Una investigación reciente sobre cómo reacciona el cerebro humano ante recompensas obtiene resultados que parecen desafiar la lógica común.
El estudio es obra de un equipo encabezado por Alexandra L. Decker, del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro, dependiente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos.
Los sujetos de estudio fueron niños y niñas de entre 12 y 14 años de edad. Sus respectivas situaciones socioeconómicas eran muy diversas.
Usando captación de imágenes mediante resonancia magnética funcional (fMRI), el equipo de investigación midió la actividad cerebral mientras los niños jugaban en un juego de adivinar en el que ganaban dinero por cada acierto. Cuando los participantes con una situación socioeconómica alta adivinaban correctamente, una parte del cerebro llamada estriado, vinculada a la recompensa, se iluminaba mucho más que en los niños con una situación socioeconómica baja.
Los resultados de las imágenes cerebrales también coincidieron con las diferencias conductuales en la forma en que los participantes con una situación socioeconómica alta y los participantes con una situación socioeconómica baja reaccionaron a los aciertos. Los resultados sugieren que el estilo de vida que afrontan quienes tienen una situación socioeconómica baja puede incitar al cerebro a adaptarse al entorno amortiguando su respuesta a las recompensas, que suelen ser más escasas en el ambiente en el que viven.
"Si estás en un entorno con muchos recursos, con muchas recompensas disponibles, tu cerebro se sintoniza de una determinada manera. Si estás en un entorno en el que las recompensas son más escasas, entonces tu cerebro se acomoda al entorno en el que vives. En lugar de reaccionar con fuerza a las recompensas, parece que estos cerebros, por término medio, reaccionan más apáticamente, porque probablemente su entorno ha sido menos pródigo en recompensas", reflexiona John Gabrieli, del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro y coautor del estudio.
Haberse criado en una situación socioeconómica baja parece hacer a la persona menos entusiasta ante las recompensas, en el sentido de que su estilo de vida, con pocas recompensas o ninguna, le ha vuelto escéptico sobre la posibilidad de recibir alguna.
El estudio se titula “Striatal and Behavioral Responses to Reward Vary by Socioeconomic Status in Adolescents”. Y se ha publicado en la revista académica Journal of Neuroscience. (Fuente: NCYT de Amazings)
El estudio es obra de un equipo encabezado por Alexandra L. Decker, del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro, dependiente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos.
Los sujetos de estudio fueron niños y niñas de entre 12 y 14 años de edad. Sus respectivas situaciones socioeconómicas eran muy diversas.
Usando captación de imágenes mediante resonancia magnética funcional (fMRI), el equipo de investigación midió la actividad cerebral mientras los niños jugaban en un juego de adivinar en el que ganaban dinero por cada acierto. Cuando los participantes con una situación socioeconómica alta adivinaban correctamente, una parte del cerebro llamada estriado, vinculada a la recompensa, se iluminaba mucho más que en los niños con una situación socioeconómica baja.
Los resultados de las imágenes cerebrales también coincidieron con las diferencias conductuales en la forma en que los participantes con una situación socioeconómica alta y los participantes con una situación socioeconómica baja reaccionaron a los aciertos. Los resultados sugieren que el estilo de vida que afrontan quienes tienen una situación socioeconómica baja puede incitar al cerebro a adaptarse al entorno amortiguando su respuesta a las recompensas, que suelen ser más escasas en el ambiente en el que viven.
"Si estás en un entorno con muchos recursos, con muchas recompensas disponibles, tu cerebro se sintoniza de una determinada manera. Si estás en un entorno en el que las recompensas son más escasas, entonces tu cerebro se acomoda al entorno en el que vives. En lugar de reaccionar con fuerza a las recompensas, parece que estos cerebros, por término medio, reaccionan más apáticamente, porque probablemente su entorno ha sido menos pródigo en recompensas", reflexiona John Gabrieli, del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro y coautor del estudio.
Haberse criado en una situación socioeconómica baja parece hacer a la persona menos entusiasta ante las recompensas, en el sentido de que su estilo de vida, con pocas recompensas o ninguna, le ha vuelto escéptico sobre la posibilidad de recibir alguna.
El estudio se titula “Striatal and Behavioral Responses to Reward Vary by Socioeconomic Status in Adolescents”. Y se ha publicado en la revista académica Journal of Neuroscience. (Fuente: NCYT de Amazings)
Fuente NCYT