Algunos crecimos aprendiendo que el sistema solar tenía nueve planetas hasta que vinieron algunos científicos y nos dijeron que no, que Plutón se quedaba fuera. Pero desde hace bastante tiempo se habla de un noveno planeta, aunque no sería exactamente eso y los astrónomos creen estar más cerca de resolver el misterio.
De hecho, este objeto ha recibido de manera histórica el nombre de Planeta 9 aunque estrictamente no lo es, si bien sí estaría orbitando alrededor del Solcomo el resto. Pero parece que están algo más cerca de saber en qué radica la dificultad en detectarlo, pese a tener el tamaño de una pelota de tenis.
Un vecino que podría haber estado antes que nosotros (y mucho)
De ser así, puede que los intentos en conocerlo no hayan sido demasiado fructíferos no sólo por estar tan lejos, sino porque la manera de investigarlo no habría sido la mejor al tener una naturaleza tan distinta a un planeta o planetoide (los agujeros negros no se estudian con luz visible o infrarrojos). Y lo interesante es la historia que hay tras ese posible agujero negro, dado que se plantea una interesante hipótesis.
Una de ellas tiene relación en la formación del propio universo y en las fluctuaciones cuánticas que se apunta que pudo haber, causando que la materia se concentrase mucho en algunos puntos y se ausentase en otros. Estos puntos podían ser muy masivos o pequeños, pero con la suficiente masa para atrapar luz (es decir, un agujero negro, pero distinto a los que se forman tras colapsar una estrella), de modo que este Planeta 9 podría ser uno de esos agujeros negros primigenios.
De ser así, el objeto podría ser detectado por el telescopio espacial de rayos gamma Fermi, cuyos datos se estudiarán con el fin de dar con él. Veremos si esto se acaba confirmando y si efectivamente tenemos como vecino un agujero negro (y muy antiguo).
De hecho, este objeto ha recibido de manera histórica el nombre de Planeta 9 aunque estrictamente no lo es, si bien sí estaría orbitando alrededor del Solcomo el resto. Pero parece que están algo más cerca de saber en qué radica la dificultad en detectarlo, pese a tener el tamaño de una pelota de tenis.
¿Planeta 9? ¿Planeta X?
Hasta que hemos logrado conocer mejor el ínfimo pedazo de universo que nos rodea han pasado siglos, pero aún sin el instrumental tan avanzado del que disponemos hoy se aproximaban descubrimientos de astros alejadísimos de la Tierra. Ya hablamos del Planeta X, algo que Percival Lowell planteó en 1906 cuya presencia se situaba más allá de Neptuno y que casi se confirma con 2015 TG387, aunque al final no resultó ser el astro predecido por Lowell.
Curiosamente, con la búsqueda de este Planeta X se descubrió Plutón, aunque seguía sin determinarse qué era ese misterioso cuerpo celeste hasta que posteriormente Michael E. Brown y Konstantin Batygin (dos astrónomos del Instituto Tecnológico de California) aportaron una serie de datos que explicarían la existencia de un "misterioso Planeta 9". Tenemos Planeta X y Planeta 9, pero nada que cuaje con ninguna de estas aproximaciones, ni siquiera la confirmación del 2015 TG387, que parece un planeta enano pero no coincide ni con el modelo de Brown y Batygin ni con el de Lowell.
¿Qué han visto ahora? Explican los del MIT que algunos astrónomos le siguen la pista a algo que mediría unos 5 centímetros, a una distancia al Sol que representa unas 250 veces la de nuestro planeta y orbitando en torno a éste más allá de Neptuno, adjudicándolo a lo de Planeta 9. Con un pequeño matiz: que no, no es un planeta.
Apuntan con los últimos hallazgos que el susodicho Planeta 9 es en realidad un agujero negro orbitando el Sol, lo cual encajaría también en las dificultades que hay para detectarlo . Aunque otro factor sería su tamaño: el de una pelota de tenis.
Hasta que hemos logrado conocer mejor el ínfimo pedazo de universo que nos rodea han pasado siglos, pero aún sin el instrumental tan avanzado del que disponemos hoy se aproximaban descubrimientos de astros alejadísimos de la Tierra. Ya hablamos del Planeta X, algo que Percival Lowell planteó en 1906 cuya presencia se situaba más allá de Neptuno y que casi se confirma con 2015 TG387, aunque al final no resultó ser el astro predecido por Lowell.
Curiosamente, con la búsqueda de este Planeta X se descubrió Plutón, aunque seguía sin determinarse qué era ese misterioso cuerpo celeste hasta que posteriormente Michael E. Brown y Konstantin Batygin (dos astrónomos del Instituto Tecnológico de California) aportaron una serie de datos que explicarían la existencia de un "misterioso Planeta 9". Tenemos Planeta X y Planeta 9, pero nada que cuaje con ninguna de estas aproximaciones, ni siquiera la confirmación del 2015 TG387, que parece un planeta enano pero no coincide ni con el modelo de Brown y Batygin ni con el de Lowell.
¿Qué han visto ahora? Explican los del MIT que algunos astrónomos le siguen la pista a algo que mediría unos 5 centímetros, a una distancia al Sol que representa unas 250 veces la de nuestro planeta y orbitando en torno a éste más allá de Neptuno, adjudicándolo a lo de Planeta 9. Con un pequeño matiz: que no, no es un planeta.
Apuntan con los últimos hallazgos que el susodicho Planeta 9 es en realidad un agujero negro orbitando el Sol, lo cual encajaría también en las dificultades que hay para detectarlo . Aunque otro factor sería su tamaño: el de una pelota de tenis.
Un vecino que podría haber estado antes que nosotros (y mucho)
De ser así, puede que los intentos en conocerlo no hayan sido demasiado fructíferos no sólo por estar tan lejos, sino porque la manera de investigarlo no habría sido la mejor al tener una naturaleza tan distinta a un planeta o planetoide (los agujeros negros no se estudian con luz visible o infrarrojos). Y lo interesante es la historia que hay tras ese posible agujero negro, dado que se plantea una interesante hipótesis.
Una de ellas tiene relación en la formación del propio universo y en las fluctuaciones cuánticas que se apunta que pudo haber, causando que la materia se concentrase mucho en algunos puntos y se ausentase en otros. Estos puntos podían ser muy masivos o pequeños, pero con la suficiente masa para atrapar luz (es decir, un agujero negro, pero distinto a los que se forman tras colapsar una estrella), de modo que este Planeta 9 podría ser uno de esos agujeros negros primigenios.
De ser así, el objeto podría ser detectado por el telescopio espacial de rayos gamma Fermi, cuyos datos se estudiarán con el fin de dar con él. Veremos si esto se acaba confirmando y si efectivamente tenemos como vecino un agujero negro (y muy antiguo).
Fuente XATAKA