No ha tenido suficiente materia ni tiempo para alcanzar su tamaño
Impresión artística del quásar ULAS J1120+0641 alimentado por un agujero negro que posee dos mil millones de veces la masa de nuestro Sol. Crédito: ESO/M. Kornmesser.
Los astrónomos han descubierto en el interior de un quásar situado a 12.500 millones de años luz de la Tierra un colosal agujero negro supermasivo que devora el equivalente a la masa de un sol cada día.
No sólo es el agujero negro de más rápido crecimiento en el universo, sino también el más luminoso: brilla miles de veces más que una galaxia entera y, si estuviera en el centro de nuestra galaxia, lo veríamos 10 veces más brillante que una luna llena y haría casi imposible la vida en nuestro planeta.
Conocido como J2157, este agujero negro fue descubierto en 2018 por el mismo equipo de investigación, dirigido por la Universidad Nacional de Australia, que ahora revela algo inesperado: a tenor de los conocimientos actuales, es imposible que sea tan grande.
Según los nuevos datos obtenidos por los astrónomos, J2157 no es el agujero negro más masivo conocido, pero es 34.000 millones de veces más pesado que nuestro sol y cinco veces más pesado que M87*, el agujero negro supermasivo presente en la galaxia elíptica M87.
En relación con el agujero negro supermasivo que tenemos en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, llamado Sagitario A*, J2157 es 8.000 veces más pesado.
En el universo temprano
Lo más relevante de este descubrimiento que J2157 está creciendo desde que el universo tenía solo 1.200 millones de años, menos del 10% de su edad actual.
Crece a una velocidad un 40% más rápida que la velocidad límite máxima establecida por su masa: por lo tanto, está creciendo más rápido de lo que un agujero negro debería ser capaz de hacer.
Los astrónomos se preguntan cómo es posible que agujeros negros de este calibre pudieran existir desde una época tan temprana del universo.
Los científicos australianos habían estimado previamente que J2157 tenía una masa récord de 20 mil millones de soles, pero nuevas observaciones con el Very Large Telescope de ESO en Chile han permitido establecer la velocidad con la que J2157 aspira magnesio ionizado, que produce una firma espectral precisa, y definir la masa con mayor precisión.
Objeto imposible
Con estos nuevos datos, J2157 se ha convertido en el agujero negro más grande en un período tan temprano en la historia del universo, ya que según los conocimientos actuales sería imposible que se hubiera desarrollado con esas magnitudes.
Este descubrimiento está llevando a los astrónomos a reconsiderar sus modelos cosmológicos relativos a la creación de agujeros negros en el universo, según los cuales un agujero negro de esas características habría necesitado mucho más tiempo y materia que absorber que la que había en el universo cuando se formó.
No solo no sabemos cómo se formó y cómo creció, tampoco sabemos cómo los agujeros negros han podido crecer tanto poco después del Big Bang, destacan los investigadores.
Impresión artística del quásar ULAS J1120+0641 alimentado por un agujero negro que posee dos mil millones de veces la masa de nuestro Sol. Crédito: ESO/M. Kornmesser.
Los astrónomos han descubierto en el interior de un quásar situado a 12.500 millones de años luz de la Tierra un colosal agujero negro supermasivo que devora el equivalente a la masa de un sol cada día.
No sólo es el agujero negro de más rápido crecimiento en el universo, sino también el más luminoso: brilla miles de veces más que una galaxia entera y, si estuviera en el centro de nuestra galaxia, lo veríamos 10 veces más brillante que una luna llena y haría casi imposible la vida en nuestro planeta.
Conocido como J2157, este agujero negro fue descubierto en 2018 por el mismo equipo de investigación, dirigido por la Universidad Nacional de Australia, que ahora revela algo inesperado: a tenor de los conocimientos actuales, es imposible que sea tan grande.
Según los nuevos datos obtenidos por los astrónomos, J2157 no es el agujero negro más masivo conocido, pero es 34.000 millones de veces más pesado que nuestro sol y cinco veces más pesado que M87*, el agujero negro supermasivo presente en la galaxia elíptica M87.
En relación con el agujero negro supermasivo que tenemos en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, llamado Sagitario A*, J2157 es 8.000 veces más pesado.
En el universo temprano
Lo más relevante de este descubrimiento que J2157 está creciendo desde que el universo tenía solo 1.200 millones de años, menos del 10% de su edad actual.
Crece a una velocidad un 40% más rápida que la velocidad límite máxima establecida por su masa: por lo tanto, está creciendo más rápido de lo que un agujero negro debería ser capaz de hacer.
Los astrónomos se preguntan cómo es posible que agujeros negros de este calibre pudieran existir desde una época tan temprana del universo.
Los científicos australianos habían estimado previamente que J2157 tenía una masa récord de 20 mil millones de soles, pero nuevas observaciones con el Very Large Telescope de ESO en Chile han permitido establecer la velocidad con la que J2157 aspira magnesio ionizado, que produce una firma espectral precisa, y definir la masa con mayor precisión.
Objeto imposible
Con estos nuevos datos, J2157 se ha convertido en el agujero negro más grande en un período tan temprano en la historia del universo, ya que según los conocimientos actuales sería imposible que se hubiera desarrollado con esas magnitudes.
Este descubrimiento está llevando a los astrónomos a reconsiderar sus modelos cosmológicos relativos a la creación de agujeros negros en el universo, según los cuales un agujero negro de esas características habría necesitado mucho más tiempo y materia que absorber que la que había en el universo cuando se formó.
No solo no sabemos cómo se formó y cómo creció, tampoco sabemos cómo los agujeros negros han podido crecer tanto poco después del Big Bang, destacan los investigadores.
Fuente TENDENCIAS 21
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Agujeros negros