Las dendritas, ­antenas neuronales

Para recibir señales y poderlas procesar, cada neurona dispone de ramificaciones dendríticas. Su estructura constituye una auténtica filigrana y sus funciones son muy variadas.
                 
Este dibujo de 1904 realizado por Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) muestra las neuronas de la corteza cerebral. Se reconocen las múltiples ramificaciones de las dendritas, los gruesos somas celulares y los largos axones neuronales. [SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL; CORTESÍA DEL INSTITUTO CAJAL, CSIC]

En síntesis

Las dendritas son apéndices celulares de las neuronas. Actúan de forma semejante a las antenas: por ellas circulan las señales de las neuronas vecinas a través de las sinapsis.

Sin embargo, por regla general, las dendritas procesan las informaciones de forma activa. Filtran y modifican las señales que les llegan.

Dependiendo de las señales recibidas, los canales iónicos permiten de forma selectiva el paso de partículas con carga positiva o negativa.

Antenas parabólicas, antenas de radio en los coches, antenas en los ordenadores portátiles, antenas en los teléfonos móviles... En nuestro día a día nos encontramos rodeados de innumerables antenas. Los ingenieros han encontrado un número sorprendente de procedimientos para captar señales electromagnéticas.

De forma semejante a los teléfonos móviles, a los automóviles o a los rascacielos, las neuronas de nuestro cerebro disponen de unas estructuras para recibir señales: las dendritas. También estos dispositivos receptores se presentan en una impresionante variedad de tamaños y formas. Sin embargo, y aquí termina la analogía, las dendritas no captan ondas electromagnéticas, sino señales químicas que les envían otras neuronas a través de unas conexiones llamadas sinapsis. Pero después de centenares de millones de años de evolución, estas estructuras llevan a cabo operaciones que van más allá de recibir señales sinápticas: actúan como sistemas autónomos de procesamiento informativo.

La belleza de las dendritas ya impresionó a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) a finales del siglo XIX. Tiñó neuronas individuales y las observó bajo el microscopio. Los dibujos del premio nóbel de medicina pusieron y ponen aún hoy de manifiesto la compleja red de las ramificaciones dendríticas.

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