La diversidad de especies de virus de ARN es mayor a la esperada en el Ártico y la Antártida
Miles de virus misteriosos que se descubrieron recientemente, ocultos en los océanos del mundo, pueden ejercer una gran influencia sobre los ecosistemas oceánicos, al "reprogramar" a los organismos que infectan, muchos de los cuales son especialmente importantes en la dinámica de la vida en los océanos.
Una nueva investigación liderada por la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, ha descubierto que los virus de ARN en el océano pueden afectar la forma en que el carbono y la energía fluyen a través de todo el ecosistema oceánico. Al mismo tiempo, ejercerían una gran influencia sobre determinadas especies, que son cruciales para el equilibrio biológico de estos ambientes.
Virus que controlan procesos claves
De acuerdo a una nota de prensa, los hallazgos del nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Science, fueron posibles luego de profundizar en las 5.500 especies de virus de ARN marino que los científicos identificaron en un estudio previo, un número superior al esperado en áreas como el Ártico y la Antártida. Según los científicos, alrededor de 1.200 de estos virus estarían directamente relacionados con el flujo de carbono, colaborando en su transporte y almacenamiento en el fondo de los océanos.
El ARN (ácido ribonucleico) es un “pariente molecular” del ADN (ácido desoxirribonucleico). Los virus de ARN abundan en enfermedades humanas, como por ejemplo los coronavirus o los virus de la influenza. Sin embargo, muchas de las características de los virus de ARN que se descubren en el océano son desconocidas: los especialistas están aprendiendo todavía sobre las variedades existentes y los huéspedes que pueden infectar.
A pesar de esto, se sabe que los virus de ARN influyen en los microbios marinos y en los ciclos biogeoquímicos mediados por microbios. En la nueva investigación, los especialistas descubrieron algunos patrones claves de la comunidad de virus de ARN marino y precisaron su diversidad a nivel de especies, contextualizando sus impactos ecológicos de polo a polo.
Este mapa muestra la distribución de los virus de ARN en los océanos a nivel global. Créditos: Zayed et al., Science.
Una nueva investigación liderada por la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, ha descubierto que los virus de ARN en el océano pueden afectar la forma en que el carbono y la energía fluyen a través de todo el ecosistema oceánico. Al mismo tiempo, ejercerían una gran influencia sobre determinadas especies, que son cruciales para el equilibrio biológico de estos ambientes.
Virus que controlan procesos claves
De acuerdo a una nota de prensa, los hallazgos del nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Science, fueron posibles luego de profundizar en las 5.500 especies de virus de ARN marino que los científicos identificaron en un estudio previo, un número superior al esperado en áreas como el Ártico y la Antártida. Según los científicos, alrededor de 1.200 de estos virus estarían directamente relacionados con el flujo de carbono, colaborando en su transporte y almacenamiento en el fondo de los océanos.
El ARN (ácido ribonucleico) es un “pariente molecular” del ADN (ácido desoxirribonucleico). Los virus de ARN abundan en enfermedades humanas, como por ejemplo los coronavirus o los virus de la influenza. Sin embargo, muchas de las características de los virus de ARN que se descubren en el océano son desconocidas: los especialistas están aprendiendo todavía sobre las variedades existentes y los huéspedes que pueden infectar.
A pesar de esto, se sabe que los virus de ARN influyen en los microbios marinos y en los ciclos biogeoquímicos mediados por microbios. En la nueva investigación, los especialistas descubrieron algunos patrones claves de la comunidad de virus de ARN marino y precisaron su diversidad a nivel de especies, contextualizando sus impactos ecológicos de polo a polo.
Este mapa muestra la distribución de los virus de ARN en los océanos a nivel global. Créditos: Zayed et al., Science.
Negativo y positivo al mismo tiempo
Los resultados muestran interacciones ecológicas polares inesperadamente altas. La influencia de los virus de ARN en los ecosistemas parece ser mucho más importante de lo esperado, ya que los huéspedes afectados son ecológicamente trascendentes: al generar una “reprogramación” en esas especies, los virus de ARN tendrían la capacidad de “moldear” aspectos básicos de los ecosistemas oceánicos en general.
Aunque estas especies virales marinas no representan una amenaza para la salud humana, se comportan como todos los virus: infectan a otro organismo y usan su maquinaria celular para hacer copias de sí mismos. Quizás el resultado es negativo para el huésped, pero al mismo tiempo las actividades de un virus pueden generar beneficios para el ambiente, por ejemplo reduciendo la proliferación de algas nocivas.
Según el líder de la investigación, el científico Matthew Sullivan, algunos de estos virus de ARN podrían diseñarse a gran escala y funcionar como reguladores de la forma en que se almacena el carbono en el océano. El tema no es secundario: a medida que los seres humanos depositamos más carbono en la atmósfera, dependemos de la enorme capacidad de amortiguación del océano para frenar el cambio climático.
Los resultados muestran interacciones ecológicas polares inesperadamente altas. La influencia de los virus de ARN en los ecosistemas parece ser mucho más importante de lo esperado, ya que los huéspedes afectados son ecológicamente trascendentes: al generar una “reprogramación” en esas especies, los virus de ARN tendrían la capacidad de “moldear” aspectos básicos de los ecosistemas oceánicos en general.
Aunque estas especies virales marinas no representan una amenaza para la salud humana, se comportan como todos los virus: infectan a otro organismo y usan su maquinaria celular para hacer copias de sí mismos. Quizás el resultado es negativo para el huésped, pero al mismo tiempo las actividades de un virus pueden generar beneficios para el ambiente, por ejemplo reduciendo la proliferación de algas nocivas.
Según el líder de la investigación, el científico Matthew Sullivan, algunos de estos virus de ARN podrían diseñarse a gran escala y funcionar como reguladores de la forma en que se almacena el carbono en el océano. El tema no es secundario: a medida que los seres humanos depositamos más carbono en la atmósfera, dependemos de la enorme capacidad de amortiguación del océano para frenar el cambio climático.
Fuente LEVANTE