
Esto significa que en términos de altitud, el "mapa" cerebral del espacio es notablemente plano.
En el estudio, se hicieron análisis de dos clases de células que están implicadas en la representación mental del espacio: las células que miden la distancia, y las células que indican la ubicación. Los científicos constataron que sólo éstas últimas eran sensibles al cambio de altitud al moverse las ratas hacia arriba, y esa sensibilidad al cambio de altitud era modesta.
Esto significa que el sentido del espacio en las ratas, y probablemente en los humanos y otros animales no voladores, es en realidad bastante plano. O sea que somos muy sensibles respecto a dónde estamos en el espacio horizontal, pero muy poco conscientes de nuestra ubicación en vertical.
Este descubrimiento es sorprendente, y atañe a situaciones en las que la gente tiene que moverse con poca o ninguna restricción de la fuerza de gravedad, como es el caso de buzos, astronautas y algunos pilotos de avión.
El hallazgo denota también que, si, tal como parece, el mapa del espacio es mayormente plano en el cerebro humano, de algún modo nuestra mente logra compensarlo, permitiéndonos desplazarnos con eficacia a través de entornos tridimensionales complejos en los que el espacio vertical es tan importante como el.
Fuente ALFAOMEGA MC