Enormes campos magnéticos impregnan el cosmos formando una especie de alma invisible que provoca la expansión acelerada del universo. Habría nacido con el Big Bang y aprovecha la energía del entorno para crecer continuamente y moldear la totalidad de las galaxias.
El universo está atravesado por enormes campos magnéticos que todo lo impregnan: planetas, galaxias, vacíos intergalácticos e incluso las regiones más oscuras y lejanas del cosmos, según recientes investigaciones que intrigan a los astrónomos.
Son líneas invisibles del campo magnético que giran y giran a través del espacio intergaláctico como los surcos de un huella digital, como un «alma magnética» invisible, observa la física Natalie Wolchover en la revista Quanta.
La mayor preocupación de los astrónomos surgió en 2019, cuando descubrieron10 millones de años luz de espacio magnetizado abarcando toda la longitud de un «filamento» de la red cósmica.
Los astrónomos llaman red cósmica a toda la estructura del universo, compuesta de filamentos galácticos conectados entre sí y que se combinan con espacios vacíos entre ellos.
Lo que se descubrió en 2019 es que uno de esos casi infinitos filamentos de la red cósmica, que conecta dos cúmulos de galaxias llamados Abell 0399 y Abell 0401, estaba intensamente magnetizado.
Los astrónomos advirtieron entonces que ese filamento magnetizado no era el único y que, probablemente, sea la punta del iceberg de las verdaderas dimensiones magnéticas del universo.
Con el Big Bang
Nadie sabe de dónde proceden estos campos magnéticos, pero se cree que su origen podría estar en los primeros momentos del universo.
En principio sería un magnetismo débil presente en todas partes que luego sembró los campos más intensos en galaxias y cúmulos a lo largo del cosmos.
Gran parte de los astrónomos consideran que el magnetismo forma parte estructural de la historia del universo, como una especie de organismo vivo: aprovecha la energía del entorno para crecer continuamente y moldear la totalidad del cosmos.
También piensan que ese magnetismo podría explicar la creciente expansión del universo: el espacio-tiempo se extiende continuamente a lo largo de miles de millones de años luz, separando y alejando las galaxias cada vez más.
Hasta ahora, se ha considerado que la energía oscura está impulsando la expansión del universo, con fuerza suficiente para mover cúmulos de galaxias y otros componentes cósmicos.
Sin embargo, al igual que pasa con el magnetismo, desconocemos el origen de la energía oscura, su ubicación e incluso su física, que hasta ahora es meramente especulativa.
A eso hay que añadir lo poco que conocemos de la composición del universo: todo lo que vemos, la llamada materia visible, constituye el 5 por ciento del cosmos.
También sabemos que en el universo existen la materia oscura, que representa el 26 por ciento, y la energía oscura, que representa el 69 por ciento del cosmos. Eso significa que no sabemos realmente de qué está hecho el 95 por ciento del universo.
Expansión magnética
Después de las últimas investigaciones, la hipótesis de la energía oscura está dando paso a la convicción de que lo que realmente está detrás de la expansión del universo son los campos magnéticos, tal como consideran los cosmólogos Karsten Jedamzik y Levon Pogosian en un reciente artículo publicado en la revista Physical Review Letters.
Ambos plantean incluso que el magnetismo podría explicar otro descubrimiento reciente: las galaxias más distantes no solo se están alejando de nosotros, sino que lo hacen cada vez más deprisa, como establecieron Saul Perlmutter, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess, ganadores del Premio Nobel de Física en 2011 por este descubrimiento.
Después de una serie de comprobaciones, Jedamzik y Pogosian consideran que la acelerada expansión del universo podría señalar la presencia de campos magnéticos, aunque todavía no hay nada concluyente al respecto.
Una investigación más reciente, que cartografió colisiones gigantescas entre cúmulos de galaxias, en un momento en que el universo tenía aproximadamente la mitad de su edad actual, descubrió el importante papel de los campos magnéticos en esos episodios remotos, sugiriendo que la amplificación del campo magnético es rápida durante las primeras fases de formación de cúmulos. Otro indicio de la nueva hipótesis.
Expansión acelerada
La posible explicación de los campos magnéticos en la expansión cósmica no altera lo que se considera el escenario final del universo, ya sea originado por los campos magnéticos o por la energía oscura.
Lo que seguramente pasará es que el universo se expandirá cada vez más deprisa y que llegará un momento en el que otras galaxias de la Vía Láctea se habrán alejado tanto de nosotros, que las futuras generaciones de astrónomos no podrán estudiar nada de ellas.
Solo les quedará el recuerdo de lo que habremos descubierto hasta ese momento. Ningún habitante de nuestro sistema solar podrá verlas jamás, explica Alexei Filippenko, astrónomo de la Universidad de California, Berkeley, citado por la revista Astronomy. Para ellos, «el universo será un lugar frío, oscuro y solitario».
El universo está atravesado por enormes campos magnéticos que todo lo impregnan: planetas, galaxias, vacíos intergalácticos e incluso las regiones más oscuras y lejanas del cosmos, según recientes investigaciones que intrigan a los astrónomos.
Son líneas invisibles del campo magnético que giran y giran a través del espacio intergaláctico como los surcos de un huella digital, como un «alma magnética» invisible, observa la física Natalie Wolchover en la revista Quanta.
La mayor preocupación de los astrónomos surgió en 2019, cuando descubrieron10 millones de años luz de espacio magnetizado abarcando toda la longitud de un «filamento» de la red cósmica.
Los astrónomos llaman red cósmica a toda la estructura del universo, compuesta de filamentos galácticos conectados entre sí y que se combinan con espacios vacíos entre ellos.
Lo que se descubrió en 2019 es que uno de esos casi infinitos filamentos de la red cósmica, que conecta dos cúmulos de galaxias llamados Abell 0399 y Abell 0401, estaba intensamente magnetizado.
Los astrónomos advirtieron entonces que ese filamento magnetizado no era el único y que, probablemente, sea la punta del iceberg de las verdaderas dimensiones magnéticas del universo.
Con el Big Bang
Nadie sabe de dónde proceden estos campos magnéticos, pero se cree que su origen podría estar en los primeros momentos del universo.
En principio sería un magnetismo débil presente en todas partes que luego sembró los campos más intensos en galaxias y cúmulos a lo largo del cosmos.
Gran parte de los astrónomos consideran que el magnetismo forma parte estructural de la historia del universo, como una especie de organismo vivo: aprovecha la energía del entorno para crecer continuamente y moldear la totalidad del cosmos.
También piensan que ese magnetismo podría explicar la creciente expansión del universo: el espacio-tiempo se extiende continuamente a lo largo de miles de millones de años luz, separando y alejando las galaxias cada vez más.
Hasta ahora, se ha considerado que la energía oscura está impulsando la expansión del universo, con fuerza suficiente para mover cúmulos de galaxias y otros componentes cósmicos.
Sin embargo, al igual que pasa con el magnetismo, desconocemos el origen de la energía oscura, su ubicación e incluso su física, que hasta ahora es meramente especulativa.
A eso hay que añadir lo poco que conocemos de la composición del universo: todo lo que vemos, la llamada materia visible, constituye el 5 por ciento del cosmos.
También sabemos que en el universo existen la materia oscura, que representa el 26 por ciento, y la energía oscura, que representa el 69 por ciento del cosmos. Eso significa que no sabemos realmente de qué está hecho el 95 por ciento del universo.
Expansión magnética
Después de las últimas investigaciones, la hipótesis de la energía oscura está dando paso a la convicción de que lo que realmente está detrás de la expansión del universo son los campos magnéticos, tal como consideran los cosmólogos Karsten Jedamzik y Levon Pogosian en un reciente artículo publicado en la revista Physical Review Letters.
Ambos plantean incluso que el magnetismo podría explicar otro descubrimiento reciente: las galaxias más distantes no solo se están alejando de nosotros, sino que lo hacen cada vez más deprisa, como establecieron Saul Perlmutter, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess, ganadores del Premio Nobel de Física en 2011 por este descubrimiento.
Después de una serie de comprobaciones, Jedamzik y Pogosian consideran que la acelerada expansión del universo podría señalar la presencia de campos magnéticos, aunque todavía no hay nada concluyente al respecto.
Una investigación más reciente, que cartografió colisiones gigantescas entre cúmulos de galaxias, en un momento en que el universo tenía aproximadamente la mitad de su edad actual, descubrió el importante papel de los campos magnéticos en esos episodios remotos, sugiriendo que la amplificación del campo magnético es rápida durante las primeras fases de formación de cúmulos. Otro indicio de la nueva hipótesis.
Expansión acelerada
La posible explicación de los campos magnéticos en la expansión cósmica no altera lo que se considera el escenario final del universo, ya sea originado por los campos magnéticos o por la energía oscura.
Lo que seguramente pasará es que el universo se expandirá cada vez más deprisa y que llegará un momento en el que otras galaxias de la Vía Láctea se habrán alejado tanto de nosotros, que las futuras generaciones de astrónomos no podrán estudiar nada de ellas.
Solo les quedará el recuerdo de lo que habremos descubierto hasta ese momento. Ningún habitante de nuestro sistema solar podrá verlas jamás, explica Alexei Filippenko, astrónomo de la Universidad de California, Berkeley, citado por la revista Astronomy. Para ellos, «el universo será un lugar frío, oscuro y solitario».
Fuente TENDENCIAS 21