Banco de peces robóticos para buscar vida en mares extraterrestres

Algún día, un banco de robots acuáticos tan pequeños como teléfonos móviles podría surcar el agua bajo la capa de hielo de varios kilómetros de espesor de la luna Europa de Júpiter o de la luna Encélado de Saturno, en busca de señales de vida extraterrestre.

Almacenados dentro de una sonda capaz de atravesar esa capa de hielo abriendo en ella un pozo mediante la fusión de hielo, los diminutos robots serían liberados bajo el agua. Allí, se alejarían de su nave nodriza y se separarían unos de otros, para así poder explorar el océano desde múltiples puntos, una ventaja de ser unas cuantas decenas en vez de uno solo.

Hacia ese objetivo trabaja Ethan Schaler, un robotista del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Estados Unidos, cuyo proyecto de misión, SWIM (Sensing With Independent Micro-swimmers), ha recibido recientemente 600.000 dólares de la NASA en la fase II de financiación del programa NIAC (NASA Innovative Advanced Concepts). La nueva subvención, que sigue a la concesión en 2021 de 125.000 dólares en la fase I del NIAC para estudiar la viabilidad y las opciones de diseño, le permitirá a él y a sus colegas fabricar y probar prototipos impresos en 3D durante los próximos dos años.

Una de las principales innovaciones es que los minisubmarinos robóticos de Schaler serían mucho más pequeños que otros robots acuáticos para explorar mares subterráneos extraterrestres, lo que permitiría cargar muchos de ellos de forma compacta en una sonda de perforación de hielo. Tales robots aumentarían el alcance científico de la misión e incrementarían las probabilidades de detectar indicios de vida.

Esta ilustración muestra cómo se llevaría a cabo la misión PRIME (Probe using Radioisotopes for Icy Moons Exploration). La nave de descenso o lander se posa en la superficie y libera un robot en forma de torpedo que emite calor para derretir el hielo y excavar así un pozo por el que va descendiendo. Finalmente llega al mar subterráneo y allí libera el banco de peces robóticos. Estos, nadando libremente, se esparcen en todas direcciones y de este modo se logra explorar muchas zonas del océano al mismo tiempo, aumentando las probabilidades de hallar vida.

SWIM, que aún no forma parte de ninguna misión de la NASA, consta de robots de unos 12 centímetros de longitud y un volumen de entre 60 y 75 centímetros cúbicos. Unas cuatro docenas de ellos podrían caber en una sección de una sonda perforadora de hielo, ocupando solo un 15% del volumen de la carga científica. Esto dejaría en dicha sonda mucho espacio para instrumentos científicos más potentes pero menos móviles que podrían recolectar datos durante el largo viaje a través del hielo y luego realizar análisis complejos en el océano. (Fuente: NCYT de Amazings)

Fuente NCYT 



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