Todo está conectado y el universo es visible en cualquier cosa. Hasta una copa de vino evidencia nuestro origen cósmico.
Grandes intelectuales del siglo XX comunicaron la idea de que todo está conectado, desde la galaxia más lejana hasta el punto más profundo de la Tierra, pasando por los seres humanos. Toda la información sobre un hombre se puede encontrar en una sola gota de su sangre, y dentro de cada hombre está representada la totalidad del universo.
Gracias a su pensamiento abierto y descubrimientos en la ciencia, por ejemplo, Buckminster Fuller optó por ver lo mejor de la humanidad y su visión de las cosas estaba dirigida a construir un mundo globalizado, pero con intenciones (no específicamente económicas) de bienestar e igualdad social para todos y cada uno de los seres humanos.
Fuller concebía el mundo como un sistema en su totalidad y adoptó el concepto de Spaceship Earth (nave espacial Tierra) para indicar lo que según él somos y dónde estamos: “el hecho más importante de la nave espacial Tierra es que su guía de uso no viene incluida”. Además de inventar su propia geometría (madre del domo geodésico) Fuller estableció conceptos, como el de sinergia, que aún son usados con frecuencia.
El universo entero está en una copa de vino: Richard Feynman y el universo en fermentación
En sintonía con Fuller, está el científico Richard Feynman. Feynman se ganó el apodo de “el gran divulgador” y sus conferencias se convirtieron en un clásico cultural, pues mezclaba explicaciones de la ciencia, brillantes pero accesibles, con meditaciones conmovedoras sobre las cuestiones más profundas de la vida. En 1981, en una entrevista grabada para la BBC, Feynman, uno de los físicos más importantes y populares del siglo XX junto con Albert Einstein, explicó:
Hay belleza no sólo en la apariencia de la flor, sino también en poder apreciar su funcionamiento interno y en cómo ha evolucionado para tener los colores adecuados que atraen a los insectos para que la polinicen. La ciencia no hace más que enriquecer el entusiasmo y el asombro que provoca la flor.
Siguiendo su visión profunda, Feynman le escribió una carta al vino en “La relación de la física con otras ciencias” (The Relation of Physics to Other Sciences), una de las múltiples conferencias que dio en universidades. En una porción de vino, Feynman veía un microcosmos de la vida y el universo en fermentación embotellada.
La base para la filosofía de Feynman era que las divisiones de la vida son artificiales y arbitrarias. El contemporáneo Joe Hanson, biólogo y escritor, cita y recrea esa idea en este cortometraje.
Grandes intelectuales del siglo XX comunicaron la idea de que todo está conectado, desde la galaxia más lejana hasta el punto más profundo de la Tierra, pasando por los seres humanos. Toda la información sobre un hombre se puede encontrar en una sola gota de su sangre, y dentro de cada hombre está representada la totalidad del universo.
Gracias a su pensamiento abierto y descubrimientos en la ciencia, por ejemplo, Buckminster Fuller optó por ver lo mejor de la humanidad y su visión de las cosas estaba dirigida a construir un mundo globalizado, pero con intenciones (no específicamente económicas) de bienestar e igualdad social para todos y cada uno de los seres humanos.
Fuller concebía el mundo como un sistema en su totalidad y adoptó el concepto de Spaceship Earth (nave espacial Tierra) para indicar lo que según él somos y dónde estamos: “el hecho más importante de la nave espacial Tierra es que su guía de uso no viene incluida”. Además de inventar su propia geometría (madre del domo geodésico) Fuller estableció conceptos, como el de sinergia, que aún son usados con frecuencia.
El universo entero está en una copa de vino: Richard Feynman y el universo en fermentación
En sintonía con Fuller, está el científico Richard Feynman. Feynman se ganó el apodo de “el gran divulgador” y sus conferencias se convirtieron en un clásico cultural, pues mezclaba explicaciones de la ciencia, brillantes pero accesibles, con meditaciones conmovedoras sobre las cuestiones más profundas de la vida. En 1981, en una entrevista grabada para la BBC, Feynman, uno de los físicos más importantes y populares del siglo XX junto con Albert Einstein, explicó:
Hay belleza no sólo en la apariencia de la flor, sino también en poder apreciar su funcionamiento interno y en cómo ha evolucionado para tener los colores adecuados que atraen a los insectos para que la polinicen. La ciencia no hace más que enriquecer el entusiasmo y el asombro que provoca la flor.
Siguiendo su visión profunda, Feynman le escribió una carta al vino en “La relación de la física con otras ciencias” (The Relation of Physics to Other Sciences), una de las múltiples conferencias que dio en universidades. En una porción de vino, Feynman veía un microcosmos de la vida y el universo en fermentación embotellada.
La base para la filosofía de Feynman era que las divisiones de la vida son artificiales y arbitrarias. El contemporáneo Joe Hanson, biólogo y escritor, cita y recrea esa idea en este cortometraje.
Fuente ECOOSFERA