A lo largo de 2.000 kilómetros, pueden afectar al tráfico aéreo en el sur de Europa
Los restos de un cohete chino, de 30 metros de largo y unas 20 toneladas, caerán este fin de semana sobre la Tierra, provocando una lluvia de 9 toneladas de escombros sobre un área de unos 2.000 km de largo por unos 70 km de ancho, que puede afectar al tráfico aéreo en el sur de Europa.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea EASA ha emitido un comunicado advirtiendo que los restos de un cohete lanzado por China el domingo pasado caerán sin control este fin de semana en algún lugar de la Tierra, sin que se pueda establecer con seguridad todavía dónde se estrellará.
El espacio aéreo de España, así como de Francia, Grecia, Italia, Bulgaria, Malta y Portugal, puede verse afectado entre el 30 y 31 de julio, aunque la trayectoria final solo podrá conocerse horas antes del impacto, añade la EASA.
La última predicción de seguimiento e impacto (TIP), realizada el 27 de julio de 2022, muestra que el reingreso ocurrirá el 30 de julio de 2022 a las 18:39 :00 (UTC) +/- 900 minutos en latitud aproximada 39.1, longitud 148.9, según SpaceTrack.
12 toneladas
El impacto ocurrirá entre el paralelo 41 norte (la latitud de Madrid o Nápoles en Europa) y el paralelo 41 sur, que pasa al sur de África, según Le Monde. Esta vastísima área, que contiene el sur de Europa, una gran parte de América, todo el continente africano, el sur de Asia y casi toda Australia, todavía alberga al 88% de la población mundial, destaca el rotativo francés.
La EASA calcula que la parte del cohete que caerá a la Tierra mide 30 metros y tiene un peso de entre 17 y 22 toneladas, lo que lo convierte en uno de los escombros más grandes que amenazan a nuestro planeta.
No todo el objeto se quemará al atravesar la atmósfera terrestre. Se estima que entre el 20% y el 40% de su masa tocará tierra firme, según Aerospace, lo suficiente para que numerosos fragmentos sobrevivan y lluevan en forma de escombros sobre un área de unos 2.000 km de largo por unos 70 km de ancho, según expertos de Estados Unidos citados por Reuter. Es posible que hasta 9 toneladas de material sobrevivan a la entrada en la atmósfera.
Parte de un gigante
El objeto en cuestión es el propulsor del cohete Long March 5B, que el 24 de julio se lanzó para orbitar el segundo módulo de la estación espacial Tiangong de China, actualmente en construcción.
Las etapas centrales de la mayoría de los cohetes de clase orbital están diseñadas para descender poco después del despegue, dirigidas de manera segura hacia el mar o sobre secciones escasamente pobladas de tierra firme, o para realizar aterrizajes verticales motorizados y permitir su reutilización.
Sin embargo, en el caso del Long March, después de que el cohete gigante llega al espacio, arroja una parte bastante grande de sí mismo: su núcleo de refuerzo. Este propulsor permanece en órbita, rodeando el planeta antes de volver a caer a la Tierra.
Una vez que se pone en órbita, los motores del propulsor del cohete no pueden volver a encenderse y cae sin control alguno sobre la Tierra, confiando en que no cause daño alguno.
¿Área poblada?
Sin embargo, existe la posibilidad de que piezas del cohete caigan sobre un área poblada, como sucedió en mayo de 2020, cuando fragmentos de otro Long March 5B chino aterrizaron en Costa de Marfil, dañando varios edificios en esa nación de África Occidental, aunque sin heridos.
En abril del año pasado, Long March-5B fue lanzado por China con el propósito de colocar en órbita a una primera fase de su estación espacial. Los restos de este cohete ingresaron a la atmósfera finalmente el 9 de mayo sobre el Océano Índico, sin mayores consecuencias.
El riesgo general para las personas y las propiedades en tierra es bastante bajo, dado que el 75% de la superficie de la Tierra en el camino potencial de los escombros es agua, desierto o jungla, dijo el analista aeroespacial Ted Muelhaupt en una rueda de prensa, citado por Reuter.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, dijo que la probabilidad de que los escombros causen daños a la aviación o a las personas y propiedades en tierra es muy baja, ya que la mayoría de los componentes del cohete serían destruidos en el reingreso.
Para cualquier persona, hay seis posibilidades entre 10 billones de que una parte de este cohete lo golpee y cause algún tipo de víctima o lesión, según Aerospace Corporation.
Los restos de un cohete chino, de 30 metros de largo y unas 20 toneladas, caerán este fin de semana sobre la Tierra, provocando una lluvia de 9 toneladas de escombros sobre un área de unos 2.000 km de largo por unos 70 km de ancho, que puede afectar al tráfico aéreo en el sur de Europa.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea EASA ha emitido un comunicado advirtiendo que los restos de un cohete lanzado por China el domingo pasado caerán sin control este fin de semana en algún lugar de la Tierra, sin que se pueda establecer con seguridad todavía dónde se estrellará.
El espacio aéreo de España, así como de Francia, Grecia, Italia, Bulgaria, Malta y Portugal, puede verse afectado entre el 30 y 31 de julio, aunque la trayectoria final solo podrá conocerse horas antes del impacto, añade la EASA.
La última predicción de seguimiento e impacto (TIP), realizada el 27 de julio de 2022, muestra que el reingreso ocurrirá el 30 de julio de 2022 a las 18:39 :00 (UTC) +/- 900 minutos en latitud aproximada 39.1, longitud 148.9, según SpaceTrack.
12 toneladas
El impacto ocurrirá entre el paralelo 41 norte (la latitud de Madrid o Nápoles en Europa) y el paralelo 41 sur, que pasa al sur de África, según Le Monde. Esta vastísima área, que contiene el sur de Europa, una gran parte de América, todo el continente africano, el sur de Asia y casi toda Australia, todavía alberga al 88% de la población mundial, destaca el rotativo francés.
La EASA calcula que la parte del cohete que caerá a la Tierra mide 30 metros y tiene un peso de entre 17 y 22 toneladas, lo que lo convierte en uno de los escombros más grandes que amenazan a nuestro planeta.
No todo el objeto se quemará al atravesar la atmósfera terrestre. Se estima que entre el 20% y el 40% de su masa tocará tierra firme, según Aerospace, lo suficiente para que numerosos fragmentos sobrevivan y lluevan en forma de escombros sobre un área de unos 2.000 km de largo por unos 70 km de ancho, según expertos de Estados Unidos citados por Reuter. Es posible que hasta 9 toneladas de material sobrevivan a la entrada en la atmósfera.
Parte de un gigante
El objeto en cuestión es el propulsor del cohete Long March 5B, que el 24 de julio se lanzó para orbitar el segundo módulo de la estación espacial Tiangong de China, actualmente en construcción.
Las etapas centrales de la mayoría de los cohetes de clase orbital están diseñadas para descender poco después del despegue, dirigidas de manera segura hacia el mar o sobre secciones escasamente pobladas de tierra firme, o para realizar aterrizajes verticales motorizados y permitir su reutilización.
Sin embargo, en el caso del Long March, después de que el cohete gigante llega al espacio, arroja una parte bastante grande de sí mismo: su núcleo de refuerzo. Este propulsor permanece en órbita, rodeando el planeta antes de volver a caer a la Tierra.
Una vez que se pone en órbita, los motores del propulsor del cohete no pueden volver a encenderse y cae sin control alguno sobre la Tierra, confiando en que no cause daño alguno.
¿Área poblada?
Sin embargo, existe la posibilidad de que piezas del cohete caigan sobre un área poblada, como sucedió en mayo de 2020, cuando fragmentos de otro Long March 5B chino aterrizaron en Costa de Marfil, dañando varios edificios en esa nación de África Occidental, aunque sin heridos.
En abril del año pasado, Long March-5B fue lanzado por China con el propósito de colocar en órbita a una primera fase de su estación espacial. Los restos de este cohete ingresaron a la atmósfera finalmente el 9 de mayo sobre el Océano Índico, sin mayores consecuencias.
El riesgo general para las personas y las propiedades en tierra es bastante bajo, dado que el 75% de la superficie de la Tierra en el camino potencial de los escombros es agua, desierto o jungla, dijo el analista aeroespacial Ted Muelhaupt en una rueda de prensa, citado por Reuter.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, dijo que la probabilidad de que los escombros causen daños a la aviación o a las personas y propiedades en tierra es muy baja, ya que la mayoría de los componentes del cohete serían destruidos en el reingreso.
Para cualquier persona, hay seis posibilidades entre 10 billones de que una parte de este cohete lo golpee y cause algún tipo de víctima o lesión, según Aerospace Corporation.
Fuente LEVANTE