Para calcular el peso de una nube, se debe conocer primero su densidad, algo que en los cúmulos promedios, según los científicos, es de medio gramo por metro cúbico aproximadamente; porterior a ello, hay que conocer su volumen, lo cuál se logra midiendo la sombra con la ayuda de un odómetro (objeto que permite medir la distancia recorrida por un móvil) justo cuándo el Sol se encuentra sobre la nube. Una vez se tangan esos datos, podemos conocer el peso y la cantidad de agua que albergan.
Efectivamente, al realizar este proceso en nubes negras de tormenta, exceden el millón de toneladas, una verdadera locura, teniendo en cuenta que flotan sobre nuestras cabezas. Y aquí surge la cuestión, ¿entonces por qué no nos aplastan?. Resulta que las nubes logran flotar, gracias a la distribución de ese peso, generado por las diminutas gotas de agua y cristales de hielo, en una superficie lo bastante amplia, que permita una baja densidad.
Fuente NO SOLO SPUTNIK