El ingeniero, doctor en física de partículas y divulgador científico Javier Santaolalla necesita poco más de 30 segundos para explicarnos perfectamente el concepto de Relatividad General, una teoría desarrollada por Einstein que ya tiene más de cien años, y que constantes pruebas astrofísicas no dejan de confirmar a día de hoy.
Si bien no existe, por el momento, una teoría del todo; es decir, un modelo capaz de unificar y explicar las complejas leyes del universo, la Relatividad de Einstein está muy cerca de cumplir este requisito.
No obstante, como bien nos explica Santaolalla, existen varios tipos de Relatividad. La especial y la general. En cualquier caso, ambas se refieren a cómo vemos el espacio-tiempo y la materia dentro de este tejido.
Según la relatividad, el tiempo deja de ser algo estático, sino que se convierte en algo dinámico, en una dimensión propia. Por tanto, no vivimos en un mundo estático; el tiempo y el espacio no son un escenario, sino que son algo flexible y que depende de las circunstancias en las que vivimos.
Teniendo esto en cuenta, tal como afirma el ingeniero y doctor en física, el tiempo se puede atrasar o acelerar, se puede acortar o alargar, y esto hace que la forma en la que vemos el universo sea tan diferente.
Una de las pruebas más recientes que muestran que la concepción del tejido espacio-tiempo que hizo Einstein es real se produjo recientemente, y de hecho le valió el Premio Nobel de Física 2017. Se trata de la detección de ondas gravitacionales.
En 1916, Albert Einstein postuló que, si su teoría de la relatividad general era correcta, debería producirse un fenómeno al que llamó ondas gravitatorias o gravitacionales.
Justo cien años después, en 2016, se produjo la primera detección de ondas gravitacionales, y desde entonces han tenido lugar sucesivas detecciones que no han dejado de confirmar que Einstein tenía razón.
Además, junto a la cuarta detección de ondas gravitacionales se produjo un descubrimiento añadido: esta detección provino, no de la colisión de agujeros negros, como en detecciones anteriores; sino de la colisión de dos estrellas de neutrones. Es la primera vez que la ciencia detecta un evento astronómico como este, aunque se había predicho sobre el papel.
La Teoría de la Relatividad no para de ganar puntos a su favor, y se puede decir que es la ecuación más famosa del mundo. Más concretamente, define que la equivalencia entre masa (m) y energía (E) implica que la energía de un objeto que se mueve aumenta su masa, un efecto que únicamente es apreciable a velocidades cercanas a la de la luz (c).
Es decir: E=mc2
Si bien no existe, por el momento, una teoría del todo; es decir, un modelo capaz de unificar y explicar las complejas leyes del universo, la Relatividad de Einstein está muy cerca de cumplir este requisito.
No obstante, como bien nos explica Santaolalla, existen varios tipos de Relatividad. La especial y la general. En cualquier caso, ambas se refieren a cómo vemos el espacio-tiempo y la materia dentro de este tejido.
Según la relatividad, el tiempo deja de ser algo estático, sino que se convierte en algo dinámico, en una dimensión propia. Por tanto, no vivimos en un mundo estático; el tiempo y el espacio no son un escenario, sino que son algo flexible y que depende de las circunstancias en las que vivimos.
Teniendo esto en cuenta, tal como afirma el ingeniero y doctor en física, el tiempo se puede atrasar o acelerar, se puede acortar o alargar, y esto hace que la forma en la que vemos el universo sea tan diferente.
Una de las pruebas más recientes que muestran que la concepción del tejido espacio-tiempo que hizo Einstein es real se produjo recientemente, y de hecho le valió el Premio Nobel de Física 2017. Se trata de la detección de ondas gravitacionales.
En 1916, Albert Einstein postuló que, si su teoría de la relatividad general era correcta, debería producirse un fenómeno al que llamó ondas gravitatorias o gravitacionales.
Justo cien años después, en 2016, se produjo la primera detección de ondas gravitacionales, y desde entonces han tenido lugar sucesivas detecciones que no han dejado de confirmar que Einstein tenía razón.
Además, junto a la cuarta detección de ondas gravitacionales se produjo un descubrimiento añadido: esta detección provino, no de la colisión de agujeros negros, como en detecciones anteriores; sino de la colisión de dos estrellas de neutrones. Es la primera vez que la ciencia detecta un evento astronómico como este, aunque se había predicho sobre el papel.
La Teoría de la Relatividad no para de ganar puntos a su favor, y se puede decir que es la ecuación más famosa del mundo. Más concretamente, define que la equivalencia entre masa (m) y energía (E) implica que la energía de un objeto que se mueve aumenta su masa, un efecto que únicamente es apreciable a velocidades cercanas a la de la luz (c).
Es decir: E=mc2