Se formó tras la explosión de 15 supernovas y es el origen de las estrellas cercanas
Hace 14 millones de años, 15 supernovas estallaron en la Vía Láctea y formaron una enorme burbuja cósmica que dio origen a las estrellas cercanas. Esa burbuja se desplaza a 6 kilómetros por segundo y acoge en su centro a nuestro sistema solar.
Nuestro sistema solar ha estado viajando a través de una enorme burbuja cósmica, de 1000 años luz de diámetro, durante los últimos tres millones de años. Esa cavidad interestelar que estamos recorriendo se llama Burbuja Local.
Una nueva investigación desarrollada por astrónomos del Centro de Astrofísica de Harvard & Smithsonian (CfA) y del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScI) en Baltimore, Maryland, ha reconstruido la historia evolutiva de nuestro vecindario galáctico y penetrado por primera vez en los misterios de la Burbuja Local.
Esta cavidad interestelar ha sido objeto de observación desde 2003, pero no fue hasta 2019 que se elaboró el primer mapa 3D de la Burbuja Local, utilizando para ello las observaciones de bandas interestelares difusas.
Cadena de eventos
La nueva investigación ha ido mucho más lejos: muestra cómo una cadena de eventos que comenzó hace 14 millones de años condujo a la creación de la Burbuja Local, que es responsable de la formación de todas las estrellas jóvenes cercanas, entre ellas nuestro Sol.
Después de décadas de investigación, finalmente los astrónomos han podido establecer un diagrama en 3D que cuenta la historia de las estrellas situadas en los alrededores de la Tierra.
El nuevo estudio revela que todas las estrellas jóvenes y las regiones de formación de estrellas, dentro de los 500 años luz de la Tierra, están asentadas en la superficie de la Burbuja Local.
"Hemos calculado que alrededor de 15 supernovas se han disparado durante millones de años para formar la Burbuja Local que vemos hoy", dice una de las autoras de esta investigación, la astrónoma Catherine Zucker, en un comunicado.
Burbuja nómada
La investigación también ha determinado que la Burbuja Local no está inactiva, sino que crece lentamente, y que se desplaza a una velocidad de unos 6 kilómetros por segundo.
Los astrónomos precisan que en la actualidad la Burbuja Local ha perdido la mayor parte de su inercia y que prácticamente se ha estancado en términos de velocidad.
Tanto la velocidad de expansión de la burbuja, como las trayectorias pasadas y presentes de las estrellas jóvenes que se forman en su superficie, se derivaron de los datos obtenidos por Gaia, un observatorio espacial lanzado por la Agencia Espacial Europea.
Con esos datos, los astrónomos realizaron simulaciones en 3D de la Burbuja Local para retroceder en el tiempo y descubrir cómo se formaron las estrellas.
Después del Big Bang
En esa simulación, observaron que las supernovas, que son explosiones de estrellas masivas, habían estado ocurriendo en cadena desde el comienzo del Universo, poco después del Big Bang, y que luego causaron una onda de choque que barrió las nubes interestelares de gas y polvo.
Este material terminó congelado como una fina capa más o menos esférica que evoca una burbuja. Esta teoría ha existido durante décadas entre los astrofísicos, pero esta es la primera vez que se ha probado con tanta certeza, destacan los investigadores.
Una de las cosas que ha llamado la atención tiene que ver con el Sol: si se formó, junto con las demás estrellas, en la superficie de la Burbuja Local, ¿cómo es que hoy está en el centro de esa cavidad cósmica?
Los astrónomos consideran que eso ha ocurrido como parte de la dinámica que se desenvuelve en el interior de la Burbuja Local, aunque no han encontrado evidencia al respecto.
Muchas burbujas
Según esta interpretación, nuestro Sol habría nacido también en la superficie de la Burbuja Local, pero luego se habría desplazado hasta su centro como consecuencia del viaje realizado a través de la Vía Láctea.
Para los astrónomos, esta deriva pone de manifiesto que las estrellas surgidas en la superficie de la Burbuja Local interactúan con otras estrellas, así como que estas burbujas son más abundantes en nuestra Vía Láctea de lo que hemos estimado hasta ahora.
Hace 14 millones de años, 15 supernovas estallaron en la Vía Láctea y formaron una enorme burbuja cósmica que dio origen a las estrellas cercanas. Esa burbuja se desplaza a 6 kilómetros por segundo y acoge en su centro a nuestro sistema solar.
Nuestro sistema solar ha estado viajando a través de una enorme burbuja cósmica, de 1000 años luz de diámetro, durante los últimos tres millones de años. Esa cavidad interestelar que estamos recorriendo se llama Burbuja Local.
Una nueva investigación desarrollada por astrónomos del Centro de Astrofísica de Harvard & Smithsonian (CfA) y del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScI) en Baltimore, Maryland, ha reconstruido la historia evolutiva de nuestro vecindario galáctico y penetrado por primera vez en los misterios de la Burbuja Local.
Esta cavidad interestelar ha sido objeto de observación desde 2003, pero no fue hasta 2019 que se elaboró el primer mapa 3D de la Burbuja Local, utilizando para ello las observaciones de bandas interestelares difusas.
Cadena de eventos
La nueva investigación ha ido mucho más lejos: muestra cómo una cadena de eventos que comenzó hace 14 millones de años condujo a la creación de la Burbuja Local, que es responsable de la formación de todas las estrellas jóvenes cercanas, entre ellas nuestro Sol.
Después de décadas de investigación, finalmente los astrónomos han podido establecer un diagrama en 3D que cuenta la historia de las estrellas situadas en los alrededores de la Tierra.
El nuevo estudio revela que todas las estrellas jóvenes y las regiones de formación de estrellas, dentro de los 500 años luz de la Tierra, están asentadas en la superficie de la Burbuja Local.
"Hemos calculado que alrededor de 15 supernovas se han disparado durante millones de años para formar la Burbuja Local que vemos hoy", dice una de las autoras de esta investigación, la astrónoma Catherine Zucker, en un comunicado.
Burbuja nómada
La investigación también ha determinado que la Burbuja Local no está inactiva, sino que crece lentamente, y que se desplaza a una velocidad de unos 6 kilómetros por segundo.
Los astrónomos precisan que en la actualidad la Burbuja Local ha perdido la mayor parte de su inercia y que prácticamente se ha estancado en términos de velocidad.
Tanto la velocidad de expansión de la burbuja, como las trayectorias pasadas y presentes de las estrellas jóvenes que se forman en su superficie, se derivaron de los datos obtenidos por Gaia, un observatorio espacial lanzado por la Agencia Espacial Europea.
Con esos datos, los astrónomos realizaron simulaciones en 3D de la Burbuja Local para retroceder en el tiempo y descubrir cómo se formaron las estrellas.
Después del Big Bang
En esa simulación, observaron que las supernovas, que son explosiones de estrellas masivas, habían estado ocurriendo en cadena desde el comienzo del Universo, poco después del Big Bang, y que luego causaron una onda de choque que barrió las nubes interestelares de gas y polvo.
Este material terminó congelado como una fina capa más o menos esférica que evoca una burbuja. Esta teoría ha existido durante décadas entre los astrofísicos, pero esta es la primera vez que se ha probado con tanta certeza, destacan los investigadores.
Una de las cosas que ha llamado la atención tiene que ver con el Sol: si se formó, junto con las demás estrellas, en la superficie de la Burbuja Local, ¿cómo es que hoy está en el centro de esa cavidad cósmica?
Los astrónomos consideran que eso ha ocurrido como parte de la dinámica que se desenvuelve en el interior de la Burbuja Local, aunque no han encontrado evidencia al respecto.
Muchas burbujas
Según esta interpretación, nuestro Sol habría nacido también en la superficie de la Burbuja Local, pero luego se habría desplazado hasta su centro como consecuencia del viaje realizado a través de la Vía Láctea.
Para los astrónomos, esta deriva pone de manifiesto que las estrellas surgidas en la superficie de la Burbuja Local interactúan con otras estrellas, así como que estas burbujas son más abundantes en nuestra Vía Láctea de lo que hemos estimado hasta ahora.
Fuente LEVANTE