Necesitamos de los otros para aprender y tomar decisiones

El aprendizaje directo o individual y el aprendizaje social se concretan en regiones diferentes del cerebro, pero al mismo tiempo interactúan en una zona en común. Un estudio de neurocientíficos austríacos y alemanes demuestra así que tanto el aprendizaje como la toma de decisiones son fenómenos personales y colectivos al mismo tiempo.

Elegimos caminos y direcciones a partir de nuestras propias vivencias e impresiones, pero también en función de las decisiones que toman otros. Investigadores de la Universidad de Viena y del Centro Médico de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf (UKE) han descubierto en un reciente trabajo las áreas del cerebro en las cuales se desarrollan el aprendizaje individual y el social, hallando además un sector en el que se relacionan.

El equipo, dirigido por el neurocientífico Lei Zhang, ha encontrado gracias a esas preguntas un conjunto de evidencias empíricas sobre la existencia de regiones distintas en el cerebro para el aprendizaje directo y el aprendizaje social. Además, los expertos comprobaron que ambas zonas interactúan y se potencian.

Aunque nuestras propias experiencias son vitales en el aprendizaje directo, también tenemos claro que la influencia de otras personas puede ser clave en determinados momentos. Sobretodo si debemos atravesar situaciones inesperadas o nuevas, es habitual que observemos las actitudes de los demás, “copiando” algunas de ellas y aprendiendo así de los otros.

Toma de decisiones e influencia social

En el estudio austríaco y alemán se buscó estudiar ambos fenómenos: el aprendizaje directo o individual y el social. Para ello se diseñó un experimento en base a un grupo de cinco voluntarios en cada caso, quienes fueron sometidos a una prueba de toma de decisiones mediante un sistema informático.

La idea era que cada participante seleccionara una imagen en un cuadro con dos opciones, en función de la alternativa que pudiera darle una mayor recompensa económica. Luego de realizar la selección personal, se habilitaba la posibilidad de apreciar las decisiones tomadas por los demás, así como también un tercer paso: confirmar la elección primaria o cambiarla.

Como era de esperar, gran parte de los participantes modificó su selección inicial en función de la influencia social, al observar que otros habían elegido una opción distinta a la suya. En una segunda instancia, los expertos modificaron el sistema de recompensas en reiteradas ocasiones, buscando que las personas se adaptaran a situaciones inesperadas que generaran nuevos aprendizajes.

Como conclusión, y en base a imágenes de resonancia magnética funcional, descubrieron que el aprendizaje directo se concreta en el área llamada corteza prefrontal ventromedial. En tanto, el aprendizaje social se aprecia en un sector denominado corteza cingulada anterior. Asimismo, la actividad neuronal relacionada con ambos tipos de aprendizaje interactúa y se enriquece mutuamente en una zona conocida como striatum.

Integración del aprendizaje directo y el aprendizaje social

Más allá de los aspectos funcionales, los investigadores destacaron que el hallazgo confirma la presencia de una red cerebral integrada que apoya la influencia social en la toma de decisiones, un proceso que claramente hace uso de ambos tipos de aprendizaje: el directo o personal y el social.

Por último, los neurocientíficos resaltaron que este descubrimiento abre un interesante campo de investigación sobre la interacción entre el aprendizaje directo y el aprendizaje social. Se conoce bastante sobre el primero, pero es importante saber más sobre las influencias sociales y acerca de la dinámica que une a ambos tipos de aprendizaje.

También indicaron que frente a los problemas que acechan al planeta, principalmente la actual pandemia por COVID-19, es cada vez más importante comprender que se necesita de una sociedad humana global y colectiva para abordar todos estos desafíos, en vez de confiar únicamente en las soluciones individuales o sectorizadas.




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