Incorporados a la piel, miden la temperatura, el nivel de oxígeno en la sangre y hasta cómo funciona el corazón.
Con un concepto similar a los relojes inteligentes, pero sin necesidad de pantallas ni circuitos integrados, los tatuajes sensoriales se convierten cada vez más en una opción no invasiva para monitorear parámetros físicos, químicos y biológicos del cuerpo. Algunos de ellos se remueven como un adhesivo. Y otros, destinados a pacientes con enfermedades crónicas, son permanentes.
Los circuitos flexibles que se estampan sobre la piel pueden medir de forma constante la temperatura, la humedad, los niveles de oxígeno en la sangre y el funcionamiento del corazón. Otros sensores más avanzados registran incluso los cambios en la respiración que producen enfermedades como el coronavirus.
En las últimas semanas, por primera vez, un consorcio internacional logró sintetizar un material de impresión que se aplica sobre el cuerpo sin el uso de calor. Este importante avance permitiría de ahora en más grabar en forma directa sensores diminutos que transfieren los datos al teléfono y a un bajo costo.
Hasta ahora, la técnica empleada era la sinterización, un proceso que requiere temperaturas de alrededor de 300 grados para unir las nanopartículas de plata que componen el sensor. Los resultados se publicaron en la revista especializada ACS Applied Materials & Interfaces.
"La superficie de la piel no puede soportar una temperatura tan alta, obviamente. Para evitar esta limitación, agregamos una capa de ayuda a la sinterización, algo que no daña la dermis y que ayuda a que el material se sinterice a una temperatura ambiente", explica Huanyu Cheng, del departamento de Ciencias de Ingeniería y Mecánica de la Universidad Penn State.
Con un concepto similar a los relojes inteligentes, pero sin necesidad de pantallas ni circuitos integrados, los tatuajes sensoriales se convierten cada vez más en una opción no invasiva para monitorear parámetros físicos, químicos y biológicos del cuerpo. Algunos de ellos se remueven como un adhesivo. Y otros, destinados a pacientes con enfermedades crónicas, son permanentes.
Los circuitos flexibles que se estampan sobre la piel pueden medir de forma constante la temperatura, la humedad, los niveles de oxígeno en la sangre y el funcionamiento del corazón. Otros sensores más avanzados registran incluso los cambios en la respiración que producen enfermedades como el coronavirus.
En las últimas semanas, por primera vez, un consorcio internacional logró sintetizar un material de impresión que se aplica sobre el cuerpo sin el uso de calor. Este importante avance permitiría de ahora en más grabar en forma directa sensores diminutos que transfieren los datos al teléfono y a un bajo costo.
Hasta ahora, la técnica empleada era la sinterización, un proceso que requiere temperaturas de alrededor de 300 grados para unir las nanopartículas de plata que componen el sensor. Los resultados se publicaron en la revista especializada ACS Applied Materials & Interfaces.
"La superficie de la piel no puede soportar una temperatura tan alta, obviamente. Para evitar esta limitación, agregamos una capa de ayuda a la sinterización, algo que no daña la dermis y que ayuda a que el material se sinterice a una temperatura ambiente", explica Huanyu Cheng, del departamento de Ciencias de Ingeniería y Mecánica de la Universidad Penn State.
Fuente EJES DE COMUNICACION