Un nuevo estudio sostiene que el sistema estelar Wolf 359, ubicado a una distancia de aproximadamente 7,9 años luz de la Tierra, sería el lugar indicado en el universo para realizar posibles comunicaciones interestelares con una sonda alienígena.
Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Lieja y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha concluido que sería posible establecer un punto exacto en el universo en el cual se darían las condiciones ideales para que la humanidad logre finalmente contactarse con civilizaciones extraterrestres. Ese sitio sería la estrella Wolf 359, considerada como la quinta estrella más cercana a nuestro Sol.
Wolf 359 conforma un sistema estelar, pero hasta el momento no se han detectado planetas en esa región del espacio. Se localiza a 7,9 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo. Se trata de una enana roja con un diámetro equivalente al 13% del diámetro solar, que ocasionalmente aumenta su brillo de forma drástica. Según el estudio publicado en arXiv, que además está siendo revisado para su publicación en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, el ser humano debería prestar más atención a esta estrella si desea entrar en contacto con inteligencias extraterrestres (ETI).
Las civilizaciones extraterrestres ya nos están buscando
Los científicos Michaël Gillon y Artem Burdanov creen que las inteligencias extraterrestres ya existen y ya han establecido una red de comunicaciones en nuestra galaxia: el problema es que nosotros no podemos detectarla hasta el momento, debido a cuestiones tecnológicas y al enfoque llevado adelante en las investigaciones relativas a la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI, según las siglas en inglés). Esto explicaría por qué después de tantas décadas de trabajo y del descubrimiento de numerosos sistemas estelares y exoplanetas aún no hemos podido entrar en contacto con civilizaciones alienígenas.
Una de las suposiciones desde las que parte el nuevo estudio es que las civilizaciones extraterrestres, o por lo menos alguna de ellas, han tenido una ventaja comparativa en cuanto a la humanidad al momento de establecerse en el cosmos. La idea no es para nada descabellada: si la Vía Láctea se formó hace aproximadamente 13.510 millones de años, nuestro Sistema Solar hace 4.500 millones de años y la humanidad solo ha existido durante los últimos 200.000 años, es lógico pensar que otras civilizaciones ya han contado con el tiempo suficiente para desarrollarse y extenderse por diferentes sectores de la galaxia.
Wolf 359: el punto ideal
Sin embargo, los especialistas sostienen en su trabajo que Wolf 359 podría ser la solución, transformándose en el mejor objetivo para la búsqueda de civilizaciones extraterrestres dentro de la línea gravitacional solar. La causa principal sería su ubicación con respecto a la Tierra: Wolf 359 se encuentra en el plano orbital de la Tierra, o sea que se puede ver “de canto” desde nuestro planeta. Los observadores alrededor de Wolf 359 podrían ver planetas, incluyendo a la Tierra, en tránsito frente al Sol.
En función de esta posición en particular, la Tierra debería estar una vez al año en el haz de comunicación de una sonda alienígena que emite hacia Wolf 359. Para los astrónomos sería claramente la mejor alternativa, porque su emisión se podría detectar incluso con un telescopio de tamaño modesto.
Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Lieja y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha concluido que sería posible establecer un punto exacto en el universo en el cual se darían las condiciones ideales para que la humanidad logre finalmente contactarse con civilizaciones extraterrestres. Ese sitio sería la estrella Wolf 359, considerada como la quinta estrella más cercana a nuestro Sol.
Wolf 359 conforma un sistema estelar, pero hasta el momento no se han detectado planetas en esa región del espacio. Se localiza a 7,9 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo. Se trata de una enana roja con un diámetro equivalente al 13% del diámetro solar, que ocasionalmente aumenta su brillo de forma drástica. Según el estudio publicado en arXiv, que además está siendo revisado para su publicación en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, el ser humano debería prestar más atención a esta estrella si desea entrar en contacto con inteligencias extraterrestres (ETI).
Las civilizaciones extraterrestres ya nos están buscando
Los científicos Michaël Gillon y Artem Burdanov creen que las inteligencias extraterrestres ya existen y ya han establecido una red de comunicaciones en nuestra galaxia: el problema es que nosotros no podemos detectarla hasta el momento, debido a cuestiones tecnológicas y al enfoque llevado adelante en las investigaciones relativas a la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI, según las siglas en inglés). Esto explicaría por qué después de tantas décadas de trabajo y del descubrimiento de numerosos sistemas estelares y exoplanetas aún no hemos podido entrar en contacto con civilizaciones alienígenas.
Una de las suposiciones desde las que parte el nuevo estudio es que las civilizaciones extraterrestres, o por lo menos alguna de ellas, han tenido una ventaja comparativa en cuanto a la humanidad al momento de establecerse en el cosmos. La idea no es para nada descabellada: si la Vía Láctea se formó hace aproximadamente 13.510 millones de años, nuestro Sistema Solar hace 4.500 millones de años y la humanidad solo ha existido durante los últimos 200.000 años, es lógico pensar que otras civilizaciones ya han contado con el tiempo suficiente para desarrollarse y extenderse por diferentes sectores de la galaxia.
La clave es el Sol
De acuerdo a lo indicado por los investigadores en un artículo publicado en Universe Today, cada estrella de la Vía Láctea debería albergar sondas extraterrestres destinadas a comunicarse con otras civilizaciones y a explorar el entorno, incluido el propio Sol. Los científicos plantean que para buscar estas sondas es necesario enfocarse en la “línea gravitacional solar” (SGL) de las estrellas más cercanas.
A diferencia de una lente óptica, una lente gravitacional no genera un único foco sino una línea focal. En ese marco, la línea gravitacional solar enfoca la luz entrante en un área que comienza a una distancia de 550 unidades astronómicas del astro rey. Debido a esa lejanía, cualquier dispositivo de comunicación posicionado en esa zona sería extremadamente difícil de detectar.
Tema relacionado: Astronomía de alta definición buscará inteligencia extraterrestre.
De acuerdo a lo indicado por los investigadores en un artículo publicado en Universe Today, cada estrella de la Vía Láctea debería albergar sondas extraterrestres destinadas a comunicarse con otras civilizaciones y a explorar el entorno, incluido el propio Sol. Los científicos plantean que para buscar estas sondas es necesario enfocarse en la “línea gravitacional solar” (SGL) de las estrellas más cercanas.
A diferencia de una lente óptica, una lente gravitacional no genera un único foco sino una línea focal. En ese marco, la línea gravitacional solar enfoca la luz entrante en un área que comienza a una distancia de 550 unidades astronómicas del astro rey. Debido a esa lejanía, cualquier dispositivo de comunicación posicionado en esa zona sería extremadamente difícil de detectar.
Tema relacionado: Astronomía de alta definición buscará inteligencia extraterrestre.
Wolf 359: el punto ideal
Sin embargo, los especialistas sostienen en su trabajo que Wolf 359 podría ser la solución, transformándose en el mejor objetivo para la búsqueda de civilizaciones extraterrestres dentro de la línea gravitacional solar. La causa principal sería su ubicación con respecto a la Tierra: Wolf 359 se encuentra en el plano orbital de la Tierra, o sea que se puede ver “de canto” desde nuestro planeta. Los observadores alrededor de Wolf 359 podrían ver planetas, incluyendo a la Tierra, en tránsito frente al Sol.
En función de esta posición en particular, la Tierra debería estar una vez al año en el haz de comunicación de una sonda alienígena que emite hacia Wolf 359. Para los astrónomos sería claramente la mejor alternativa, porque su emisión se podría detectar incluso con un telescopio de tamaño modesto.
Fuente TENDENCIAS 21