Sydney Brenner, el biólogo que encontró el regalo que la naturaleza tenía guardado para la ciencia

Por Alejandra Castro

Sydney Brenner, uno de los principales biólogos del siglo XX, nació el 13 de enero de 1927 en la pequeña ciudad de Germiston, Sudáfrica, en el seno de una familia de inmigrantes de Europa del Este y falleció el 5 de abril de 2019 en Singapur, Malasia. Ya en su niñez, su destacado intelecto y curiosidad no pasaron inadvertidos. Aun proviniendo de una familia sin recursos, realizó sus estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, gracias a la ayuda de sus maestros que le consiguieron una beca de la municipalidad de su ciudad natal.

En 1952, Brenner comenzó a realizar su doctorado en la Universidad de Oxford estudiando el ciclo de vida de distintos bacteriófagos (virus que infectan bacterias). En abril de 1953, en Cambridge, fue uno de los primeros investigadores en conocer la estructura del ADN determinada por Watson y Crick. Este hecho marcó un antes y un después en su carrera científica. Su amistad con Francis Crick le permitió relacionarse con investigadores tales como Seymour Benzer, Max Delbrück y Salvador Luria, quienes jugaron un papel preponderante en el desarrollo de una nueva rama de la ciencia, la biología molecular.

Después de una breve estadía en Sudáfrica, Brenner regresó al Laboratorio de Biología Molecular en Cambridge gracias al apoyo de Francis Crick. Su principal interés en esta nueva etapa se centraba en el estudio del desarrollo del sistema nervioso y en particular en responder la pregunta: ¿cómo se construye un cerebro? Sin embargo, resultaba imprescindible encontrar primero un modelo experimental simple, o como los llaman los investigadores un “organismo modelo”, que le permitiera hacer los experimentos necesarios para armar “el rompecabezas” del desarrollo del sistema nervioso.
Brenner destaca la importancia de haber encontrado a un pequeño gusano de menos de 1 milímetro de longitud, llamado formalmente Caenorhabditis elegans, pero conocido más comúnmente como C.elegans, para ser utilizado como organismo modelo. Lo describió como “el regalo que la naturaleza tenía guardado para la ciencia” en el título de su conferencia Nobel en 2002. Este premio fue compartido con Robert Horvitz y John Sulston. Con su habitual ironía, Brenner al iniciar la conferencia acotó: “sin lugar a dudas, el cuarto ganador de este premio Nobel es Caenohabditis elegans; merecedor de todos los honores pero, por supuesto, no podrá compartir el premio monetario”.

Este pequeño gusano de cuerpo redondeado posee propiedades que resultan muy útiles para el trabajo en el laboratorio: se desarrolla muy rápidamente, puede vivir en unas cajitas de plástico conocidas como “cajas de Petri” en las cuales se alimenta de bacterias y es transparente lo que permite la observación de sus células y órganos durante el desarrollo.
Brenner y sus colaboradores no solo identificaron los genes responsables de muchas de las características morfológicas y de los comportamientos en este organismo, sino que también estudiaron la anatomía y la estructura completa del mismo. Esta fue la primera ocasión en la que se pudo conocer tanto el origen y destino de cada una de las aproximadamente 1000 células que lo componen como la estructura completa del sistema nervioso de un animal. Posteriormente, con el avance de las técnicas de secuenciación de ADN, se pudo descifrar la secuencia completa de su genoma. C.elegans, el pequeño organismo modelo propuesto por Sydney Brenner permitió estudiar cómo los genes pueden guiar la formación de estructuras complejas en los organismos superiores.
Por otro lado, al analizar en detalle su genoma, se identificaron parientes cercanos de más de la mitad de los genes que poseen los humanos. Esta característica permite utilizar a C.elegans como organismo modelo para estudiar, por ejemplo, los mecanismos que producen el desarrollo de enfermedades degenerativas como el Parkinson, el Alzheimer y probar nuevas drogas que puedan ser utilizadas en su tratamiento

Sydney Brenner fue director del Laboratorio de Biología Molecular en Cambridge por más de 10 años y luego continuó trabajando en proyectos de biología evolutiva en la hasta su “primera jubilación” en 1992. Ese mismo año, viajó a La Jolla, California donde continuó trabajando en diversos proyectos de investigación hasta el año 2000 en ocasión de su segunda jubilación.
Desde finales de la década de 1980, este incansable científico dirigió también el desarrollo de la investigación biomédica en Singapur donde falleció el 5 de abril de 2019. Sydney Brenner deslumbró, divirtió y a veces ofendió al público con su humor, ironía y desdén por la autoridad y el dogma, lo que provocó que sus colegas lo describieran como "uno de los niños traviesos de la biología; el ingenioso tramposo que se deleita en agitar las cosas”.

Fuente ESPARCIENCIA



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