No se introducirá información previa: el ordenador solo utilizará aquello que «lee» en nuestra mente
Gracias a la Inteligencia Artificial (IA), los ordenadores podrán «sentir» que los usuarios tienen un problema y atender alguna necesidad puntual, simplemente detectando los pensamientos. Solo utilizarán las ondas cerebrales detectadas, sin necesitar datos ingresados previamente.
Una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, y la Universidad de Helsinki, en Finlandia, ha concretado un gran paso en el desarrollo de ordenadores que pueden controlarse completamente a través de señales eléctricas del cerebro: crearon una herramienta que es capaz de lograr que la máquina detecte ondas cerebrales y las trasforme en acciones concretas, sin requerir datos previos que guíen su accionar.
Según una nota de prensa, el sistema permite que un ordenador edite imágenes basadas completamente en pensamientos producidos por seres humanos. El ordenador no tiene ninguna información previa sobre qué funciones se supone que debe editar o cómo hacerlo. De acuerdo al nuevo estudio, publicado recientemente en CVPR 2022 (Computer Vision and Pattern Recognition), la innovación no tiene antecedentes.
El cerebro como fuente de información
Los participantes no realizaron ninguna acción, solo miraron brevemente cada una de las imágenes durante medio segundo. Según su actividad cerebral, el ordenador equipado con el nuevo sistema de Inteligencia Artificial primero identificó las preferencias de cada persona y luego editó las imágenes en consecuencia. De esta forma, si la tarea era buscar personas mayores, por ejemplo, el ordenador modificó los retratos de las personas más jóvenes, haciéndolas parecer de edad más avanzada.
Los científicos remarcaron que la máquina no tenía conocimiento del reconocimiento facial y ningún concepto previo sobre el género de las personas, el color del cabello o cualquier otra característica relevante que existiera en las imágenes. Aún así, solo editó la característica en cuestión que requería cada persona, dejando otras características faciales sin cambios.
Hasta el momento, todo el software existente ha sido previamente entrenadocon entradas etiquetadas. Por lo tanto, si se desea una aplicación que pueda hacer que las personas se vean mayores, la misma debe alimentarse con miles de retratos y decirle al ordenador cuáles son jóvenes y cuáles son mayores. En este caso, la actividad cerebral de los participantes fue la única entrada, marcando un paradigma completamente nuevo en Inteligencia Artificial: usar el cerebro humano directamente como fuente de información.
Según los científicos, las aplicaciones son infinitas y en múltiples campos. Sin embargo, destacaron que se requiere un debate ético y político que permita poner un límite a los intereses privados en torno a esta clase de nuevas tecnologías.
Gracias a la Inteligencia Artificial (IA), los ordenadores podrán «sentir» que los usuarios tienen un problema y atender alguna necesidad puntual, simplemente detectando los pensamientos. Solo utilizarán las ondas cerebrales detectadas, sin necesitar datos ingresados previamente.
Una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, y la Universidad de Helsinki, en Finlandia, ha concretado un gran paso en el desarrollo de ordenadores que pueden controlarse completamente a través de señales eléctricas del cerebro: crearon una herramienta que es capaz de lograr que la máquina detecte ondas cerebrales y las trasforme en acciones concretas, sin requerir datos previos que guíen su accionar.
Según una nota de prensa, el sistema permite que un ordenador edite imágenes basadas completamente en pensamientos producidos por seres humanos. El ordenador no tiene ninguna información previa sobre qué funciones se supone que debe editar o cómo hacerlo. De acuerdo al nuevo estudio, publicado recientemente en CVPR 2022 (Computer Vision and Pattern Recognition), la innovación no tiene antecedentes.
Un enfoque diferente
Los investigadores explicaron que aunque se han desarrollado herramientas que posibilitan el manejo de funciones específicas de un ordenador a través de los pensamientos, estas tecnologías trabajan en base a un gran número de datos ingresados: a partir de esa información y los patrones aportados, los sistemas de Inteligencia Artificial reaccionan ante las ondas cerebrales.
Por el contrario, la nueva aplicación no posee datos previos: únicamente «lee» los pensamientos y sigue las intenciones de la persona que la maneja con su mente. Esto significa que, en un futuro cercano, quizás no sea necesario acudir a la función de «ayuda» de un ordenador, que también trabaja en base a entradas de datos previos. Podremos pedirle a nuestro ordenador aquello que necesitemos solamente a través de nuestros pensamientos.
Para desarrollar el nuevo software, los investigadores trabajaron con 30 voluntarios equipados con capuchas que contenían electrodos, destinadas a mapear las señales eléctricas del cerebro mediante la técnica conocida como electroencefalografía (EEG). Todos los participantes recibieron las mismas imágenes faciales, sobre las cuales debían desarrollar una serie de tareas, como buscar rostros femeninos, personas mayores, personas con cabello rubio y otras opciones.
Los investigadores explicaron que aunque se han desarrollado herramientas que posibilitan el manejo de funciones específicas de un ordenador a través de los pensamientos, estas tecnologías trabajan en base a un gran número de datos ingresados: a partir de esa información y los patrones aportados, los sistemas de Inteligencia Artificial reaccionan ante las ondas cerebrales.
Por el contrario, la nueva aplicación no posee datos previos: únicamente «lee» los pensamientos y sigue las intenciones de la persona que la maneja con su mente. Esto significa que, en un futuro cercano, quizás no sea necesario acudir a la función de «ayuda» de un ordenador, que también trabaja en base a entradas de datos previos. Podremos pedirle a nuestro ordenador aquello que necesitemos solamente a través de nuestros pensamientos.
Para desarrollar el nuevo software, los investigadores trabajaron con 30 voluntarios equipados con capuchas que contenían electrodos, destinadas a mapear las señales eléctricas del cerebro mediante la técnica conocida como electroencefalografía (EEG). Todos los participantes recibieron las mismas imágenes faciales, sobre las cuales debían desarrollar una serie de tareas, como buscar rostros femeninos, personas mayores, personas con cabello rubio y otras opciones.
El cerebro como fuente de información
Los participantes no realizaron ninguna acción, solo miraron brevemente cada una de las imágenes durante medio segundo. Según su actividad cerebral, el ordenador equipado con el nuevo sistema de Inteligencia Artificial primero identificó las preferencias de cada persona y luego editó las imágenes en consecuencia. De esta forma, si la tarea era buscar personas mayores, por ejemplo, el ordenador modificó los retratos de las personas más jóvenes, haciéndolas parecer de edad más avanzada.
Los científicos remarcaron que la máquina no tenía conocimiento del reconocimiento facial y ningún concepto previo sobre el género de las personas, el color del cabello o cualquier otra característica relevante que existiera en las imágenes. Aún así, solo editó la característica en cuestión que requería cada persona, dejando otras características faciales sin cambios.
Hasta el momento, todo el software existente ha sido previamente entrenadocon entradas etiquetadas. Por lo tanto, si se desea una aplicación que pueda hacer que las personas se vean mayores, la misma debe alimentarse con miles de retratos y decirle al ordenador cuáles son jóvenes y cuáles son mayores. En este caso, la actividad cerebral de los participantes fue la única entrada, marcando un paradigma completamente nuevo en Inteligencia Artificial: usar el cerebro humano directamente como fuente de información.
Según los científicos, las aplicaciones son infinitas y en múltiples campos. Sin embargo, destacaron que se requiere un debate ético y político que permita poner un límite a los intereses privados en torno a esta clase de nuevas tecnologías.
Fuente LEVANTE