Los mohos no sólo aprenden, sino que transmiten información

Pueden compartir conocimientos fusionándose con otros mohos

Investigadores franceses han descubierto que un moho unicelular que carece de cerebro no sólo es capaz de aprender, sino también de transmitir su aprendizaje a un congénere fusionándose con él. También han descubierto que la fusión entre mohos debe durar al menos tres horas, tiempo necesario para que se genere una vena entre ambos que se supone es el canal por el que circula la información.

Ni animal, ni planta, ni champiñón, el moho “Physarum polycephalum” es un curioso ser compuesto de una única célula gigante. Es un moho mucilaginoso denominado también moho de muchas cabezas. Se encuentra en zonas de sombra, frescas y húmedas, como la hojarasca y en troncos en descomposición. Se alimenta de esporas de hongos, bacterias y otros microbios.

Carente de cerebro, “Physarum polycephalum” es capaz de aprender de sus experiencias, como ya habían demostrado biólogos del centro de investigaciones sobre el conocimiento animal (CNRS/Université Toulouse III – Paul Sabatier). 

Los mismos investigadores han avanzado un paso más en su investigación y han demostrado que este moho puede transmitir sus aprendizajes a un congénere, fusionándose con él. Estos nuevos resultados se publican en la revista Proceedings of the Royal Society B, informa el CNRS en un comunicado.

Imaginemos que tenemos la capacidad de fusionarnos temporalmente con otro individuo y que como consecuencia de esta experiencia, hemos adquirido todos sus conocimientos.

En el mundo de los mohos, es posible. Audrey Dussutour y David Vogel ya habían enseñado a los mohos a hacer caso omiso de sustancias repulsivas pero inofensivas como el café, la quinina o la sal, para conseguir su alimento. Lo que han comprobado ahora es que un moho que haya aprendido a ignorar la sal puede transmitir su aprendizaje a otro moho, simplemente fusionándose con él.

Para descubrirlo, los investigadores enseñaron a más de 2.000 mohos que la sal era inofensiva y consiguieron que estos mohos atravesaran un puente cubierto de sal para conseguir su alimento. A estos mohos los llamaron “experimentados”. Al mismo tiempo, otros 2.000 mohos recorrían un puente limpio de toda sustancia para conseguir su alimento. Y a estos los llamaron “ingenuos”.

Aprendizaje compartido

Luego, los investigadores formaron parejas de mohos, uniendo entre sí por un lado a los que habían aprendido que la sal era inofensiva (parejas de experimentados), por otro lado a los que no tenían conocimiento de la sal (parejas de ingenuos), y por otro lado parejas mixtas, que incluían los que habían aprendido que la sal era inofensiva con los que no conocían la sal: parejas de experimentados con ingenuos.

A continuación, todos los mohos tenían que atravesar un puente cubierto de sal para conseguir su alimento. Y para sorpresa de los investigadores, los mohos mixtos eran tan rápidos como los mohos experimentados y sobre todo mucho más rápidos en cruzar el puente que los mohos ingenuos.

Era como si el aprendizaje de que la sal era inofensiva hubiera sido compartido. El resultado se repitió con grupos de tres y de cuatro mohos, variando el número de mohos ingenuos en el grupo, constatándose que bastaba un moho experimentado para que la información circulara en el grupo.

Para confirmar que existía realmente transferencia de información, la experiencia se repitió separando los mohos una o tres horas después de la fusión. Únicamente los mohos ingenuos que habían permanecido en contacto tres horas con un moho experimentado ignoraban la sal, mientras los demás mostraban un gran rechazo. El moho ingenuo había recibido bien la información.

En el microscopio, los investigadores han notado que una vena se formaba entre los mohos en el mismo lugar en el que fusionaban, y que esta vena necesitaba tres horas para formarse completamente. Sin duda, es por ese puente que circula la información.

Las próximas etapas de la investigación consistirán en encontrar de qué manera se transmite la información, e intentar realizar aprendizajes cruzados entre los mohos. Enseñando a un moho A a ignorar la quinina y a un moho B a ignorar la sal, los biólogos se preguntan si podrán intercambiar y conservar ambas informaciones.

Fuente TENDENCIAS 21



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