la gente. Muchas veces ser una persona “empática” significa absorber gran parte del sufrimiento y dolor que hay en nuestro entorno, lo que puede sacrificar nuestra capacidad de funcionar de manera saludable.
Dejar de absorber las energías negativas de otras personas es una gran habilidad que debemos aprender a desarrollar, para poder entender al resto pero sin deprimirnos o desanimarnos…
1. Dejar de complacer a las personas.
Si alguien está quejándose de ti, chismeando o está hablando mal de ti, no lo tomes como algo personal o te empeñes en tratar de hacerlos como tú. Esto sólo te lleva más profundamente en su campo de negatividad y te hace dependiente energéticamente y emocionalmente de su opinión.
Se compasivo contigo mismo y date cuenta de que no a todo el mundo le vas a gustar, y eso está bien!
Todo el mundo tiene diferentes personalidades, gustos y disgustos y estos crearán una experiencia de vida diferente para cada persona. Muéstrate a ti mismo amor primero y esto actuará como un campo de fuerza alrededor de ti, que mantendrá las opiniones de otras personas sin debilitarte.
2. Saber cuándo decir “no”.
Si tienes un invitado en tu casa, ¿le permitirías entrar desde el porche y dejar una pista de barro en toda tu alfombra?, o ¿le pedirías limpiar sus zapatos antes de entrar en tu espacio personal?
¿Qué pasa si lo invitas a cenar una vez y se invita a sí mismo por el resto del mes? ¿Y que si insiste en dormir en tu sofá para ahorrarse el viaje mañana? ¿Todo ello sin tu invitación?
Ser generoso puede ser una cosa genial, pero hay una línea muy fina para estar al tanto de asegurarte de que tú y tu generosidad no son aprovechadas.
No aceptes gorrones pesimistas, o vampiros emocionales del pasado con los que te sientes cómodo. Establece límites y hazlos cumplir!
Esta es tu vida. Tu cuerpo, el espacio y el tiempo personal son tus templos sagrados, así que piensa cuidadosamente sobre a qué tipo de personas les permites el acceso a ellos.
No hay nada de malo en decir “no” con la frecuencia que sientes que necesitas. Establece normas claras sobre lo que esperas de los demás antes de darles un lugar en tu vida.
3. Deja de alimentar a la bestia.
Antes que nada, desecha el término “vampiro emocional”. Estas son las personalidades parasitarias que, literalmente, se alimentan de tu atención y afecto y chupan completamente todos tus esfuerzos.
Emocionalmente invertir en estas personas puede hacerte sentir que vale la pena en un primer momento, pero en última instancia, te encontrarás sin energía y sus muchos problemas aún sin resolver. Su sed de tu amor nunca puede ser satisfecha si están decididos a permanecer sintiéndose como una víctima.
Puedes ofrecer tu apoyo a aquellos que lo necesiten, dar un oído atento a un amigo que lucha o a un desconocido, pero ten en cuenta cuando tus esfuerzos comienzan a ser redundantes, o cuando sus llamadas de ayuda comienzan a sentirse más como llamadas para obtener atención. Cuanto más atención das a sus problemas, menos resolución existirá.
No es tu responsabilidad solucionar los problemas de otras personas, especialmente cuando las personas realmente no quieren que sus problemas se resuelvan. Ellos quieren ser dignos de lástima.
Es saludable saber cuándo retirarte! Cuando sientas que tus recursos se agotan, ofrece tus simpatías y sal de la situación. No hay nada malo en negarse a participar en el drama de otra persona.
4. Dedícate a ti concentrándote en tu respiración.
Hacer esto te permitirá conectarte con tu esencia y durante varios minutos exhala la negatividad e inhala calma.
Esto te ayudará a conectarte con la tierra y a purificar el miedo u otras emociones negativas. Visualiza la negatividad como una gris que se va levantando de tu cuerpo, con la esperanza de que ingrese una luz dorada. Así deberías poder conseguir resultados rápidos.
5. Hazte responsable en un 100% de tus pensamientos y emociones
Tú eres 100% responsable de cómo te sientes. La percepción que tenemos de nosotros mismos es mayor que la percepción que otros tienen de nosotros. No eres una víctima, nadie tiene poder sobre ti.
Considera cómo tus pensamientos o expectativas pueden haber manifestado la situación que te está molestando. Cuando te haces responsable de la forma en que respondes a algo, te conectas contigo mismo a un nivel más profundo. Cuando estas conectado contigo mismo a un nivel más profundo, nadie logrará sacarte de tu centro.
6. Protégete a ti mismo.
Una buena manera de protegerse que las personas utilizan, implica visualizar una cobertura de luz blanca (o cualquier color que sientas que imparte poder) alrededor de todo tu cuerpo. Piensa en esa luz como un escudo que impide ingresar a la negatividad o molestias físicas que no te dejan estar positivo.
Lo principal es protegerse contra las energías negativas, para aprender a amarse a uno mismo. Recuerda que tú eres digno de felicidad y paz. Está bien decir que no cuando las situaciones te hacen mal, tú eres el autor de tu estado energético.
7. Maneja la sobrecarga emocional.
No tienes que estar en deuda con tu capacidad para absorber las emociones de los demás; ocupa bien esa carga implementando algunas de estas estrategias:
- Aprende a reconocer a las personas que te pueden bajar la energía. Esta clase de personas suelen ser aquellas a las que les gustan criticar, hacerse las víctimas, controlar o son narcisistas. Cuando puedas detectar estos comportamientos podrás protegerte de ellos.
- Asegúrate de no tener que depender de otras personas para solucionar situaciones difíciles.
- Ten tu espacio privado en una casa compartida con otros. Pide que los demás respeten ese espacio cuando estés descansando para recuperarte.
- Practica la meditación y la atención.
8. Busca personas y situaciones positivas.
Llama a un amigo que ve lo bueno en los demás, pasa tiempo con un colega que reconoce las cosas buenas o escucha a gente que tiene esperanzas. Escucha la fe que se tienen a sí mismos y a los demás. La esperanza es contagiosa y sirve para levantar tu estado de ánimo.
Cultiva emociones positivas que aumenten tu paz interior. Si te rodeas de paz y amor, podrás florecer tan fuerte como las emociones se marchitan. Respetar tus necesidades mediante el amor propio aumentará tu capacidad de respeto hacia los demás.
Aprende a utilizar la compasión como un modo de defenderte ante emociones abrumadoras. Con la compasión no tienes que sentirte culpable de buscar un respiro ante tantas cosas que te abruman.
9. Aprende a reconocer qué sentimientos te pertenecen y cuáles vienen desde afuera.
Cuando sepas reconocerlos, puedes comenzar a tratar de separarlos, imaginando que aquellos pensamientos, emociones o energías que no quieres contigo rebotan cuando llegan hacia ti.
Si algunos sentimientos negativos vienen de las personas que te rodean, eso no significa necesariamente que tengas que alejarte de ellas, pero sí que es bueno que generes tus propios espacios en los que puedas estar solo, y que tomes estos hábitos que te permitan, por ejemplo, ayudar a tus seres queridos que están atravesando una etapa de tristeza, pero sin que el dolor se transmita a ti.