Daniel Kahneman desarrolló la teoría de la perspectiva, un modelo puramente descriptivo de la toma de decisiones bajo incertidumbre: caracteriza cómo adopta decisiones el ser humano, no cómo debería adoptarlas
Amos Tversky falleció en 1996. Si hubiera vivido seis años más hubiera compartido el premio Nobel en Economía con Daniel Kahneman por la “teoría de la perspectiva” (prospect theory), que ambos dieron a conocer en 1979, en una monografía publicada en Econometrica. Kahneman, nacido en 1934, acaba de fallecer.
La teoría de la perspectiva es un modelo puramente descriptivo de la toma de decisiones bajo incertidumbre: caracteriza cómo adopta decisiones el ser humano, no cómo debería adoptarlas.
Kahneman no estudió economía, sino psicología. Su aterrizaje en aquella no pudo ser más contundente. En sus palabras, “cuando a comienzos de la década de 1970 me familiaricé con los supuestos psicológicos utilizados en el análisis económico, me encontré con que el ser humano implícito en dicho análisis es uno racional y autocentrado, y que sus preferencias no cambian. Me sorprendió mucho porque, como psicólogo profesional, fui entrenado para no creer una palabra de todo esto”.
La cuestión central de la teoría de la perspectiva es que analiza el valor que los bienes tienen para los seres humanos, en términos de los cambios en la riqueza o el bienestar, más que en sus niveles absolutos. El enfoque destaca la aversión a las pérdidas. Ejemplo: a la inmensa mayoría de los seres humanos no les da lo mismo ganar $100, con probabilidad ½, o perder $100 con probabilidad ½, caso en el cual la ganancia esperada es cero.
En su conferencia Nobel, Kahneman sintetizó así sus hallazgos: la mayoría de las apreciaciones y las decisiones se realizan de manera intuitiva y las reglas que las gobiernan se basan principalmente en analogías visuales. El razonamiento se realiza de manera deliberada y con esfuerzo, mientras que los pensamientos intuitivos parecen aflorar en la mente de manera espontánea, sin búsqueda o cálculo consciente, y sin esfuerzo. La gente no está acostumbrada a pensar de manera rigurosa y con frecuencia se contenta con un juicio plausible que rápidamente aparece en su mente.
Economía del comportamiento
La característica más importante del ser humano no es que razona pobremente, sino que con frecuencia actúa de manera instintiva; y el comportamiento no está guiado por los cálculos que se pueden realizar, sino por lo que se ve en el momento en que se tiene que tomar la decisión.
Su obra forma parte importante de la denominada economía del comportamiento, iniciada por Maurice Allais, continuada por Herbert Simon, y luego de Kahneman y Tversky, por Richard Thaler. Todos ellos obtuvieron un Nobel en economía (con Kahneman fallecieron 43 de los 93 galardonados con el Nobel). Martín Tetaz es un experto en esta materia.
Amos Tversky falleció en 1996. Si hubiera vivido seis años más hubiera compartido el premio Nobel en Economía con Daniel Kahneman por la “teoría de la perspectiva” (prospect theory), que ambos dieron a conocer en 1979, en una monografía publicada en Econometrica. Kahneman, nacido en 1934, acaba de fallecer.
La teoría de la perspectiva es un modelo puramente descriptivo de la toma de decisiones bajo incertidumbre: caracteriza cómo adopta decisiones el ser humano, no cómo debería adoptarlas.
Kahneman no estudió economía, sino psicología. Su aterrizaje en aquella no pudo ser más contundente. En sus palabras, “cuando a comienzos de la década de 1970 me familiaricé con los supuestos psicológicos utilizados en el análisis económico, me encontré con que el ser humano implícito en dicho análisis es uno racional y autocentrado, y que sus preferencias no cambian. Me sorprendió mucho porque, como psicólogo profesional, fui entrenado para no creer una palabra de todo esto”.
La cuestión central de la teoría de la perspectiva es que analiza el valor que los bienes tienen para los seres humanos, en términos de los cambios en la riqueza o el bienestar, más que en sus niveles absolutos. El enfoque destaca la aversión a las pérdidas. Ejemplo: a la inmensa mayoría de los seres humanos no les da lo mismo ganar $100, con probabilidad ½, o perder $100 con probabilidad ½, caso en el cual la ganancia esperada es cero.
En su conferencia Nobel, Kahneman sintetizó así sus hallazgos: la mayoría de las apreciaciones y las decisiones se realizan de manera intuitiva y las reglas que las gobiernan se basan principalmente en analogías visuales. El razonamiento se realiza de manera deliberada y con esfuerzo, mientras que los pensamientos intuitivos parecen aflorar en la mente de manera espontánea, sin búsqueda o cálculo consciente, y sin esfuerzo. La gente no está acostumbrada a pensar de manera rigurosa y con frecuencia se contenta con un juicio plausible que rápidamente aparece en su mente.
Economía del comportamiento
La característica más importante del ser humano no es que razona pobremente, sino que con frecuencia actúa de manera instintiva; y el comportamiento no está guiado por los cálculos que se pueden realizar, sino por lo que se ve en el momento en que se tiene que tomar la decisión.
Su obra forma parte importante de la denominada economía del comportamiento, iniciada por Maurice Allais, continuada por Herbert Simon, y luego de Kahneman y Tversky, por Richard Thaler. Todos ellos obtuvieron un Nobel en economía (con Kahneman fallecieron 43 de los 93 galardonados con el Nobel). Martín Tetaz es un experto en esta materia.
Fuente LA NACION