Conducen a enormes cuevas que pueden habilitarse como campamentos seguros y térmicamente estables
La Luna tiene espacios subterráneos con temperaturas constantes a 17 grados Celsius que podrían acoger a futuras expediciones humanas durante largos períodos de tiempo, protegidas de las temperaturas extremas del exterior, así como de los rayos cósmicos, la radiación solar y de los micrometeoritos que bombardean la superficie selenita.
La Luna tiene pozos y cuevas donde las temperaturas se mantienen en aproximadamente 17 grados Celsius, lo que hace posible la habitabilidad humana, según una investigación de científicos planetarios de la Universidad de California, Los Ángeles.
Aunque gran parte de la superficie de la luna fluctúa los -184ºC durante la noche y los 214ºC durante el día, excepto en los polos, donde la temperatura es constante e igual a -96ºC, los investigadores señalan que estos puntos estables ahora descubiertos podrían transformar el futuro de la exploración lunar y la habitabilidad a largo plazo de nuestro satélite.
Los pozos, y las cuevas a las que pueden conducir, serían campamentos de base más seguros y térmicamente más estables para la exploración lunar y la habitabilidad a largo plazo que el resto de la superficie de la Luna, según los investigadores.
Los pozos se descubrieron por primera vez en la Luna en 2009 y, desde entonces, los científicos se han preguntado si conducían a cuevas que podrían explorarse o usarse como refugio.
Aproximadamente 16 de los más de 200 pozos son probablemente tubos de lava colapsados, dijo Tyler Horvath, estudiante de doctorado en ciencias planetarias de la UCLA, quien dirigió la nueva investigación, en un comunicado.
Dos de los pozos más prominentes tienen voladizos visibles que conducen claramente a algún tipo de cueva o vacío, y existe una fuerte evidencia de que el saliente de otro también puede conducir a una cueva grande.
Tubos de lava
Los tubos de lava, que también se encuentran en la Tierra, se forman cuando la lava fundida fluye por debajo de un campo de lava enfriada o se forma una costra sobre un río de lava, dejando un largo túnel hueco. Si el techo de un tubo de lava solidificado se derrumba, abre un pozo que puede conducir al resto del tubo con forma de cueva.
Horvath procesó imágenes del experimento del radiómetro lunar Diviner, una cámara térmica y uno de los seis instrumentos del Orbitador de reconocimiento lunar robótico de la NASA, para averiguar si la temperatura dentro de los pozos divergía de la de la superficie.
Centrándose en una depresión aproximadamente cilíndrica de 100 metros de profundidad sobre el largo y el ancho de un campo de fútbol, situada en un área de la luna conocida como Mar de la Tranquilidad, Horvath y sus colegas utilizaron modelos informáticos para analizar las propiedades térmicas de la roca y del polvo lunar y obtener así las temperaturas del pozo durante un período de tiempo.
Los resultados, publicados en la revista Geophysical Research Letters, revelaron que las temperaturas dentro de los tramos permanentemente sombreados del pozo fluctúan solo levemente a lo largo del día lunar, manteniéndose en alrededor de los 17ºC.
El ambiente térmico de este pozo tipo es más hospitalario en comparación con cualquier otro lugar de la Luna. Si una cueva se extiende desde un hoyo como este, también mantendría esta temperatura confortable a lo largo de su longitud, variando menos de 1°C durante un día lunar completo, destacan los investigadores.
Temperatura constante
El equipo de investigación cree que la proyección de sombra es responsable de la temperatura constante, lo que limita el calor durante el día y evita que el calor se irradie hacia el exterior por la noche. Mientras tanto, la parte del suelo del pozo quemada por el sol alcanza temperaturas diurnas cercanas a los 300 grados, unos 40 grados más que la superficie de la luna.
Un día en la Luna dura casi 15 días terrestres, durante los cuales la superficie es constantemente bombardeada por la luz solar y con frecuencia está lo suficientemente caliente como para hervir el agua. Noches inimaginablemente frías también duran unos 15 días terrestres.
Inventar equipos de calefacción y refrigeración que puedan funcionar en estas condiciones y que produzcan suficiente energía para alimentarlos sin parar, podría convertirse en una barrera insuperable para la exploración o la ocupación de la Luna.
Después de todo, la energía solar, la forma más común de generación de energía de la NASA, no funciona de noche.
Construir bases en las partes sombreadas de estos pozos permite a los científicos concentrarse en otros desafíos, como cultivar alimentos, proporcionar oxígeno a los astronautas, reunir recursos para experimentos y expandir la base. Los pozos o cuevas también ofrecerían cierta protección contra los rayos cósmicos, la radiación solar y los micrometeoritos, concluyen los investigadores.
La Luna tiene espacios subterráneos con temperaturas constantes a 17 grados Celsius que podrían acoger a futuras expediciones humanas durante largos períodos de tiempo, protegidas de las temperaturas extremas del exterior, así como de los rayos cósmicos, la radiación solar y de los micrometeoritos que bombardean la superficie selenita.
La Luna tiene pozos y cuevas donde las temperaturas se mantienen en aproximadamente 17 grados Celsius, lo que hace posible la habitabilidad humana, según una investigación de científicos planetarios de la Universidad de California, Los Ángeles.
Aunque gran parte de la superficie de la luna fluctúa los -184ºC durante la noche y los 214ºC durante el día, excepto en los polos, donde la temperatura es constante e igual a -96ºC, los investigadores señalan que estos puntos estables ahora descubiertos podrían transformar el futuro de la exploración lunar y la habitabilidad a largo plazo de nuestro satélite.
Los pozos, y las cuevas a las que pueden conducir, serían campamentos de base más seguros y térmicamente más estables para la exploración lunar y la habitabilidad a largo plazo que el resto de la superficie de la Luna, según los investigadores.
Los pozos se descubrieron por primera vez en la Luna en 2009 y, desde entonces, los científicos se han preguntado si conducían a cuevas que podrían explorarse o usarse como refugio.
Aproximadamente 16 de los más de 200 pozos son probablemente tubos de lava colapsados, dijo Tyler Horvath, estudiante de doctorado en ciencias planetarias de la UCLA, quien dirigió la nueva investigación, en un comunicado.
Dos de los pozos más prominentes tienen voladizos visibles que conducen claramente a algún tipo de cueva o vacío, y existe una fuerte evidencia de que el saliente de otro también puede conducir a una cueva grande.
Tubos de lava
Los tubos de lava, que también se encuentran en la Tierra, se forman cuando la lava fundida fluye por debajo de un campo de lava enfriada o se forma una costra sobre un río de lava, dejando un largo túnel hueco. Si el techo de un tubo de lava solidificado se derrumba, abre un pozo que puede conducir al resto del tubo con forma de cueva.
Horvath procesó imágenes del experimento del radiómetro lunar Diviner, una cámara térmica y uno de los seis instrumentos del Orbitador de reconocimiento lunar robótico de la NASA, para averiguar si la temperatura dentro de los pozos divergía de la de la superficie.
Centrándose en una depresión aproximadamente cilíndrica de 100 metros de profundidad sobre el largo y el ancho de un campo de fútbol, situada en un área de la luna conocida como Mar de la Tranquilidad, Horvath y sus colegas utilizaron modelos informáticos para analizar las propiedades térmicas de la roca y del polvo lunar y obtener así las temperaturas del pozo durante un período de tiempo.
Los resultados, publicados en la revista Geophysical Research Letters, revelaron que las temperaturas dentro de los tramos permanentemente sombreados del pozo fluctúan solo levemente a lo largo del día lunar, manteniéndose en alrededor de los 17ºC.
El ambiente térmico de este pozo tipo es más hospitalario en comparación con cualquier otro lugar de la Luna. Si una cueva se extiende desde un hoyo como este, también mantendría esta temperatura confortable a lo largo de su longitud, variando menos de 1°C durante un día lunar completo, destacan los investigadores.
Temperatura constante
El equipo de investigación cree que la proyección de sombra es responsable de la temperatura constante, lo que limita el calor durante el día y evita que el calor se irradie hacia el exterior por la noche. Mientras tanto, la parte del suelo del pozo quemada por el sol alcanza temperaturas diurnas cercanas a los 300 grados, unos 40 grados más que la superficie de la luna.
Un día en la Luna dura casi 15 días terrestres, durante los cuales la superficie es constantemente bombardeada por la luz solar y con frecuencia está lo suficientemente caliente como para hervir el agua. Noches inimaginablemente frías también duran unos 15 días terrestres.
Inventar equipos de calefacción y refrigeración que puedan funcionar en estas condiciones y que produzcan suficiente energía para alimentarlos sin parar, podría convertirse en una barrera insuperable para la exploración o la ocupación de la Luna.
Después de todo, la energía solar, la forma más común de generación de energía de la NASA, no funciona de noche.
Construir bases en las partes sombreadas de estos pozos permite a los científicos concentrarse en otros desafíos, como cultivar alimentos, proporcionar oxígeno a los astronautas, reunir recursos para experimentos y expandir la base. Los pozos o cuevas también ofrecerían cierta protección contra los rayos cósmicos, la radiación solar y los micrometeoritos, concluyen los investigadores.
Fuente LEVANTE