Habría factores psicobiológicos implicados en la actividad cardiaca
Factores psicobiológicos
Esta hipertensión ha suscitado el interés de las psicólogas de salud biológica Alisa Auer y la profesora Petra Wirtz, ambas de la citada universidad, para determinar si los factores psicológicos podrían jugar un papel en la manifestación de la hipertensión esencial, ya que trabajos previos en esta área han dejado muchas preguntas abiertas.
Para ello realizaron un estudio con 145 participantes masculinos durante varios años, en el que participaron otros colegas de la Universidad Constanza y de las universidades de Zúrich y Berna, ambas en Suiza.
A lo largo del desarrollo del estudio, los investigadores presentaron diferentes imágenes de personas que estaban enfadadas. Sin embargo, las imágenes no solo mostraban la ira, sino que combinaban la ira con una de las otras tres emociones: miedo, felicidad y tristeza. Los participantes tenían que indicar qué emoción veían en las imágenes.
Hipertensión y sensibilidad
Los resultados de este trabajo, publicados en Annals of Behavioral Medicine, muestran que los hombres con hipertensión esencial son más sensibles a percibir la ira en otras personas cuando las miran a la cara.
Eso significa, según los autores, que puede haber una relación entre la hipertensión esencial y la gestión de las emociones en las personas aquejadas de esta forma de presión arterial alta.
Lo aseguran porque también han comprobado que esta sensibilidad para detectar la ira en otra persona aumenta la presión arterial esencial, si esa persona tiene una tendencia a experimentar ira.
La ira, el enojo o el enfado es una reacción emocional que se produce cuando una persona considera que existe o se va a producir un resultado negativo para sus intereses.
Rasgo de ira
La ira provoca una activación fisiológica, motora o de tipo cardiovascular, acompañada por sentimientos de enfado y su reacción emocional se mide en el así llamado rasgo de ira (T-Anger), una escala compuesta por 10 ítems que mide diferencias individuales en la disposición para experimentar ira.
Lo que pasó en el experimento fue que los hombres hipertensos reconocieron la ira más a menudo que cualquier otra emoción, al mismo tiempo que sobrevaloraban la ira mostrada en los rostros de las otras personas, en comparación con el grupo de control.
Petra Wirtz explica al respecto que sobrevalorar la ira mostrada por otras personas eleva el rasgo de ira y contribuye asimismo a que la presión arterial aumente con el tiempo.
Por lo tanto, concluye, los factores interpersonales parecen jugar un papel en la hipertensión esencial. La asociación entre la hipertensión y los aspectos sociales parece haber quedado demostrada en esta investigación.
¿Y las mujeres?
No obstante, Auer y Wirtz esperan que sus resultados sean examinados y confirmados por otros investigadores, aunque señalan que se debería ofrecer desde ya un apoyo más específico a las personas con hipertensión esencial, teniendo en cuenta las conclusiones de esta investigación.
Se trataría de abordar, para estos casos, tratamientos terapéuticos que aborden la percepción de los entornos sociales de una persona, para protegerla mejor de la ira de otras personas.
El estudio deja en el aire la cuestión de qué pasa con las mujeres con hipertensión esencial, ya que no han sido objeto de este experimento. Las investigadoras esperan que los estudios futuros incluyan mujeres.
Aclaran que, dado que las mujeres pueden diferir en el reconocimiento de emociones de los hombres y que sufren menos de hipertensión, el estudio realizado se centró inicialmente en los hombres.
Una investigación germano-suiza ha descubierto una aparente relación entre la percepción emocional de la ira y el aumento de la presión arterial, lo que revela que hay factores psicobiológicos implicados en la actividad cardiaca.
Una investigación desarrollada en la Universidad Constanza de Alemania ha descubierto un posible vínculo entre la presión arterial y las emociones.
La presión arterial es la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre al cuerpo. Entre los factores que influyen en la presión arterial figuran, principalmente, la cantidad de agua y de sal presente en el cuerpo, el estado de los riñones, del sistema nervioso o de los vasos sanguíneos, e incluso de los niveles hormonales.
Hipertensión es el término que se utiliza para describir la presión arterial alta y es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, especialmente mortal para las personas mayores.
Sin embargo, en muchos casos no existe una explicación médica clara de por qué se presenta un tipo de hipertensión denominada esencial, porque no se conoce causa específica identificable.
Una investigación desarrollada en la Universidad Constanza de Alemania ha descubierto un posible vínculo entre la presión arterial y las emociones.
La presión arterial es la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre al cuerpo. Entre los factores que influyen en la presión arterial figuran, principalmente, la cantidad de agua y de sal presente en el cuerpo, el estado de los riñones, del sistema nervioso o de los vasos sanguíneos, e incluso de los niveles hormonales.
Hipertensión es el término que se utiliza para describir la presión arterial alta y es uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, especialmente mortal para las personas mayores.
Sin embargo, en muchos casos no existe una explicación médica clara de por qué se presenta un tipo de hipertensión denominada esencial, porque no se conoce causa específica identificable.
Factores psicobiológicos
Esta hipertensión ha suscitado el interés de las psicólogas de salud biológica Alisa Auer y la profesora Petra Wirtz, ambas de la citada universidad, para determinar si los factores psicológicos podrían jugar un papel en la manifestación de la hipertensión esencial, ya que trabajos previos en esta área han dejado muchas preguntas abiertas.
Para ello realizaron un estudio con 145 participantes masculinos durante varios años, en el que participaron otros colegas de la Universidad Constanza y de las universidades de Zúrich y Berna, ambas en Suiza.
A lo largo del desarrollo del estudio, los investigadores presentaron diferentes imágenes de personas que estaban enfadadas. Sin embargo, las imágenes no solo mostraban la ira, sino que combinaban la ira con una de las otras tres emociones: miedo, felicidad y tristeza. Los participantes tenían que indicar qué emoción veían en las imágenes.
Hipertensión y sensibilidad
Los resultados de este trabajo, publicados en Annals of Behavioral Medicine, muestran que los hombres con hipertensión esencial son más sensibles a percibir la ira en otras personas cuando las miran a la cara.
Eso significa, según los autores, que puede haber una relación entre la hipertensión esencial y la gestión de las emociones en las personas aquejadas de esta forma de presión arterial alta.
Lo aseguran porque también han comprobado que esta sensibilidad para detectar la ira en otra persona aumenta la presión arterial esencial, si esa persona tiene una tendencia a experimentar ira.
La ira, el enojo o el enfado es una reacción emocional que se produce cuando una persona considera que existe o se va a producir un resultado negativo para sus intereses.
Rasgo de ira
La ira provoca una activación fisiológica, motora o de tipo cardiovascular, acompañada por sentimientos de enfado y su reacción emocional se mide en el así llamado rasgo de ira (T-Anger), una escala compuesta por 10 ítems que mide diferencias individuales en la disposición para experimentar ira.
Lo que pasó en el experimento fue que los hombres hipertensos reconocieron la ira más a menudo que cualquier otra emoción, al mismo tiempo que sobrevaloraban la ira mostrada en los rostros de las otras personas, en comparación con el grupo de control.
Petra Wirtz explica al respecto que sobrevalorar la ira mostrada por otras personas eleva el rasgo de ira y contribuye asimismo a que la presión arterial aumente con el tiempo.
Por lo tanto, concluye, los factores interpersonales parecen jugar un papel en la hipertensión esencial. La asociación entre la hipertensión y los aspectos sociales parece haber quedado demostrada en esta investigación.
¿Y las mujeres?
No obstante, Auer y Wirtz esperan que sus resultados sean examinados y confirmados por otros investigadores, aunque señalan que se debería ofrecer desde ya un apoyo más específico a las personas con hipertensión esencial, teniendo en cuenta las conclusiones de esta investigación.
Se trataría de abordar, para estos casos, tratamientos terapéuticos que aborden la percepción de los entornos sociales de una persona, para protegerla mejor de la ira de otras personas.
El estudio deja en el aire la cuestión de qué pasa con las mujeres con hipertensión esencial, ya que no han sido objeto de este experimento. Las investigadoras esperan que los estudios futuros incluyan mujeres.
Aclaran que, dado que las mujeres pueden diferir en el reconocimiento de emociones de los hombres y que sufren menos de hipertensión, el estudio realizado se centró inicialmente en los hombres.
Fuente LEVANTE