Se han disuelto en una compleja nebulosa de remanente estelar
La imagen muestra el resultado de una pelea estelar: un entorno de gas complejo y sorprendente que rodea el sistema binario HD101584 después de la agonía de las dos estrellas. Los colores representan la velocidad, pasando del azul (gas que se mueve más rápido hacia nosotros) al rojo (gas que se aleja más rápido de nosotros). Las estrellas del anterior sistema binario se encuentran ahora unidas en un único punto brillante situado en el centro de la estructura de anillo (en verde).
Los astrónomos han podido observar el proceso de muerte y descomposición de un sistema de dos estrellas situado en la Constelación El Centauro, a unos 4,37 años luz de distancia de nosotros, según explican en un artículo publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.
Las estrellas, al igual que los seres humanos, tienen un ciclo vital propio que les lleva a cambiar con la edad y al final, a la muerte.
Cada estrella brilla debido a la fusión termonuclear del hidrógeno en helio en su núcleo y su ciclo vital se cierra cuando quema todo el hidrógeno de su núcleo y crece hasta convertirse en una estrella relativamente fría llamada gigante roja.
Convertirse en gigante roja es comenzar a morir en tres fases sucesivas que terminan con la completa destrucción de la estrella: colapsa su estructura, su tamaño disminuye y se transforma en enana blanca.
Finalmente, la enana blanca se convierte en enana negra o cadáver estelar, un cuerpo frío e invisible en el espacio.
La enana negra es el equivalente de un cadáver que no emite luz: queda oculta a la mirada de los astrónomos, como si estuviera enterrada en una tumba cósmica.
No hay constancia de que las enanas negras existan, ya que el universo es todavía muy joven (13.700 millones de años) como para albergar cementerios de estrellas muertas, pero los astrónomos consideran que ese es el final de todas las estrellas, incluido nuestro Sol.
Observación en diferido
Lo que los astrónomos han podido observar ahora es la agonía real del sistema de doble estrella llamado HD101584 y comprobado que fue similar a una lucha estelar.
Consideran que su proceso de muerte se precipitó a medida que la estrella principal se convertía en una gigante roja: creció lo suficiente como para envolver a su pareja de menor masa, acabando prematuramente con su vida.
La estrella más pequeña fue atraída hacia el núcleo del gigante, pero no llegó a chocar con ella porque antes de esta previsible colisión estelar, la estrella más grande explotó, dispersó sus capas de gas y dejó expuesto su núcleo.
Se formó entonces una peculiar nube de gas como resultado del enfrentamiento entre las dos estrellas que quedó como el testimonio del sistema binario que fue.
Esa nebulosa tiene una compleja estructura debido a la trayectoria en espiral de la estrella más pequeña hacia la gigante roja, así como a los chorros de gas que se formaron en este proceso.
Esos chorros de gas volaron a través del material previamente expulsado, formando los anillos de gas y las brillantes manchas azuladas y rojizas que se ven en la nebulosa resultante, señalan los investigadores.
Mejor comprensión
Lo interesante de esta lucha estelar es que ayuda a los astrónomos a entender mejor la evolución final de estrellas como el Sol.
“Actualmente, podemos describir los procesos de muerte comunes a muchas estrellas similares al Sol, pero no podemos explicar por qué o cómo suceden exactamente. HD101584 nos da pistas importantes para resolver este rompecabezas ya que, actualmente, se encuentra en una corta fase de transición entre etapas evolutivas que han sido mejor estudiadas. Con imágenes detalladas del entorno de HD101584 podemos hacer la conexión entre la estrella gigante que era antes y el remanente estelar en el que pronto se convertirá”, explica la coautora Sofia Ramstedt, de la Universidad de Uppsala (Suecia).
Gracias a la sofisticada tecnología empleada en la observación, los astrónomos pudieron penetrar tanto en la física como en la química de esta lucha estelar con resultado de muerte y creación de una nebulosa compleja.
Los restos de las dos estrellas están dentro de esa nebulosa y los astrónomos han apreciado que están demasiado juntas como para poder observar la siguiente etapa de disolución y muerte que corresponde a todas las estrellas.
Aparentemente, la contienda entre ambas estrellas continúa en el seno de la nebulosa y los astrónomos confían que el nuevo ELT (Extremely Large Telescope) de ESO, en construcción en el desierto de Atacama (Chile), les permitirá observar desigual la contienda que enfrenta a dos colosos moribundos en camino de convertirse remanentes estelares.
La imagen muestra el resultado de una pelea estelar: un entorno de gas complejo y sorprendente que rodea el sistema binario HD101584 después de la agonía de las dos estrellas. Los colores representan la velocidad, pasando del azul (gas que se mueve más rápido hacia nosotros) al rojo (gas que se aleja más rápido de nosotros). Las estrellas del anterior sistema binario se encuentran ahora unidas en un único punto brillante situado en el centro de la estructura de anillo (en verde).
Los astrónomos han podido observar el proceso de muerte y descomposición de un sistema de dos estrellas situado en la Constelación El Centauro, a unos 4,37 años luz de distancia de nosotros, según explican en un artículo publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.
Las estrellas, al igual que los seres humanos, tienen un ciclo vital propio que les lleva a cambiar con la edad y al final, a la muerte.
Cada estrella brilla debido a la fusión termonuclear del hidrógeno en helio en su núcleo y su ciclo vital se cierra cuando quema todo el hidrógeno de su núcleo y crece hasta convertirse en una estrella relativamente fría llamada gigante roja.
Convertirse en gigante roja es comenzar a morir en tres fases sucesivas que terminan con la completa destrucción de la estrella: colapsa su estructura, su tamaño disminuye y se transforma en enana blanca.
Finalmente, la enana blanca se convierte en enana negra o cadáver estelar, un cuerpo frío e invisible en el espacio.
La enana negra es el equivalente de un cadáver que no emite luz: queda oculta a la mirada de los astrónomos, como si estuviera enterrada en una tumba cósmica.
No hay constancia de que las enanas negras existan, ya que el universo es todavía muy joven (13.700 millones de años) como para albergar cementerios de estrellas muertas, pero los astrónomos consideran que ese es el final de todas las estrellas, incluido nuestro Sol.
Observación en diferido
Lo que los astrónomos han podido observar ahora es la agonía real del sistema de doble estrella llamado HD101584 y comprobado que fue similar a una lucha estelar.
Consideran que su proceso de muerte se precipitó a medida que la estrella principal se convertía en una gigante roja: creció lo suficiente como para envolver a su pareja de menor masa, acabando prematuramente con su vida.
La estrella más pequeña fue atraída hacia el núcleo del gigante, pero no llegó a chocar con ella porque antes de esta previsible colisión estelar, la estrella más grande explotó, dispersó sus capas de gas y dejó expuesto su núcleo.
Se formó entonces una peculiar nube de gas como resultado del enfrentamiento entre las dos estrellas que quedó como el testimonio del sistema binario que fue.
Esa nebulosa tiene una compleja estructura debido a la trayectoria en espiral de la estrella más pequeña hacia la gigante roja, así como a los chorros de gas que se formaron en este proceso.
Esos chorros de gas volaron a través del material previamente expulsado, formando los anillos de gas y las brillantes manchas azuladas y rojizas que se ven en la nebulosa resultante, señalan los investigadores.
Mejor comprensión
Lo interesante de esta lucha estelar es que ayuda a los astrónomos a entender mejor la evolución final de estrellas como el Sol.
“Actualmente, podemos describir los procesos de muerte comunes a muchas estrellas similares al Sol, pero no podemos explicar por qué o cómo suceden exactamente. HD101584 nos da pistas importantes para resolver este rompecabezas ya que, actualmente, se encuentra en una corta fase de transición entre etapas evolutivas que han sido mejor estudiadas. Con imágenes detalladas del entorno de HD101584 podemos hacer la conexión entre la estrella gigante que era antes y el remanente estelar en el que pronto se convertirá”, explica la coautora Sofia Ramstedt, de la Universidad de Uppsala (Suecia).
Gracias a la sofisticada tecnología empleada en la observación, los astrónomos pudieron penetrar tanto en la física como en la química de esta lucha estelar con resultado de muerte y creación de una nebulosa compleja.
Los restos de las dos estrellas están dentro de esa nebulosa y los astrónomos han apreciado que están demasiado juntas como para poder observar la siguiente etapa de disolución y muerte que corresponde a todas las estrellas.
Aparentemente, la contienda entre ambas estrellas continúa en el seno de la nebulosa y los astrónomos confían que el nuevo ELT (Extremely Large Telescope) de ESO, en construcción en el desierto de Atacama (Chile), les permitirá observar desigual la contienda que enfrenta a dos colosos moribundos en camino de convertirse remanentes estelares.
Fuente TENDENCIAS 21