Una nebulosa gigante, tan grande como nuestra galaxia, estaría desencadenando el proceso de fusión
Origen misterioso
También constatan que, debido a su enorme tamaño, permanece oculta a los pequeños campos de visión que surgen de las largas distancias focales de los grandes telescopios actuales.
La Galaxia de Andrómeda o M31 que acoge a esa nebulosa gigante es el vecino cósmico más cercano de la Vía Láctea: se encuentra a una distancia de unos 2,5 millones de años luz de nuestro barrio cósmico.
La galaxia de Andrómeda está en curso de colisión con nuestra galaxia: ambas se acercan a una velocidad de alrededor de 100 kilómetros por segundo y terminarán colisionando.
Kimeswenger está investigando el origen y la naturaleza de esa nebulosa gigante, en colaboración con colegas de Estados Unidos, y los resultados obtenidos hasta el momento permiten ya unas conclusiones muy sorprendentes.
¿Primer paso?
Aunque se desconoce cómo se ha formado esa nebulosa gigante, la evidencia sugiere varios escenarios probables, aunque los autores de esta investigación han prestado especial atención a uno de ellos.
No descartan que esa nebulosa gigante sea el primer paso de la futura colisión con nuestra galaxia, ya que las galaxias también están rodeadas por una especie de atmósfera, que es extremadamente delgada y se extiende mucho a lo largo del espacio cósmico.
Plantean al respecto que la nebulosa gigante puede originarse por la colisión de las delgadas capas de gas más externas alrededor de Andrómeda, con las fronterizas capas de gas de nuestra Vía Láctea.
Las galaxias tienen capas de gas hechas de un material extremadamente delgado, que sobresalen mucho más allá de la zona visible a la luz de las estrellas.
Nuevos detalles
Como el arco también podría ser detectado por fotógrafos de otros lugares con diferentes equipos técnicos, esto descartó que el fenómeno se deba a un error técnico u óptico. Este es uno de los resultados más destacados de este estudio.
Destacan asimismo que el uso de sensores digitales modernos ha permitido mejorar la calidad de la astrofotografía a una velocidad vertiginosa, por lo que, cuando se combinan las longitudes de onda del hidrógeno y el oxígeno, Andrómeda muestra un impresionante mosaico de colores que revela detalles hasta ahora imperceptibles.
Estos nuevos detalles son los que han permitido a este grupo de investigadores formular la hipótesis de la incipiente colisión entre galaxias: convertirá a Andrómeda y la Vía Láctea en una galaxia mucho más grande que también sería espiral. Cuando eso ocurra, seguramente ni la Tierra ni los humanos estaremos por aquí para ver el espectáculo.
La inevitable colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda, que se consumará dentro de miles de millones de años, podría haber comenzado ya: una nebulosa gigante ahora descubierta indica que la zona de colisión estaría a mitad de camino entre ambas galaxias.
Aunque todavía faltan varios miles de millones de años para que la galaxia de Andrómeda colisione con nuestra Vía Láctea, los astrónomos especulan con que este gran evento cósmico ya podría haber comenzado.
Científicos del Instituto de Astrofísica y Física de Partículas de la Universidad de Innsbruck, liderados por Stefan Kimeswenger, han llegado a esta conclusión analizando una nebulosa gigante recién descubierta en una región de la galaxia de Andrómeda.
Esa nebulosa gigante fue descubierta en agosto del año pasado por un equipo de investigadores: observaron una estructura arqueada prominente en una imagen tomada por el astrofotógrafo francés Yann Sainty de la galaxia de Andrómeda.
Kimeswenger y su equipo consideran que esa nebulosa gigante podría ser la estructura de este tipo más grande en la vecindad del universo: hecha de plasma, con una temperatura de más de 60.000 grados, es casi tan grande como toda nuestra Vía Láctea.
Aunque todavía faltan varios miles de millones de años para que la galaxia de Andrómeda colisione con nuestra Vía Láctea, los astrónomos especulan con que este gran evento cósmico ya podría haber comenzado.
Científicos del Instituto de Astrofísica y Física de Partículas de la Universidad de Innsbruck, liderados por Stefan Kimeswenger, han llegado a esta conclusión analizando una nebulosa gigante recién descubierta en una región de la galaxia de Andrómeda.
Esa nebulosa gigante fue descubierta en agosto del año pasado por un equipo de investigadores: observaron una estructura arqueada prominente en una imagen tomada por el astrofotógrafo francés Yann Sainty de la galaxia de Andrómeda.
Kimeswenger y su equipo consideran que esa nebulosa gigante podría ser la estructura de este tipo más grande en la vecindad del universo: hecha de plasma, con una temperatura de más de 60.000 grados, es casi tan grande como toda nuestra Vía Láctea.
Origen misterioso
También constatan que, debido a su enorme tamaño, permanece oculta a los pequeños campos de visión que surgen de las largas distancias focales de los grandes telescopios actuales.
La Galaxia de Andrómeda o M31 que acoge a esa nebulosa gigante es el vecino cósmico más cercano de la Vía Láctea: se encuentra a una distancia de unos 2,5 millones de años luz de nuestro barrio cósmico.
La galaxia de Andrómeda está en curso de colisión con nuestra galaxia: ambas se acercan a una velocidad de alrededor de 100 kilómetros por segundo y terminarán colisionando.
Kimeswenger está investigando el origen y la naturaleza de esa nebulosa gigante, en colaboración con colegas de Estados Unidos, y los resultados obtenidos hasta el momento permiten ya unas conclusiones muy sorprendentes.
¿Primer paso?
Aunque se desconoce cómo se ha formado esa nebulosa gigante, la evidencia sugiere varios escenarios probables, aunque los autores de esta investigación han prestado especial atención a uno de ellos.
No descartan que esa nebulosa gigante sea el primer paso de la futura colisión con nuestra galaxia, ya que las galaxias también están rodeadas por una especie de atmósfera, que es extremadamente delgada y se extiende mucho a lo largo del espacio cósmico.
Plantean al respecto que la nebulosa gigante puede originarse por la colisión de las delgadas capas de gas más externas alrededor de Andrómeda, con las fronterizas capas de gas de nuestra Vía Láctea.
Las galaxias tienen capas de gas hechas de un material extremadamente delgado, que sobresalen mucho más allá de la zona visible a la luz de las estrellas.
A mitad de camino
Los autores de este estudio consideran que la zona de colisión estaría a mitad de camino entre las dos galaxias, por lo que se plantean que podríamos estar presenciando la interacción del gas del halo más externo de M31 con el de la Vía Láctea, que marcaría el inicio de la futura colisión.
Sin embargo, esto es sólo una idea especulativa, reconocen en un artículo que publican en la revista Research Notes of the AAS.
Explican en su artículo que el arco de niebla extremadamente débil que forma la nebulosa gigante solo se descubrió cuando se combinaron exposiciones de un total de 111 horas en la computadora y se concentraron en espectros de luz muy estrechos.
Los autores de este estudio consideran que la zona de colisión estaría a mitad de camino entre las dos galaxias, por lo que se plantean que podríamos estar presenciando la interacción del gas del halo más externo de M31 con el de la Vía Láctea, que marcaría el inicio de la futura colisión.
Sin embargo, esto es sólo una idea especulativa, reconocen en un artículo que publican en la revista Research Notes of the AAS.
Explican en su artículo que el arco de niebla extremadamente débil que forma la nebulosa gigante solo se descubrió cuando se combinaron exposiciones de un total de 111 horas en la computadora y se concentraron en espectros de luz muy estrechos.
Nuevos detalles
Como el arco también podría ser detectado por fotógrafos de otros lugares con diferentes equipos técnicos, esto descartó que el fenómeno se deba a un error técnico u óptico. Este es uno de los resultados más destacados de este estudio.
Destacan asimismo que el uso de sensores digitales modernos ha permitido mejorar la calidad de la astrofotografía a una velocidad vertiginosa, por lo que, cuando se combinan las longitudes de onda del hidrógeno y el oxígeno, Andrómeda muestra un impresionante mosaico de colores que revela detalles hasta ahora imperceptibles.
Estos nuevos detalles son los que han permitido a este grupo de investigadores formular la hipótesis de la incipiente colisión entre galaxias: convertirá a Andrómeda y la Vía Láctea en una galaxia mucho más grande que también sería espiral. Cuando eso ocurra, seguramente ni la Tierra ni los humanos estaremos por aquí para ver el espectáculo.
Fuente LEVANTE