En la Isla Rey Jorge, el suelo se movió alrededor de 11 centímetros
Un volcán submarino que estuvo inactivo durante mucho tiempo cerca de la Antártida se despertó en 2020 y provocó un enjambre de 85.000 terremotos desde ese momento hasta hoy. Se trata de la actividad sísmica más fuerte jamás registrada en la región: los terremotos probablemente fueron causados por un "dedo" de magma caliente que penetró en la corteza terrestre, según un nuevo estudio.
Investigadores de distintas partes del mundo, liderados por la científica Simone Cesca, del Centro Alemán de Investigación de Geociencias (GFZ) de Potsdam, describen en una investigación recientemente publicada en la revista Communications Earth & Environment cómo un volcán submarino que se reactivó en 2020 provocó la mayor actividad sísmica registrada hasta el momento en la Antártida: se verificaron 85.000 terremotos hasta hoy.
Algo nunca visto
El “enjambre” de terremotos comenzó en agosto de 2020 y empezó a disminuir en noviembre de ese año: en ese corto período, dos terremotos de mayor intensidad destacaron dentro de la gran cantidad de episodios sísmicos. Según explican los investigadores en un artículo publicado en Science Alert, aunque se han registrado series similares en otras partes del planeta, es la primera vez que logra documentarse algo así en la Antártida.
Uno de los dos sismos más fuertes alcanzó una magnitud de 5,9 en la escala de Richter y se desarrolló en octubre de 2020. En tanto, un terremoto de magnitud 6,0 tuvo lugar en noviembre del mismo año, justo antes que la violenta serie de movimientos sísmicos comenzara a decaer. De acuerdo a los registros, los terremotos lograron mover el suelo en la Isla Rey Jorge alrededor de 11 centímetros.
Según detallaron los científicos en el estudio, solo el 4 por ciento de ese desplazamiento podría explicarse directamente por el terremoto: por el contrario, se sospecha que el movimiento del magma hacia la corteza explica de forma más certera el dramático cambio del suelo. Los investigadores creen que el terremoto de magnitud 6 creó algunas fracturas y redujo la presión del dique de magma. Incluso, en ese momento podría haberse registrado una erupción submarina en el volcán, un hecho que todavía no ha podido confirmarse.
Algo intenso sucede bajo la Antártida
La serie de sismos tuvo lugar en las proximidades del monte submarino Orca, un volcán inactivo que se eleva 900 metros desde el lecho marino en el Estrecho de Bransfield. Se trata de un paso angosto entre las Islas Shetland del Sur y el extremo noroeste de la Antártida. Según pudo comprobar un estudio previopublicado en 2018, en esa zona la placa tectónica de Phoenix se sumerge debajo de la placa antártica continental: esto crea una red de zonas de falla, estirando algunas porciones de la corteza y abriendo grietas en otros sitios.
Aunque estas características geológicas planteaban la posibilidad de eventos sísmicos en cualquier momento, los científicos no esperaban que se desarrollaran con tanta intensidad. Además, los expertos destacaron que habitualmente estos procesos ocurren en escalas de tiempo geológico y no en el transcurso de una vida humana: mucho menos aún en un período de menos de dos años.
Quizás lo más alarmante del nuevo estudio es que los científicos comprobaron intrusiones magmáticas episódicas en el Estrecho de Bransfield: esto proporciona información única sobre la ruptura continental activa en esa zona del planeta. En otras palabras, deberán seguir investigando para comprobar si el enjambre sísmico, una denominación que indica un conjunto de terremotos en una misma zona y en un corto período de tiempo, se encuentra relacionado con procesos geológicos aún desconocidos y más intensos.
Un volcán submarino que estuvo inactivo durante mucho tiempo cerca de la Antártida se despertó en 2020 y provocó un enjambre de 85.000 terremotos desde ese momento hasta hoy. Se trata de la actividad sísmica más fuerte jamás registrada en la región: los terremotos probablemente fueron causados por un "dedo" de magma caliente que penetró en la corteza terrestre, según un nuevo estudio.
Investigadores de distintas partes del mundo, liderados por la científica Simone Cesca, del Centro Alemán de Investigación de Geociencias (GFZ) de Potsdam, describen en una investigación recientemente publicada en la revista Communications Earth & Environment cómo un volcán submarino que se reactivó en 2020 provocó la mayor actividad sísmica registrada hasta el momento en la Antártida: se verificaron 85.000 terremotos hasta hoy.
Algo nunca visto
El “enjambre” de terremotos comenzó en agosto de 2020 y empezó a disminuir en noviembre de ese año: en ese corto período, dos terremotos de mayor intensidad destacaron dentro de la gran cantidad de episodios sísmicos. Según explican los investigadores en un artículo publicado en Science Alert, aunque se han registrado series similares en otras partes del planeta, es la primera vez que logra documentarse algo así en la Antártida.
Uno de los dos sismos más fuertes alcanzó una magnitud de 5,9 en la escala de Richter y se desarrolló en octubre de 2020. En tanto, un terremoto de magnitud 6,0 tuvo lugar en noviembre del mismo año, justo antes que la violenta serie de movimientos sísmicos comenzara a decaer. De acuerdo a los registros, los terremotos lograron mover el suelo en la Isla Rey Jorge alrededor de 11 centímetros.
Según detallaron los científicos en el estudio, solo el 4 por ciento de ese desplazamiento podría explicarse directamente por el terremoto: por el contrario, se sospecha que el movimiento del magma hacia la corteza explica de forma más certera el dramático cambio del suelo. Los investigadores creen que el terremoto de magnitud 6 creó algunas fracturas y redujo la presión del dique de magma. Incluso, en ese momento podría haberse registrado una erupción submarina en el volcán, un hecho que todavía no ha podido confirmarse.
Algo intenso sucede bajo la Antártida
La serie de sismos tuvo lugar en las proximidades del monte submarino Orca, un volcán inactivo que se eleva 900 metros desde el lecho marino en el Estrecho de Bransfield. Se trata de un paso angosto entre las Islas Shetland del Sur y el extremo noroeste de la Antártida. Según pudo comprobar un estudio previopublicado en 2018, en esa zona la placa tectónica de Phoenix se sumerge debajo de la placa antártica continental: esto crea una red de zonas de falla, estirando algunas porciones de la corteza y abriendo grietas en otros sitios.
Aunque estas características geológicas planteaban la posibilidad de eventos sísmicos en cualquier momento, los científicos no esperaban que se desarrollaran con tanta intensidad. Además, los expertos destacaron que habitualmente estos procesos ocurren en escalas de tiempo geológico y no en el transcurso de una vida humana: mucho menos aún en un período de menos de dos años.
Quizás lo más alarmante del nuevo estudio es que los científicos comprobaron intrusiones magmáticas episódicas en el Estrecho de Bransfield: esto proporciona información única sobre la ruptura continental activa en esa zona del planeta. En otras palabras, deberán seguir investigando para comprobar si el enjambre sísmico, una denominación que indica un conjunto de terremotos en una misma zona y en un corto período de tiempo, se encuentra relacionado con procesos geológicos aún desconocidos y más intensos.
Fuente LEVANTE