Ya nacieron los primeros mosquitos transmisores de dengue –el aedes aegypti- y es el momento más indicado para extremar las medidas de prevención. Las recomendaciones provienen del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que monitorea durante todo el año la evolución.
“Está arrancando la temporada. Los huevos que quedaron en estado de latencia en el invierno eclosionaron con el calorcito de estos días. Y generaron los primeros adultos, que ya hemos detectado en la ciudad. En la medida que aumente la temperatura y las lluvias, la población crecerá, alcanzando su pico en la segunda semana de enero. Desde el otoño hasta ahora es el momento ideal para tomar medidas prevención”, explica Nicolás Schweigmann, director del GEM e investigador del Conicet.
Cada mosquita pone entre 60 y 100 huevos por puesta, y esto se repite cada dos o tres días. “Para que la población se mantenga estable solo requiere de dos, un macho y una hembra. Es decir que, si de 100 huevos mueren 98, igual sobrevive. Es un animal preparado para las extinciones locales, por eso -remarca- no sirven los insecticidas u otros métodos”, dice el investigador.
“Estamos en situación de riesgo permanente porque no se hacen las cosas que se deberían en materia de políticas de Estado para cambiar la situación del Aedes aegypti, que además de transmitir el virus del dengue, zika, fiebre amarilla y chikungunya, ahora se suma la Dirofilaria que afecta gravemente a los perros”, indica Schweigmann.
La mejor prevención es que las hembras no encuentren donde poner sus huevos: hay que descacharrizar, dar vuelta o tapar los objetos donde se puede juntar agua. “Si se le quita los recipientes que acumulan agua, el insecto estará complicado para reproducirse. Se hace así un control de natalidad efectivo. Aunque no se logre extinguirlo completamente, se pueden bajar los niveles de umbral de transmisión”, precisa.
Otras sugerencias son tirar agua hirviendo en las paredes de las rejillas, y deshacerse de toda la chatarra a la vista, mucha de la cual se encuentra dispersa en predios de organismos públicos.
Otro sitio peligroso son las gomerías que tienen neumáticos a la intemperie y las obras en construcción que pueden acumular agua de lluvia y facilitar el ciclo del insecto. “Como el mosquito necesita de una semana o más para su desarrollo, los elementos se deben dar vuelta o tapar el viernes o sábado cuando se deja de trabajar en las obras. De este modo, impide su crecimiento”, aconsejó.
El Aedes aegypti es domiciliario, y no vuela más allá de media cuadra. Con un frasquito con un poco de agua se puede instalar un sensor fácil de diseñar. La hembra entra en el frasco, atraída por el agua, para poner el huevo. Con una simple mirada semanal del dispositivo casero permite visualizar si ha dejado algo parecido a pequeños granos de arroz de medio a un milímetro de largo y de color negro. Si esto ocurre quiere decir que a no más de 40 metros existe un criadero.
“Si se posa un mosquito con rayitas blancas en tu brazo o lo ves volando por tu casa, es lo mismo que tuvieras un sensor. Significa que a cincuenta metros a la redonda hay un criadero de Aedes”, advierte Schweigmann.
“Está arrancando la temporada. Los huevos que quedaron en estado de latencia en el invierno eclosionaron con el calorcito de estos días. Y generaron los primeros adultos, que ya hemos detectado en la ciudad. En la medida que aumente la temperatura y las lluvias, la población crecerá, alcanzando su pico en la segunda semana de enero. Desde el otoño hasta ahora es el momento ideal para tomar medidas prevención”, explica Nicolás Schweigmann, director del GEM e investigador del Conicet.
Cada mosquita pone entre 60 y 100 huevos por puesta, y esto se repite cada dos o tres días. “Para que la población se mantenga estable solo requiere de dos, un macho y una hembra. Es decir que, si de 100 huevos mueren 98, igual sobrevive. Es un animal preparado para las extinciones locales, por eso -remarca- no sirven los insecticidas u otros métodos”, dice el investigador.
“Estamos en situación de riesgo permanente porque no se hacen las cosas que se deberían en materia de políticas de Estado para cambiar la situación del Aedes aegypti, que además de transmitir el virus del dengue, zika, fiebre amarilla y chikungunya, ahora se suma la Dirofilaria que afecta gravemente a los perros”, indica Schweigmann.
La mejor prevención es que las hembras no encuentren donde poner sus huevos: hay que descacharrizar, dar vuelta o tapar los objetos donde se puede juntar agua. “Si se le quita los recipientes que acumulan agua, el insecto estará complicado para reproducirse. Se hace así un control de natalidad efectivo. Aunque no se logre extinguirlo completamente, se pueden bajar los niveles de umbral de transmisión”, precisa.
Otras sugerencias son tirar agua hirviendo en las paredes de las rejillas, y deshacerse de toda la chatarra a la vista, mucha de la cual se encuentra dispersa en predios de organismos públicos.
Otro sitio peligroso son las gomerías que tienen neumáticos a la intemperie y las obras en construcción que pueden acumular agua de lluvia y facilitar el ciclo del insecto. “Como el mosquito necesita de una semana o más para su desarrollo, los elementos se deben dar vuelta o tapar el viernes o sábado cuando se deja de trabajar en las obras. De este modo, impide su crecimiento”, aconsejó.
El Aedes aegypti es domiciliario, y no vuela más allá de media cuadra. Con un frasquito con un poco de agua se puede instalar un sensor fácil de diseñar. La hembra entra en el frasco, atraída por el agua, para poner el huevo. Con una simple mirada semanal del dispositivo casero permite visualizar si ha dejado algo parecido a pequeños granos de arroz de medio a un milímetro de largo y de color negro. Si esto ocurre quiere decir que a no más de 40 metros existe un criadero.
“Si se posa un mosquito con rayitas blancas en tu brazo o lo ves volando por tu casa, es lo mismo que tuvieras un sensor. Significa que a cincuenta metros a la redonda hay un criadero de Aedes”, advierte Schweigmann.
Fuente DIARIO Z